jueves, 15 de enero de 2009

¡MI PAPA!


Cuando mi mundo era

el vientre de mamá,

aunque yo no viera

tú mirabas desde allá.


Ponías tu mano

para descansar,

y arrullabas mi sueño

para no llorar.


En tu almohada dormía

cubierta de paz

y siempre despierto

te encontrabas papá.


Desde la infancia

me empezó a consolar

tu tierna mirada

y tu forma de amar

que acariciaba mi alma

cuando solía llorar.


Cuando hambre tenía

no supiste negar

tu amor ni comida,

Oh! Mi tierno papá.


Me llevabas en brazos

y aprendí a caminar,

con amor de tu mano

sostenías mi andar.


Sobre tus rodillas

me sentaba a escuchar

los consejos que un día

yo tuviera que usar.


Corregías mis pasos

aunque dolían, ¡Papá!


Sabía que era

por el buen bienestar

de esta carrera

que lograré terminar.


Hoy te agradezco

mi dulce papá

por tu amor y cuidados

que derramaste al dar

lo que nadie me ha dado

¡Mi Señor celestial!

Patricia J. Olivera Costilla

No hay comentarios: