sábado, 3 de enero de 2009

IMPULSADO POR LA GRATITUD

Lectura: Hechos 20:22-24
Estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano. -1 Corintios 15:58
¿Cuál fue la novela más grande jamás escrita? Muchos lectores votarían por la obra de León Tolstoi, Guerra y Paz, la cual, dependiendo de la edición, bien puede tener más de mil páginas. Aun después de haber terminado su novela, Tolstoi siguió escribiendo -a menudo hasta el límite del agotamiento, incapaz de dormir, y al borde de un colapso.
Un día, un amigo le preguntó por qué seguía escribiendo y empujándose hasta el borde del agotamiento. le recordó a Tolstoi que era un rico conde ruso con siervos que siempre estaban a su ente-ra disposición, y que tenía un futuro asegurado.
Tolstoi le explicó que seguía escribiendo porque era el esclavo de una obsesión interna y un deseo que le consumía hasta lo más profundo de sus huesos. Sentía que tenía que seguir escribiendo o de lo contrario enloquecería.
El apóstol Pablo experimentó una obsesión similar, excepto que su impulso era motivado por Dios. Tal y como se lo explicó a sus amigos en Corinto, «el amor de Cristo nos constriñe» (2 Corintios 5:14). Esta era su pasión ardiente, un fuego emocional, una fuerza espiritual que le hacía compartir las buenas nuevas de Jesús y Su muerte y resurrección.
A lo largo de los años, ese celo dedicado ha caracterizado a muchos de los seguidores de nuestro Señor. Ojalá que una chispa de ese fuego arda en nuestros propios corazones.

La buena noticia es demasiado buena para que te la guardes.

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