Lectura: Jeremías 32:16-25
. . . [Eres] poderoso en obras, cuyos ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres. . . . --Jeremías 32:19.
Cuando algo grande sucede --ya sea una bendición o una tragedia-- la reconocemos inmediatamente y respondemos con alabanza o súplicas a Dios. Cuando encontramos un empleo que hemos buscado durante mucho tiempo, o cuando escuchamos que un ser querido ha aceptado a Cristo, o cuando recibimos malas noticias del médico, pensamos en Dios y acudimos a Él. Pero en las cosas pequeñas --lo rutinario, lo terrenal, los detalles-- es fácil pasar por alto que Él está obrando (Jeremías 32:19).
Dios obra en las cosas grandes y pequeñas del bosque también. Las cosas grandes, lo que es visible y colorido, se llama mantillo, la materia orgánica de hojas y palos parcialmente descompuesta que cubre el suelo del bosque. Pero si uno rastrilla el mantillo encuentra toda clase de cosas pequeñas importantes. El suelo es rico y oscuro y huele a vida. Está lleno de plantas diminutas, insectos y una variedad de hongos. Allí, debajo del mantillo, están realizando un función importante, pues con ellos Dios está construyendo el bosque futuro.
El Señor obra de la misma forma con su pueblo. Claro que sus ojos están en los asuntos grandes de la vida. Pero Dios también obra "debajo del mantillo" por medio de nuestras actividades diarias, preparándonos para las tareas significativas que Él ha planeado para nosotros.
Así que cuando las cosas terrenales te desanimen, da gracias a Dios por lo que hay debajo del mantillo.
LOS OJOS DE LA FE VEN A DIOS OBRAR EN TODO.
. . . [Eres] poderoso en obras, cuyos ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres. . . . --Jeremías 32:19.
Cuando algo grande sucede --ya sea una bendición o una tragedia-- la reconocemos inmediatamente y respondemos con alabanza o súplicas a Dios. Cuando encontramos un empleo que hemos buscado durante mucho tiempo, o cuando escuchamos que un ser querido ha aceptado a Cristo, o cuando recibimos malas noticias del médico, pensamos en Dios y acudimos a Él. Pero en las cosas pequeñas --lo rutinario, lo terrenal, los detalles-- es fácil pasar por alto que Él está obrando (Jeremías 32:19).
Dios obra en las cosas grandes y pequeñas del bosque también. Las cosas grandes, lo que es visible y colorido, se llama mantillo, la materia orgánica de hojas y palos parcialmente descompuesta que cubre el suelo del bosque. Pero si uno rastrilla el mantillo encuentra toda clase de cosas pequeñas importantes. El suelo es rico y oscuro y huele a vida. Está lleno de plantas diminutas, insectos y una variedad de hongos. Allí, debajo del mantillo, están realizando un función importante, pues con ellos Dios está construyendo el bosque futuro.
El Señor obra de la misma forma con su pueblo. Claro que sus ojos están en los asuntos grandes de la vida. Pero Dios también obra "debajo del mantillo" por medio de nuestras actividades diarias, preparándonos para las tareas significativas que Él ha planeado para nosotros.
Así que cuando las cosas terrenales te desanimen, da gracias a Dios por lo que hay debajo del mantillo.
LOS OJOS DE LA FE VEN A DIOS OBRAR EN TODO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario