sábado, 24 de mayo de 2008

LA RECONPESA DEL SUFRIMIENTO

Lectura: Romanos 5:1-5
. . . también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia. --Romanos 5:3.
Un joven cristiano se acercó a un creyente mayor y le preguntó: «¿Puede orar para que yo sea más paciente?» Así que se arrodillaron juntos y el hombre empezó a orar: «Señor, envíale tribulación a este joven en la mañana; envíale tribulación en la tarde; envíale. . .» Justo entonces, el joven creyente exclamó: «¡No, tribulación no! Yo le pedí paciencia.» «Ya lo sé --dijo el sabio cristiano--, pero es a través de la tribulación que aprendemos a ser pacientes.»
La palabra «paciencia» en la Escritura para hoy puede significar la capacidad de permanecer firme en medio de las dificultades sin ceder. John A. Witmer escribió: «Sólo un creyente que haya pasado por angustia puede desarrollar la constancia. Eso, a su vez, desarrolla el carácter.»
Cuando el apóstol Pablo dijo a los cristianos de Roma que «la tribulación produce paciencia» (Romanos 5:3), estaba hablando por experiencia personal. Él había sufrido azotes, latigazos, apedreamiento, naufragio y persecución. Sin embargo, seguía constante en su fe y no evadió su responsabilidad de predicar el evangelio.
Si estás pasando por una prueba difícil, ¡alabado sea Dios! Bajo su sabio control, todo lo que nos sucede, ya sea agradable o doloroso, está diseñado para desarrollar un carácter cristiano. Es por eso que nos podemos gloriar en la tribulación.
EL QUE ESPERA EN EL SEÑOR NO SERÁ ABATIDO POR EL PESO DE LA ADVERSIDAD.

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