martes, 23 de diciembre de 2008

UN REGALO DE LO MAS ESPLENDIDO

Lectura: Miqueas 5:2-6
Por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos. —2 Corintios 8:9
Tengo un viejo pedazo de yeso en mi escritorio que proviene del antiguo sitio del Herodium en la tierra de Israel. Me recuerda la humildad de nuestro Señor Jesús.
El Herodium era una espléndida residencia que servía de palacio de verano al rey Herodes, una suntuosa villa con opulentos apartamentos amueblados para la familia real y sus invitados. Presumía de un baño romano con pozas de agua caliente y frías, rodeadas por jardines con columnatas.
Se dice que Herodes construyó su palacio para conmemorar una victoria en batalla, pero, conociendo la ambición egoísta de este rey, es posible que tuviera otro propósito en mente. Algunos han conjeturado que, a pesar de haber inquirido de los escribas (Mateo 2:4-6), Herodes sabía acerca de la predicción de Miqueas de que el Mesías de Israel nacería en Belén. Puede que haya querido que el Rey de Israel naciera en su palacio.
Sin embargo, el plan del Padre era que nuestro Señor no naciera en un castillo sino en una cueva. Fue en un humilde pesebre donde nació el pequeño Señor Jesús.
Esta es la gracia de nuestro Señor Jesucristo. «Por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos» (2 Corintios 8:9). Este es el regalo de la espléndida salvación —de todos los regalos, el más grande que tú y yo jamás recibiremos.
La bondad y el amor de Dios se encarnaron en Belén.

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