Lectura: Juan 6:60-71
Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. -Juan 6:68
En su libro Amusing Ourselves to Death: Public Discourse in the Age of Show Business (Muriéndonos de diversión: Discurso público en la era del negocio del espectáculo), Neil Postman nos advierte del peligro de un mundo con una sobrecarga de información. Él nos hace recordar una visión futurista escalofriante -la obra de Aldous Huxley, Brave New World (El valiente nuevo mundo), la cual describe un mundo totalmente inundado de información. Pero esos datos son manipulados para que ninguno de ellos sea de importancia alguna.
Una mirada a Internet o a algún estante de revistas nos indica que estamos viviendo en una cultura así. Estamos ahogándonos en un mar de información a menudo comercializado por los inescrupulosos. Necesitamos discernimiento para elegir sabiamente a quién escucharemos. En Juan 6, Jesús dio Su mensaje: «Yo soy el pan de vida» (v. 35). Fue un sermón tan polémico que, cuando lo terminó, muchos de Sus seguidores se fueron y dejaron de ir con Él (v. 66). Prefirieron dejar de escuchar la voz de Cristo. Cuando Jesús desafió a Sus discípulos preguntándoles si ellos también se marcharían, Pedro respondió sabiamente: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna» (v. 68).
En un mundo anegado de información confusa y contradictoria, podemos, al igual que Pedro, volvernos a Cristo en busca de sabiduría. Él penetra a través de las palabras de confusión con palabras de vida.
Si quieres ser sabio, escucha a Jesús.
Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. -Juan 6:68
En su libro Amusing Ourselves to Death: Public Discourse in the Age of Show Business (Muriéndonos de diversión: Discurso público en la era del negocio del espectáculo), Neil Postman nos advierte del peligro de un mundo con una sobrecarga de información. Él nos hace recordar una visión futurista escalofriante -la obra de Aldous Huxley, Brave New World (El valiente nuevo mundo), la cual describe un mundo totalmente inundado de información. Pero esos datos son manipulados para que ninguno de ellos sea de importancia alguna.
Una mirada a Internet o a algún estante de revistas nos indica que estamos viviendo en una cultura así. Estamos ahogándonos en un mar de información a menudo comercializado por los inescrupulosos. Necesitamos discernimiento para elegir sabiamente a quién escucharemos. En Juan 6, Jesús dio Su mensaje: «Yo soy el pan de vida» (v. 35). Fue un sermón tan polémico que, cuando lo terminó, muchos de Sus seguidores se fueron y dejaron de ir con Él (v. 66). Prefirieron dejar de escuchar la voz de Cristo. Cuando Jesús desafió a Sus discípulos preguntándoles si ellos también se marcharían, Pedro respondió sabiamente: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna» (v. 68).
En un mundo anegado de información confusa y contradictoria, podemos, al igual que Pedro, volvernos a Cristo en busca de sabiduría. Él penetra a través de las palabras de confusión con palabras de vida.
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