viernes, 7 de noviembre de 2008

REDESCUBRIENDO LA PASION

Lectura: Apocalipsis 2:1-7
Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras. —Apocalipsis 2:5
Un jugador de las ligas mayores de béisbol anunció su retiro diciendo, «De repente, toda esa pasión ya no está. Físicamente, creo que todavía podría hacerlo. Pero esto que amé toda mi vida y por lo que sentía una tremenda pasión se ha convertido en un trabajo muy, muy serio. No es como solía ser».
¿Qué podemos hacer cuando algo que una vez nos infundía vigor se ha convertido en una carga? Se puede cambiar una carrera, pero los asuntos más profundos del corazón, especialmente nuestra relación con Cristo, claman por recuperar el fervor que alimentaba nuestros primeros días.
El Señor resucitado alabó a la iglesia de Éfeso por su fiel servicio y perseverancia, pero añadió, «Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras» (Ap. 2:4-5).
Oswald Chambers nos recuerda que «los antiguos autores solían hablar de la Cruz como la Pasión de nuestro Señor. La Cruz es la gran brecha por medio de la cual fluye toda la sangre del servicio cristiano».
Si nuestra pasión espiritual se ha enfriado, recordemos una vez más el gran sacrificio de Cristo por nuestro pecado (He. 12:3), alejémonos del servicio mezquino y permitamos que la maravilla de Su cruz reavive nuestro amor por Él.
Una pasión por Jesús debe convertirse en una pasión por hablarles a los demás sobre Jesús.

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