sábado, 15 de noviembre de 2008

PERDIENDO PARA GANAR

Lectura: 2 Corintios 9:6-15
El que siembra escasamente, escasamente también segará; y el que siembra abundantemente, abundantemente también segará. —2 Corintios 9:6
En la granja de mi padre había ciertos campos que él sembraba a mano. Se sujetaba un artefacto de lona con una correa que se veía algo así como la bolsa de un canguro, lo llenaba de semillas, y salía a sembrar. Echaba semillas por todas partes.
Cuando un granjero siembra semilla en su campo, se ve como si estuviera desperdiciándola. Parece que se pierde, pero en realidad no se ha ido. A su debido tiempo, el granjero la recibe —con mucho más además de ella.
Cuando nos entregamos a Cristo, puede que a las personas les parezca que estamos desperdiciando nuestra vida. Pero Él dijo que sólo perdiendo nuestras vidas en Él es que encontramos la verdadera vida (Mateo 10:39).
Jesús nos enseña a medir nuestras vidas por medio de pérdidas en vez de ganancias, por medio de sacrificios en vez de la conservación, por medio del tiempo invertido en los demás en vez del tiempo prodigado a nosotros mismos, por medio del amor vertido hacia fuera en vez del amor vertido hacia adentro.
Es una regla de vida: Dios bendice a aquéllos que dan de sus vidas y recursos (2 Corintios 9:6). Anuncia la verdad que conoces, y Él te dará más para regalar. Da de tu tiempo, y tendrás más tiempo para dar. No pongas límites a tu amor, y tendrás más amor para los demás que antes. Cuando te aferras, pierdes; cuando le das a Dios, ganas.

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