martes, 18 de noviembre de 2008

LA ATROZ MATEMATICA

Lectura: Mateo 18:23-35
El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. —Mateo
Desde la niñez se nos enseña cómo tener éxito en un mundo carente de misericordia. «Recibes conforme a lo que has pagado». «Al que madruga Dios lo ayuda». «Al que le gusta celeste que le cueste». Conozco bien estas reglas porque vivo según ellas. Trabajo por lo que gano; me gusta ganar; insisto en mis derechos. Quiero que la gente reciba lo que merece.
Pero las parábolas de Jesús acerca de la gracia enseñan un concepto radicalmente diferente. En Mateo 18, nadie pudo acumular una deuda tan grande como la del siervo (vv. 23-24). Esto subraya lo que se quiere recalcar: La deuda es imperdonable. Sin embargo, el amo deja al siervo libre y sin castigo.
Cuanto más reflexiono en las parábolas de Jesús que proclaman la gracia, tanto más tentado estoy a aplicar la palabra «atroz» para describir la matemática del evangelio. Creo que Jesús nos dio estas historias para exhortarnos a salir completamente de nuestro mundo inmisericorde y del ojo por ojo y diente, por diente y entrar en el reino de la infinita gracia de Dios.

Si estoy dispuesto a escuchar, oiré un fuerte susurro proveniente del Evangelio diciendo que no recibí lo que merecía. Yo merecía castigo y no perdón. Merecía ira y no amor. Merecía la cárcel del deudor y en vez de ello recibí un historial de crédito limpio. Merecía sermones serios y un arrepentimiento digno de arrastrarme sobre mis rodillas. En vez de ello, se me sirvió un banquete.
Nuestro pecado es grande —la gracia de Dios es más grande.

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