LEA: Filipenses 4:4-13
Y la paz de Dios . . . guardara vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesus. -Filipenses 4:7
Estaba programado para enseñar en una conferencia biblica fuera de los EE.UU. y estaba esperando la aprobacion de mi visa. Habia sido rechazada una vez, y el tiempo estaba pasando rapidamente. Sin la visa, perderia una oportunidad para ministrar, y mis colegas en ese pais tendrian que encontrar a otro orador de ultimo minuto.
Durante esos dias de mucha tension, un compañero de trabajo me pregunto como me sentia acerca de todo esto. Le dije que estaba experimentando una «angustia pacifica.» Cuando me miro con curiosidad, le explique: «He tenido angustia porque necesito la visa y no hay nada que pueda hacer al respecto. Pero tengo gran paz porque se que, despues de todo, ¡no hay nada que pueda hacer al respecto!»
Es consolador saber que estas cosas estan en las manos de nuestro Padre. Mi incapacidad para hacer algo por solucionar el problema estaba mas que a la altura de mi confianza en Dios, para quien todo es posible. Al orar por la situacion, mi angustia fue reemplazada por Su paz (Filipenses 4:6-7).
Los problemas de la vida pueden ser exigentes con nosotros -fisica, emocional, y espiritualmente. Pero, al aprender a confiar en el cuidado del Padre, podemos tener la paz que no solo sobrepasa todo entendimiento sino que tambien vence nuestra angustia. Podemos descansar, porque estamos en las manos de Dios.
Y la paz de Dios . . . guardara vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesus. -Filipenses 4:7
Estaba programado para enseñar en una conferencia biblica fuera de los EE.UU. y estaba esperando la aprobacion de mi visa. Habia sido rechazada una vez, y el tiempo estaba pasando rapidamente. Sin la visa, perderia una oportunidad para ministrar, y mis colegas en ese pais tendrian que encontrar a otro orador de ultimo minuto.
Durante esos dias de mucha tension, un compañero de trabajo me pregunto como me sentia acerca de todo esto. Le dije que estaba experimentando una «angustia pacifica.» Cuando me miro con curiosidad, le explique: «He tenido angustia porque necesito la visa y no hay nada que pueda hacer al respecto. Pero tengo gran paz porque se que, despues de todo, ¡no hay nada que pueda hacer al respecto!»
Es consolador saber que estas cosas estan en las manos de nuestro Padre. Mi incapacidad para hacer algo por solucionar el problema estaba mas que a la altura de mi confianza en Dios, para quien todo es posible. Al orar por la situacion, mi angustia fue reemplazada por Su paz (Filipenses 4:6-7).
Los problemas de la vida pueden ser exigentes con nosotros -fisica, emocional, y espiritualmente. Pero, al aprender a confiar en el cuidado del Padre, podemos tener la paz que no solo sobrepasa todo entendimiento sino que tambien vence nuestra angustia. Podemos descansar, porque estamos en las manos de Dios.
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