Lectura: Santiago 5:13-18
. . . orad unos por otros. . . . --Santiago 5:16.
La oración es una conversación con Dios, no una fórmula. No obstante, a veces podríamos necesitar usar un "método" para renovar nuestro tiempo de oración. Podemos orar usando los Salmos u otros pasajes bíblicos (tales como el Padrenuestro), o usar el método de adoración, confesión, acciones de gracias y súplicas.
Hace poco descubrí la siguiente "oración de cinco dedos" para usar como guía cuando oramos por otros:
Cuando juntas las manos, el pulgar es el dedo más cerca de ti. Así que comienza por orar por los más cercanos a ti, tus seres queridos (Filipenses 1:3-5).
El índice es el dedo que señala. Ora por los que enseñan, los maestros bíblicos y predicadores y los que enseñan a los niños (1 Tesalonicenses 5:25).
El siguiente dedo es el mayor. Te recuerda orar por quienes tienen autoridad sobre ti: líderes nacionales y locales y tu supervisor en el trabajo (1 Timoteo 2:1-2).
El cuarto dedo por lo general es el más débil. Ora por los que tienen problemas o están sufriendo (Santiago 5:13-16).
Luego viene el dedo meñique. Te recuerda tu pequeñez en relación con la grandeza de Dios. Pídele que supla para tus necesidades (Filipenses 4:6,19).
Sea cual fuere el método que uses, habla con tu Padre. Él quiere saber lo que hay en tu corazón. LO QUE IMPORTA AL ORAR NO SON LAS PALABRAS QUE USAMOS, SINO LA CONDICIÓN DEL CORAZÓN.
. . . orad unos por otros. . . . --Santiago 5:16.
La oración es una conversación con Dios, no una fórmula. No obstante, a veces podríamos necesitar usar un "método" para renovar nuestro tiempo de oración. Podemos orar usando los Salmos u otros pasajes bíblicos (tales como el Padrenuestro), o usar el método de adoración, confesión, acciones de gracias y súplicas.
Hace poco descubrí la siguiente "oración de cinco dedos" para usar como guía cuando oramos por otros:
Cuando juntas las manos, el pulgar es el dedo más cerca de ti. Así que comienza por orar por los más cercanos a ti, tus seres queridos (Filipenses 1:3-5).
El índice es el dedo que señala. Ora por los que enseñan, los maestros bíblicos y predicadores y los que enseñan a los niños (1 Tesalonicenses 5:25).
El siguiente dedo es el mayor. Te recuerda orar por quienes tienen autoridad sobre ti: líderes nacionales y locales y tu supervisor en el trabajo (1 Timoteo 2:1-2).
El cuarto dedo por lo general es el más débil. Ora por los que tienen problemas o están sufriendo (Santiago 5:13-16).
Luego viene el dedo meñique. Te recuerda tu pequeñez en relación con la grandeza de Dios. Pídele que supla para tus necesidades (Filipenses 4:6,19).
Sea cual fuere el método que uses, habla con tu Padre. Él quiere saber lo que hay en tu corazón. LO QUE IMPORTA AL ORAR NO SON LAS PALABRAS QUE USAMOS, SINO LA CONDICIÓN DEL CORAZÓN.
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