sábado, 13 de septiembre de 2008

EL ASFALTO DEL CIELO

Lectura: Apocalipsis 21:14-21
. . . la calle de la ciudad era de oro puro, como cristal transparente. --Apocalipsis 21:21.
Se cuenta la historia de un minero que encontró oro y llevaba su bolsa de pepitas con él a todas partes. Un día murió y fue al cielo, y todavía llevaba sus queridas pepitas de oro. Cuando llegó, un ángel le preguntó por qué llevaba asfalto. "Esto no es asfalto --explicó--. Es oro." A lo cual el ángel contestó: "En la tierra le llaman oro, pero aquí en el cielo lo usamos para pavimentar nuestras calles."
Claro que sólo se trata de una historia chistosa. Pero nos lleva a pensar en lo que consideramos valioso. . . y lo que verdaderamente vale para Dios.
Lo que más me impresiona de Apocalipsis 21 es la descripción de la calle del cielo: es "de oro puro, como cristal transparente" (v.21). Valoramos el oro como el más precioso de todos los metales, y lo usamos para fabricar nuestras más queridas posesiones. En el cielo vamos a caminar sobre él. ¡Qué cambio!
Las cosas que valoramos aquí en la tierra no se valorarán tanto en el cielo: las cosas innecesarias que compramos y coleccionamos, las carteras de valores y las cuentas bancarias, la admiración y la fama. Cuando llegue el momento de decir adiós a la tierra, ¿qué valor van a tener?
Las posesiones terrenales son temporales. Recuerda: nuestra verdadera riqueza está en el cielo.
LAS PERSONAS MÁS RICAS DE LA TIERRA SON LAS QUE ACUMULAN TESOROS EN EL CIELO.

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