lunes, 25 de agosto de 2008

SOLO UNA PUERTA

Lectura: Juan 10:7-10
Yo soy la puerta; si alguno entra por mí, será salvo. . . . --Juan 10:9.
Sir George Adam Smith, erudito del Antiguo Testamento, dice que cuando visitó la Tierra Santa se encontró con un pastor y sus ovejas de pie ante un redil. No había puerta en aquel cercado protector, sólo una apertura del ancho del cuerpo de un hombre.
Smith preguntó al pastor por qué no había puerta, y él explicó: "Yo soy la entrada. Yo me paro en la apertura y las ovejas pasan por debajo de mí para entrar en el cercado. Cuando están todas seguras dentro, me acuesto atravesando la apertura. No hay ladrón que pueda entrar ni oveja que pueda salir excepto pasando por encima de mi cuerpo. Yo soy la entrada."
Nosotros somos como ovejas que necesitan un Pastor (1 Pedro 2:25). Para la entrada al cielo, un lugar de felicidad eterna, Jesús hizo esta asombrosa afirmación: ". . . yo soy la puerta de las ovejas. . . . si alguno entra por mí, será salvo" (Juan 10:7,9). La gente que le escuchaba ese día no pensaba en una puerta de madera que giraba sobre bisagras. Ellos entendieron que Él en realidad estaba diciendo: "Yo soy la entrada a la tierra de Dios." Él podía afirmar ser el camino a la bendición eterna, la senda exclusiva para entrar en la gloria de Dios porque es el Hijo encarnado de Dios.
Jesús es el único camino al cielo (Juan 14:6). Entramos sólo poniendo nuestra fe en Él.
HAY MUCHOS CAMINOS QUE LLEVAN AL INFIERNO, PERO SÓLO UNO QUE LLEVA AL CIELO.

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