domingo, 31 de agosto de 2008

NUESTRA PARTE

Lectura: 2 Reyes 20:1-7
. . . He escuchado tu oración. . .; he aquí, te sanaré. Al tercer día subirás a la casa del SEÑOR. --2 Reyes 20:5.
Un corredor en una competencia escolar de pista y campo cruzó la meta final justo delante de su rival más cercano. Un espectador, al notar que los labios del ganador se estaban moviendo durante las dos últimas vueltas, se preguntaba qué estaría diciendo. Así que se acercó y le hizo la pregunta. "Estaba orando" --contestó el corredor. Señalando sus pies dijo: "Estaba diciendo: "Tú los subes, Señor, y yo los bajo."" Aquel atleta oró pidiendo la ayuda de Dios, pero también hizo lo que pudo para contestar su propia oración.
Cuando pedimos ayuda a Dios debemos estar dispuestos a hacer lo que podamos, usando cualesquiera medios que Él nos dé. Cuando Ezequías oyó que iba a morir, oró por un milagro y Dios prometió alargar su vida 15 años. Luego Isaías dio instrucciones para colocar una masa de higos sobre la perturbadora úlcera (2 Reyes 20:5-7). Dios hizo la sanidad, pero usó el esfuerzo humano y los medios naturales.
Un par de niños caminaban a su escuela una mañana cuando de repente cayeron en cuenta de que a menos que se apresuraran mucho, iban a llegar tarde. Uno de ellos sugirió que se detuvieran a orar para no llegar tarde. "No --dijo el otro--. Oremos mientras corremos lo más rápido que podamos."
Cuando pedimos al Señor que haga algo, también debemos estar listos para hacer nuestra parte.

ORA COMO SI TODO DEPENDIERA DE DIOS; TRABAJA COMO SI TODO DEPENDIERA DE TI.

No hay comentarios: