viernes, 15 de agosto de 2008

¿DONDE TERMINA?

Lectura: 1 Pedro 2:18-25
. . . cuando padecía [Jesús], no amenazaba, sino que se encomendaba a aquel que juzga con justicia. --1 Pedro 2:23.
Ángel, un niño de cuatro años, se despierta y descubre que su nuevo perrito le ha comido su guitarra plástica. El pequeño sufre un ataque de aflicción. Los nervios de mamá se ponen de punta. Ella le habla mal a su esposo Tony cuando éste sale para la oficina.
Todavía incómodo por la despedida de su esposa, Tony saluda a su secretaria con unas instrucciones frías y poco razonables. Ella se contagia con el mal genio y a la hora del receso regaña a otra secretaria compañera. Al final del día, la segunda secretaria le dice a su jefe que deja el trabajo.
Hora y media más tarde, después de luchar con un tráfico pesado, el jefe entra en su casa y le grita una palabra airada al pequeño Nelson, quien había dejado su bicicleta en la entrada. Nelson corre a su cuarto, tira la puerta, y patea a su perrito.
¿Dónde termina? Cada una de estas personas podría pensar que tiene razón para estar enojada. Pero lo que se necesitaba en esta situación imaginaria era que uno de ellos absorbiera el trato injusto sin hacer lo mismo.
Es aquí donde los cristianos tienen una oportunidad única. Al conocer la voluntad de Dios, imitar el ejemplo del Hijo, y apoyarnos en la ayuda del Espíritu, podemos soportar los malos tratos para mostrar a los demás un mejor camino. En las reacciones en cadena de ira y frustración, nosotros podemos ser el eslabón final.

CUANDO TE HAGAN DAÑO, NO HAGAS LO NATURAL. HAZ LO SOBRENATURAL.

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