sábado, 2 de agosto de 2008

DEMASIADA AMBICION

Lectura: Marcos 10:35-45
Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. --Marcos 10:45.
Si conoces las obras de William Shakespeare sabes que Macbeth era uno de sus personajes. Macbeth deseaba tanto convertirse en rey que recurrió al asesinato. . . y lo pagó con su vida.
Cuando dejamos que nuestras ambiciones empañen nuestro pensamiento y olvidamos quién en realidad tiene control de nuestras vidas, nosotros somos como ese trágico personaje. No utilizamos métodos malvados para alcanzar nuestra meta, pero sí permitimos que la ambición empañe nuestra manera de pensar con respecto a la soberanía de Dios. En vez de dejar las cosas en sus manos, las tomamos en las nuestras.
Otro ejemplo de exceso de ambición se halla en la conversación que Jacobo y Juan tuvieron con Jesús en Marcos 10. Su meta era sentarse en las posiciones de mayores prestigio y poder en el reino. Y puesto que ellos no se contentaron con esperar y ver si Jesús les concedería ese honor, lo pidieron osadamente. Eran demasiado impacientes para dejar el asunto en Sus manos.
La ambición no siempre es mala. Pero cuando nos consume de tal manera que no podemos esperar a Dios, mostramos falta de fe como la mostraron los discípulos.
Cuando sometemos nuestras metas y deseos al Señor podemos estar seguros de que Él nos dará lo que sea mejor.
SÉ AMBICIOSO PARA EL SEÑOR, PERO TEN CUIDADO CON TUS MOTIVACIONES.

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