Lectura: Filipenses 4:4-9
Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocijaos! --Filipenses 4:4.
Hace varios años leí una historia acerca de una mujer cristiana de 92 años que era legalmente ciega. A pesar de su limitación, siempre estaba nítidamente vestida, con el pelo cepillado cuidadosamente y su maquillaje aplicado con buen gusto. Todas las mañanas daba la bienvenida al nuevo día con anhelo.
Cuando murió su esposo, con el cual estuvo casada 70 años, fue necesario que ella se fuera a vivir a un asilo de ancianos, adonde recibiría un cuidado adecuado. El día de la mudanza, una vecina que quería ayudar la llevó en su auto y la guió hasta el vestíbulo. Su habitación no estaba lista todavía, por lo que ella esperó pacientemente durante varias horas.
Cuando una de las empleadas vino por fin, la mujer sonrió con dulzura al tiempo que maniobraba su andador hasta el ascensor. La empleada le describió su habitación, incluyendo las nuevas cortinas que había en las ventanas. "Me encanta"--dijo la señora. "Pero señora Jones, usted aún no ha visto su habitación"--contestó la empleada. "Eso no tiene nada que ver-dijo-. La felicidad es algo que nosotros escogemos. Si me gusta o no mi cuarto no depende de cómo esté arreglado. Depende de cómo arreglo yo mi mente."
La Biblia dice: "Regocijaos en el Señor" (Filipenses 4:4). Recuerda a menudo todo lo que Jesús te ha dado y sé agradecido. Así es como se arregla la mente.
LA FELICIDAD DE TU VIDA DEPENDE DE LA CALIDAD DE TUS PENSAMIENTOS.
Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocijaos! --Filipenses 4:4.
Hace varios años leí una historia acerca de una mujer cristiana de 92 años que era legalmente ciega. A pesar de su limitación, siempre estaba nítidamente vestida, con el pelo cepillado cuidadosamente y su maquillaje aplicado con buen gusto. Todas las mañanas daba la bienvenida al nuevo día con anhelo.
Cuando murió su esposo, con el cual estuvo casada 70 años, fue necesario que ella se fuera a vivir a un asilo de ancianos, adonde recibiría un cuidado adecuado. El día de la mudanza, una vecina que quería ayudar la llevó en su auto y la guió hasta el vestíbulo. Su habitación no estaba lista todavía, por lo que ella esperó pacientemente durante varias horas.
Cuando una de las empleadas vino por fin, la mujer sonrió con dulzura al tiempo que maniobraba su andador hasta el ascensor. La empleada le describió su habitación, incluyendo las nuevas cortinas que había en las ventanas. "Me encanta"--dijo la señora. "Pero señora Jones, usted aún no ha visto su habitación"--contestó la empleada. "Eso no tiene nada que ver-dijo-. La felicidad es algo que nosotros escogemos. Si me gusta o no mi cuarto no depende de cómo esté arreglado. Depende de cómo arreglo yo mi mente."
La Biblia dice: "Regocijaos en el Señor" (Filipenses 4:4). Recuerda a menudo todo lo que Jesús te ha dado y sé agradecido. Así es como se arregla la mente.
LA FELICIDAD DE TU VIDA DEPENDE DE LA CALIDAD DE TUS PENSAMIENTOS.
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