martes, 19 de agosto de 2008

AMOR QUE ELEVA

Lectura: Salmo 40:1-3
. . . clamaron al Señor, y El les respondió. --Salmo 99:6.
Cuando el rey David miró atrás y reflexionó sobre su vida, recordó algunas experiencias dolorosas. En el Salmo 40 recordó una dificultad especialmente severa, una época en que se sintió como si se hubiera hundido en lo profundo del "lodo cenagoso" (v.2).
En su desesperación David seguía suplicando a Dios que lo liberara, y el Señor contestó generosamente a sus clamores desesperados. Levantándolo del "hoyo de la destrucción", puso su pie sobre terreno firme (v.2). No es de extrañar que David expresara en este himno tanta alabanza y gratitud.
Si reflexionas sobre tu vida, ¿recuerdas alguna experiencia que te hiciera sentir como si hubieras caído en un hoyo? Tal vez fue el hoyo del fracaso, el hoyo de la aflicción, el hoyo de una enfermedad dolorosa, el hoyo de una duda tenebrosa, el hoyo de algún pecado persistente. ¿Seguiste clamando a Dios y te liberó Él misericordiosamente?
Si es así, ¿todavía estás alabando al Señor por esa respuesta a tus clamores y dándole gracias por su gracia? ¿Estás andando con Él en obediencia?
Puedes confiar en que el Señor te ayudará en cualquier experiencia que tengas en los días venideros. Regocíjate porque en su tiempo, Él puede ayudarte y liberarte. . . y lo hará.
DIOS PUEDE SACAR LLUVIAS DE BENDICIONES DE LAS TORMENTAS DE LA ADVERSIDAD.

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