Lectura: Juan 21:1-7
Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba, dijo a Pedro: ¡Es el Señor!. . . --Juan 21:7.
Mi esposa y yo tenemos unos amigos que solían jugar un juego con sus hijos llamado "Veo veo." Si un miembro de la familia veía lo que parecía ser Dios obrando en su entorno, él o ella decía: "Veo veo." Podía ser una hermosa puesta de sol o alguna bendición especial. Estas experiencias les recordaban la presencia de Dios en el mundo y en sus vidas.
Ese juego me recuerda a los discípulos de Jesús y su inútil intento de pescar, hecho que se registra en Juan 21:1-7. A tempranas horas de la mañana vieron a través de la niebla a un hombre que estaba de pie en la costa, pero no sabían que era Jesús. "Hijos, ¿acaso tenéis algún pescado?" --preguntó. "No" --contestaron ellos. "Echad la red al lado derecho de la barca y hallaréis pesca" --les dijo Él. Los discípulos obedecieron y la red se les llenó de tantos peces que no la podían halar. Entonces Juan exclamó: "¡Es el Señor!" Fue como decir "¡Veo veo!", y fue Juan, "el discípulo a quien Jesús amaba", el primero en reconocerlo.
Pídele a Dios que te dé ojos para "ver" a Jesús, ya sea en los acontecimientos extraordinarios o en los asuntos cotidianos de tu vida. Si prestas atención verás Su mano obrando donde otros no ven nada. Trata de jugar "Veo veo" hoy y deja que la presencia del Señor te asegure Su amor y Su cuidado.
LOS OJOS DE LA FE PUEDEN VER A DIOS OBRANDO.
Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba, dijo a Pedro: ¡Es el Señor!. . . --Juan 21:7.
Mi esposa y yo tenemos unos amigos que solían jugar un juego con sus hijos llamado "Veo veo." Si un miembro de la familia veía lo que parecía ser Dios obrando en su entorno, él o ella decía: "Veo veo." Podía ser una hermosa puesta de sol o alguna bendición especial. Estas experiencias les recordaban la presencia de Dios en el mundo y en sus vidas.
Ese juego me recuerda a los discípulos de Jesús y su inútil intento de pescar, hecho que se registra en Juan 21:1-7. A tempranas horas de la mañana vieron a través de la niebla a un hombre que estaba de pie en la costa, pero no sabían que era Jesús. "Hijos, ¿acaso tenéis algún pescado?" --preguntó. "No" --contestaron ellos. "Echad la red al lado derecho de la barca y hallaréis pesca" --les dijo Él. Los discípulos obedecieron y la red se les llenó de tantos peces que no la podían halar. Entonces Juan exclamó: "¡Es el Señor!" Fue como decir "¡Veo veo!", y fue Juan, "el discípulo a quien Jesús amaba", el primero en reconocerlo.
Pídele a Dios que te dé ojos para "ver" a Jesús, ya sea en los acontecimientos extraordinarios o en los asuntos cotidianos de tu vida. Si prestas atención verás Su mano obrando donde otros no ven nada. Trata de jugar "Veo veo" hoy y deja que la presencia del Señor te asegure Su amor y Su cuidado.
LOS OJOS DE LA FE PUEDEN VER A DIOS OBRANDO.
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