Lectura: 2 Reyes 6:8-17
. . . No temas, porque los que están con nosotros son más que los que están con ellos. --2 Reyes 6:16.
El columnista George Cantor contó de cómo lidió con un temor que tenía de niño. Casi todas las noches despertaba en la oscuridad y se imaginaba criaturas tenebrosas acechando en su dormitorio. A menudo sentía tanto miedo que no podía volverse a dormir. A veces se acostaba junto a la puerta del dormitorio de sus padres pensando que siempre que estuviera cerca de ellos, nada le haría daño.
La necesidad de ese niño de tener cierta evidencia física de la presencia de sus padres me recuerda al joven siervo de Eliseo. Una mañana despertó temprano y descubrió que el ejército sirio había rodeado la ciudad. Alarmado y temeroso clamó a Eliseo: «¡Ah, señor mío! ¿Qué haremos?» (2 Reyes 6:15). Después que Eliseo oró, el Señor abrió los ojos del joven siervo. Lo que vio debe haberle llenado de asombro y maravilla. La Biblia dice que «el monte estaba lleno de caballos y carros de fuego alrededor de Eliseo» (v.17). El ejército del Señor estaba allí para protegerlo.
Nosotros también anhelamos de vez en cuando que Dios nos dé algún tipo de seguridad de que Él está cerca, y a veces lo hace. Pero esa es la excepción. Él desea que aprendamos a confiar en Su promesa de que está con nosotros. Por muy aterradora que sea la situación, el pueblo de Dios siempre tiene más a su lado que el enemigo.
. . . No temas, porque los que están con nosotros son más que los que están con ellos. --2 Reyes 6:16.
El columnista George Cantor contó de cómo lidió con un temor que tenía de niño. Casi todas las noches despertaba en la oscuridad y se imaginaba criaturas tenebrosas acechando en su dormitorio. A menudo sentía tanto miedo que no podía volverse a dormir. A veces se acostaba junto a la puerta del dormitorio de sus padres pensando que siempre que estuviera cerca de ellos, nada le haría daño.
La necesidad de ese niño de tener cierta evidencia física de la presencia de sus padres me recuerda al joven siervo de Eliseo. Una mañana despertó temprano y descubrió que el ejército sirio había rodeado la ciudad. Alarmado y temeroso clamó a Eliseo: «¡Ah, señor mío! ¿Qué haremos?» (2 Reyes 6:15). Después que Eliseo oró, el Señor abrió los ojos del joven siervo. Lo que vio debe haberle llenado de asombro y maravilla. La Biblia dice que «el monte estaba lleno de caballos y carros de fuego alrededor de Eliseo» (v.17). El ejército del Señor estaba allí para protegerlo.
Nosotros también anhelamos de vez en cuando que Dios nos dé algún tipo de seguridad de que Él está cerca, y a veces lo hace. Pero esa es la excepción. Él desea que aprendamos a confiar en Su promesa de que está con nosotros. Por muy aterradora que sea la situación, el pueblo de Dios siempre tiene más a su lado que el enemigo.
LA FE SABE QUE DIOS ESTÁ OBRANDO TRAS BASTIDORES.
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