lunes, 30 de junio de 2008

LO MALO Y LO BUENO

Lectura: 2 Timoteo 4:14-18
En mi primera defensa nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron; que no se les tenga en cuenta. --2 Timoteo 4:16.
Es muy importante que hagamos la distinción entre daños personales, los cuales debemos estar dispuestos a perdonar, y los ataques deliberados al evangelio de Cristo, los cuales juzgará el Señor. Pablo hizo esa distinción en su carta a su joven amigo Timoteo.
En primer lugar, Pablo escribió con respecto a un oponente del evangelio: «Alejandro, el calderero, me hizo mucho daño; el Señor le retribuirá conforme a sus hechos. Tú también cuídate de él, pues se opone vigorosamente a nuestra enseñanza» (2 Timoteo 4:14-15).
El «daño» que Alejandro le hizo a Pablo no fue a él personalmente, sino a su mensaje, y luego Alejandro se involucró en fomentar la oposición a la proclamación del evangelio por parte de Timoteo.
Luego, como si fuera para distinguir llanamente entre los que se oponen a la obra de Dios y los que personalmente nos hacen daño, Pablo continuó con estas generosas palabras: «En mi primera defensa nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron; que no se les tenga en cuenta» (2 Timoteo 4:16).
¡Qué triste que los hermanos de Pablo en la fe lo abandonaran en su hora de profunda necesidad! ¿Qué se les debería hacer a ellos? Seguro que merecen su justa ira. No era así. Pablo dijo: «Que no se les tenga en cuenta.»
Señor, ayúdanos a nosotros también a ser generosos.
TRATA LAS FALTAS DE LOS DEMÁS CON LA GENEROSIDAD CON QUE TRATAS LAS TUYAS.

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