lunes, 9 de junio de 2008

EPITAFIO

Lectura: Juan 10:40-42
. . . Aunque Juan no hizo ninguna señal, sin embargo, todo lo que Juan dijo de éste era verdad. --Juan 10:41.
Juan el Bautista había muerto al menos dos años atrás, y el recuerdo de su ministerio se había empezado a desvanecer. Así sucede cuando una figura pública deja el escenario y queda opacada por un sucesor más ilustre.
Mientras las multitudes se reunieron alrededor de Jesús cerca del lugar adonde Juan había enseñado, recordaron la vida y las palabras del bautista: «Aunque Juan no hizo ninguna señal, sin embargo, todo lo que Juan dijo de éste era verdad» (Juan 10:41).
Igual que Juan, nosotros no tenemos que hacer milagros para hablar a la gente de Jesús. Podemos contar lo que hemos aprendido de Él de la Biblia, lo que Él ha hecho para cambiar nuestros corazones y vidas, y lo que ha hecho por los demás. Si transmitimos fielmente las buenas nuevas sobre Jesús habremos servido bien nuestro propósito en la vida.
Incluso mucho después de que hayamos muerto, nuestras palabras podrían llegar a la mente de aquellos a quienes hemos testificado y ser el medio de llevarlos a la fe en el Señor Jesús. Igual que la semilla que se entierra en el suelo, la Palabra de Dios que hemos sembrado puede permanecer latente durante muchos años y luego brotar a la vida eterna.
Es un gran epitafio para la vida de uno: «No hizo milagros, pero todo lo que dijo de Jesús era verdad.»
ANDAR CON CRISTO DEJA HUELLAS QUE OTROS PUEDEN SEGUIR.

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