Lectura: Salmo 31:14-24
. . . tú oíste la voz de mis súplicas cuando a ti clamaba. --Salmo 31:22.
Durante los nueve meses de invierno que tiene la Antártica, el continente se queda sumergido en la oscuridad y la temperatura baja hasta -82° C. Los vuelos son interrumpidos desde finales de febrero hasta noviembre, dejando aislados a los trabajadores de las estaciones de investigación que hay allí esparcidas, y prácticamente cortados de ayuda exterior. Sin embargo, durante el año 2001, dos osadas misiones de rescate penetraron el invierno polar y transportaron por avión a lugares seguros a las personas que tenían afecciones médicas graves.
A veces, todos nos sentimos sin remedio y cortados. Puede parecer que Dios ni siquiera escucha ni contesta nuestro clamor pidiendo ayuda. David, el salmista, dijo en tiempo de angustia: «¡Cortado soy de delante de tus ojos!» (Salmo 31:22). Pero David descubrió que el Señor no lo había olvidado y se regocijó diciendo: «Tú oíste la voz de mis súplicas cuando a ti clamaba» (v.22).
¿Qué circunstancias te hacen sentir impotente o sin esperanza hoy? ¿Mala salud, relaciones rotas, un miembro de la familia en gran necesidad? En Jesucristo, Dios ha penetrado el oscuro invierno de nuestro mundo en un atrevido rescate por medio de su amor redentor. Por tanto, Él puede llegar hasta nosotros y calmar nuestros temores en las circunstancias más desesperantes.
Nunca somos cortados del gran poder y la paz sustentadora de Dios.
LA AYUDA DE DIOS QUEDA A SÓLO UNA ORACIÓN DE DISTANCIA.
. . . tú oíste la voz de mis súplicas cuando a ti clamaba. --Salmo 31:22.
Durante los nueve meses de invierno que tiene la Antártica, el continente se queda sumergido en la oscuridad y la temperatura baja hasta -82° C. Los vuelos son interrumpidos desde finales de febrero hasta noviembre, dejando aislados a los trabajadores de las estaciones de investigación que hay allí esparcidas, y prácticamente cortados de ayuda exterior. Sin embargo, durante el año 2001, dos osadas misiones de rescate penetraron el invierno polar y transportaron por avión a lugares seguros a las personas que tenían afecciones médicas graves.
A veces, todos nos sentimos sin remedio y cortados. Puede parecer que Dios ni siquiera escucha ni contesta nuestro clamor pidiendo ayuda. David, el salmista, dijo en tiempo de angustia: «¡Cortado soy de delante de tus ojos!» (Salmo 31:22). Pero David descubrió que el Señor no lo había olvidado y se regocijó diciendo: «Tú oíste la voz de mis súplicas cuando a ti clamaba» (v.22).
¿Qué circunstancias te hacen sentir impotente o sin esperanza hoy? ¿Mala salud, relaciones rotas, un miembro de la familia en gran necesidad? En Jesucristo, Dios ha penetrado el oscuro invierno de nuestro mundo en un atrevido rescate por medio de su amor redentor. Por tanto, Él puede llegar hasta nosotros y calmar nuestros temores en las circunstancias más desesperantes.
Nunca somos cortados del gran poder y la paz sustentadora de Dios.
LA AYUDA DE DIOS QUEDA A SÓLO UNA ORACIÓN DE DISTANCIA.
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