Un mal hábito
Lectura: Éxodo 17:1-7
. . . tentaron al Señor, diciendo: ¿Está el Señor entre nosotros o no? --Éxodo 17:7.
La mayoría de la gente tiene uno o dos malos hábitos. Algunos hábitos son simplemente irritantes, como cuando la persona habla demasiado o muy rápidamente. Otros son mucho más graves.
Considera, por ejemplo, el mal hábito que tenía el pueblo de la antigua Israel. Acababan de ser librados de la esclavitud (Éxodo 14:30), y tenían que haber estado agradecidos. Pero en lugar de ello empezaron a quejarse a Moisés y a Aarón: «Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en la tierra de Egipto» (16:3).
En Éxodo 17 leemos que sus quejas aumentaron y llegaron a ser riña. En realidad, sus quejas eran contra Dios, pero pelearon con Moisés porque él era el líder. Dijeron: «¿Por qué nos has hecho subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?» (v.3). El pueblo hasta comenzó a cuestionar si Dios en realidad estaba con ellos (v.7). Sin embargo, Él siempre suplió sus necesidades.
Si somos honestos tendríamos que admitir que a veces nos quejamos cuando Dios no nos responde de la forma en que queremos. Lo acusamos de estar ausente o de no estar interesado. Pero cuando nuestro corazón está preocupado por los propósitos de Dios y no por los nuestros, tendremos paciencia y confiaremos en que Él va a proporcionar todo lo que necesitamos. Así no desarrollaremos el mal hábito de quejarnos.
Lectura: Éxodo 17:1-7
. . . tentaron al Señor, diciendo: ¿Está el Señor entre nosotros o no? --Éxodo 17:7.
La mayoría de la gente tiene uno o dos malos hábitos. Algunos hábitos son simplemente irritantes, como cuando la persona habla demasiado o muy rápidamente. Otros son mucho más graves.
Considera, por ejemplo, el mal hábito que tenía el pueblo de la antigua Israel. Acababan de ser librados de la esclavitud (Éxodo 14:30), y tenían que haber estado agradecidos. Pero en lugar de ello empezaron a quejarse a Moisés y a Aarón: «Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en la tierra de Egipto» (16:3).
En Éxodo 17 leemos que sus quejas aumentaron y llegaron a ser riña. En realidad, sus quejas eran contra Dios, pero pelearon con Moisés porque él era el líder. Dijeron: «¿Por qué nos has hecho subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?» (v.3). El pueblo hasta comenzó a cuestionar si Dios en realidad estaba con ellos (v.7). Sin embargo, Él siempre suplió sus necesidades.
Si somos honestos tendríamos que admitir que a veces nos quejamos cuando Dios no nos responde de la forma en que queremos. Lo acusamos de estar ausente o de no estar interesado. Pero cuando nuestro corazón está preocupado por los propósitos de Dios y no por los nuestros, tendremos paciencia y confiaremos en que Él va a proporcionar todo lo que necesitamos. Así no desarrollaremos el mal hábito de quejarnos.
SI QUIERES VENCER EL HÁBITO DE QUEJARTE CUENTA TUS BENDICIONES.
No hay comentarios:
Publicar un comentario