Lectura: Salmo 51
La Biblia En Un Año: Daniel 7-9
Abandone el impío su camino . . . y vuélvase al Señor, que tendrá de él compasión. . . . --Isaías 55:7.
Una mujer cristiana preguntó a otro creyente cómo estaba. Con una amplia sonrisa contestó: «¡Arrepintiéndome y regocijándome, hermana!»
Creo que este hombre andaba en un espíritu de arrepentimiento: confesando a diario y volviéndose de sus pecados, al tiempo que se regocijaba en el perdón de Dios.
Puesto que el arrepentimiento honesto implica tristeza, podemos olvidar que el arrepentimiento conduce al regocijo. Cuando nos arrepentimos por primera vez y nos hacemos creyentes experimentamos un gran gozo. Pero si luego optamos por vivir con pecado no confesado, ese gozo se pierde.
David creía que su gozo podía restaurarse. Después de derrramar su oración de arrepentimiento a Dios hizo esta humilde súplica: «Restitúyeme el gozo de tu salvación» (Salmo 51:12). Cuando David se volvió al Señor recuperó su sentido de propósito: «Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti» (v.13). Por medio de su fe en un Dios perdonador y misericordioso, David comenzó a regocijarse de nuevo en su salvación (vv.14-15).
¿Pierdes a veces el gozo de tu salvación por no lidiar con tus pecados? Si los confiesas, Dios te perdonará (1 Juan 1:9). Él restaurará tu gozo y te ayudará a vencer el pecado que te atormenta. Eso es lo que significa ser un cristiano que «se arrepiente y se regocija».
La Biblia En Un Año: Daniel 7-9
Abandone el impío su camino . . . y vuélvase al Señor, que tendrá de él compasión. . . . --Isaías 55:7.
Una mujer cristiana preguntó a otro creyente cómo estaba. Con una amplia sonrisa contestó: «¡Arrepintiéndome y regocijándome, hermana!»
Creo que este hombre andaba en un espíritu de arrepentimiento: confesando a diario y volviéndose de sus pecados, al tiempo que se regocijaba en el perdón de Dios.
Puesto que el arrepentimiento honesto implica tristeza, podemos olvidar que el arrepentimiento conduce al regocijo. Cuando nos arrepentimos por primera vez y nos hacemos creyentes experimentamos un gran gozo. Pero si luego optamos por vivir con pecado no confesado, ese gozo se pierde.
David creía que su gozo podía restaurarse. Después de derrramar su oración de arrepentimiento a Dios hizo esta humilde súplica: «Restitúyeme el gozo de tu salvación» (Salmo 51:12). Cuando David se volvió al Señor recuperó su sentido de propósito: «Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti» (v.13). Por medio de su fe en un Dios perdonador y misericordioso, David comenzó a regocijarse de nuevo en su salvación (vv.14-15).
¿Pierdes a veces el gozo de tu salvación por no lidiar con tus pecados? Si los confiesas, Dios te perdonará (1 Juan 1:9). Él restaurará tu gozo y te ayudará a vencer el pecado que te atormenta. Eso es lo que significa ser un cristiano que «se arrepiente y se regocija».
LA CONVICCIÓN NOS PONE TRISTES. LA CONFESIÓN NOS DA ALEGRÍA.
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