Lectura: Marcos 8:34-38
.Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame. --Marcos 8:34.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los bombarderos B-17 hacían largos vuelos desde los Estados Unidos continentales hasta Saipán, la isla del Pacífico. Cuando aterrizaban allí, los aviones eran recibidos por una camioneta que tenía la siguiente señal: «Sígueme.» Aquel vehículo pequeñito guiaba a los gigantes aviones hasta los lugares que les asignaban en el área de estacionamiento.
Un piloto, quien admitía él mismo no ser un hombre religioso, hizo un comentario muy reflexivo: «Esa pequeña camioneta, con su señal peculiar, siempre me recuerda a Jesús. Él era [un hombre humilde], pero los hombres y las mujeres gigantes de nuestra época estarían perdidos sin su dirección.»
Siglos después de que nuestro Salvador caminara por las calles y colinas de Israel, el mundo, con todos sus avances, sigue necesitando su ejemplo e instrucción. Cuando no se siguen Sus caminos surgen numerosos problemas y males en nuestro mundo, como la inmoralidad, los delitos y la codicia.
¿Cómo seguimos los caminos de Jesús? Primero que todo, nos volvemos de nuestro pecado y le confiamos nuestra vida como Salvador y Señor. Luego buscamos Su voluntad en Su Palabra cada día y la ponemos en práctica por medio del poder del Espíritu Santo que vive en nosotros. Aprendemos a negar nuestros deseos egoístas y nos entregamos completamente a seguir a Jesús (Marcos 8:34-35).
Si quieres estar a tono con los propósitos de Dios, responde a la invitación de Jesús: «Sígueme.»
SI QUIERES ENCONTRAR TU CAMINO EN LA VIDA, SIGUE A CRISTO.
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