Lectura: Lucas 15:3
«Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja que se había perdido.» --Lucas 15:6.
La escritora estadounidense Julia Ward Howe es recordada principalmente por su poema «Gloria, gloria, aleluya». Según su hija, Howe una vez invitó a su amigo, el Senador Charles Summer, a conocer a un joven actor que estaba empezando. Pero él declinó la invitación diciendo: «No creo que me interese conocerlo. Ya no tengo interés en las personas.» Julia escribió en su diario posteriormente: «Afortunadamente, Dios Todo poderoso no ha llegado tan lejos.»
¿No te alegras de que el Señor no haya llegado al punto de no interesarse en la gente? De hecho, nuestro Padre celestial está interesado en cada miembro individual de la familia humana.
Según Jesús, el Padre es como un pastor devoto que deja su rebaño de 99 ovejas en la seguridad y el refugio del corral, y sale con sacrificio a buscar a la oveja perdida (Lucas 15:4-6). De hecho, para ayudarnos a entender la naturaleza intensamente individual del amor de Dios, Jesús declaró que hasta los cabellos de nuestras cabezas están contados (Mateo 10:30). Es sorprendente que este Pastor divino hasta diera su vida por nosotros, Sus ovejas (Juan 10:11).
¿Eres una oveja perdida que necesita que Jesús, el Pastor, te encuentre? Llámalo hoy y déjale rescatarte. Recuerda, le importas a Dios.
CUANDO ENCONTRAMOS A CRISTO DESCUBRIMOS QUE NOSOTROS ÉRAMOS LOS PERDIDOS.
La escritora estadounidense Julia Ward Howe es recordada principalmente por su poema «Gloria, gloria, aleluya». Según su hija, Howe una vez invitó a su amigo, el Senador Charles Summer, a conocer a un joven actor que estaba empezando. Pero él declinó la invitación diciendo: «No creo que me interese conocerlo. Ya no tengo interés en las personas.» Julia escribió en su diario posteriormente: «Afortunadamente, Dios Todo poderoso no ha llegado tan lejos.»
¿No te alegras de que el Señor no haya llegado al punto de no interesarse en la gente? De hecho, nuestro Padre celestial está interesado en cada miembro individual de la familia humana.
Según Jesús, el Padre es como un pastor devoto que deja su rebaño de 99 ovejas en la seguridad y el refugio del corral, y sale con sacrificio a buscar a la oveja perdida (Lucas 15:4-6). De hecho, para ayudarnos a entender la naturaleza intensamente individual del amor de Dios, Jesús declaró que hasta los cabellos de nuestras cabezas están contados (Mateo 10:30). Es sorprendente que este Pastor divino hasta diera su vida por nosotros, Sus ovejas (Juan 10:11).
¿Eres una oveja perdida que necesita que Jesús, el Pastor, te encuentre? Llámalo hoy y déjale rescatarte. Recuerda, le importas a Dios.
CUANDO ENCONTRAMOS A CRISTO DESCUBRIMOS QUE NOSOTROS ÉRAMOS LOS PERDIDOS.
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