viernes, 14 de marzo de 2008

FRESCO

Lectura: Salmos 51:8-13
Vuélveme el gozo de Tu salvación. —Salmos 51:12
¿En qué piensas cuando escuchas la palabra fresco? Cuando el clima es agradable, mi esposo y yo disfrutamos yendo al mercado de los productores agrícolas para poder comprar productos que fueron cosechados esa misma mañana. Para mí, fresco significa frutas y verduras recién cosechadas —no pasadas o malogradas, sino frescas y llenas de exquisito sabor.
Yo necesito ese tipo de frescura en mi relación con Dios. Yo también tengo demasiadas actitudes pasadas —impaciencia, crítica y egoísmo— y no tengo suficiente «benignidad, bondad, . . . mansedumbre», que son «el fruto del Espíritu» (Gá. 5:22-23).
Cuando David se arrepintió del pecado en su vida, oró: «Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio». Luego elevó una petición a Dios: «Vuélveme el gozo de Tu salvación» (Sal. 51;10-12). La confesión y el arrepentimiento de nuestro pecado renuevan nuestra comunión con el Señor y gozosamente nos permite comenzar de nuevo.
¡Qué mejor momento que hoy para pedirle a Dios que te
dé un espíritu nuevo, una fe fresca, y una apreciación renovada de Él!
Señor, queremos que el fruto de nuestras vidas siempre esté «vigoroso y verde» (Sal. 92:14). Ayúdanos a experimentar Tu amor, compasión y fidelidad que «nuevas son cada mañana» (Lm 3:22-23). Amén.
PARA LLEVAR BUEN FRUTO, LIMPIA LA MALA HIERBA DEL PECADO.

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