martes, 31 de mayo de 2011

«DEJA QUE TU PADRE TE DÉ UN BESO»

La balsa de goma corrió desbocada sobre los furiosos rápidos del río Colorado, en el Gran Cañón. Navegaban en la balsa tres hombres impetuosos. De repente la balsa dio contra una afilada punta de una roca, y estalló como un globo. Los tres hombres cayeron a las turbulentas aguas.

Harris Frank, de sesenta y cinco años de edad, hombre recio y duro, luchó por su vida. Tenía una clavícula fracturada y la mano izquierda casi seccionada. De los otros hombres, su hijo John de cuarenta años, y su nieto Tyler de dieciocho, no supo nada. En su agonía clamó a Dios diciendo: «Señor de los cielos, sálvame a mí y sálvalos a ellos.» Después de dos horas fue rescatado.

Cuando su hijo y su nieto fueron a verlo al hospital, Harris Frank, con lágrimas en los ojos, dijo: «Deja que tu padre te dé un beso.» Este era el primer beso que aquel padre le daba al hijo en cuarenta años de vida.

Harris Frank no era un hombre malo. Era un hombre duro, eso sí, de los que piensan que besar a un hijo es señal de debilidad, cosa de mujeres. Pero él no era malo. Sin embargo, esos momentos de peligro, cuando parece que se ha llegado al fin de la vida y se abre por delante el abismo negro de la muerte, sirven para ablandar la mente y el corazón. El hombre más duro se enternece, y los ojos sin lágrimas se humedecen.

Muchos padres piensan que para hacer que sus hijos sean hombres tienen que tratarlos con dureza e insensibilidad. No deben nunca mostrarles cariño ni darles un abrazo. Pero cuando acecha la muerte o golpea la desgracia, se dan cuenta de que la vida natural no es así. Ellos también, por duros que sean, sienten emociones que los mueven a llorar, a asustarse y a clamar a Dios. Cuenta Harris Frank, en su relato, que vio una especie de catedral blanca en los cielos, y eso lo hizo clamar a Dios.

¿Cómo debe relacionarse, entonces, el padre con su hijo? Si el hijo está en la cunita y todavía viste pañales, debe ir y darle un beso. Si el hijo tiene dieciocho años y está sufriendo sus primeros problemas emocionales, debe abrazarlo, darle un beso y confortarlo. Y aun si el hijo tiene cuarenta años de edad y está pasando por una crisis en su vida, debe darle un abrazo y un beso. ¿Acaso por eso deja de ser su hijo?

Los hijos, especialmente los hijos varones, necesitan ver en su padre esa transparencia emocional que les asegura que son amados de quien más necesitan amor. Amemos a nuestros hijos con el amor con que Dios ama a su Hijo Jesucristo, y lloremos con ellos.

Hermano Pablo

domingo, 29 de mayo de 2011

FILIPENSES 4: 6 -7

NUNCA DIGAS NUNCA

Lectura: Hechos 9:1-22.
"En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios" Hechos 9:20
Mientras caminaba con un amigo por un sendero junto al antiguo Muro de Berlín, él me dijo: «Este es uno de esos lugares “nunca digas nunca” de mi vida». Me explicó que, durante los años en que el muro dividía la ciudad, había hecho una docena de viajes a través del paso fronterizo Checkpoint Charlie para alentar a los miembros de la iglesia que vivían bajo constante vigilancia y oposición en Alemania del Este. En más de una ocasión, los guardias de la frontera lo habían detenido, interrogado y hostigado.
En 1988, él llevo a sus hijos a Berlín Occidental, y les dijo: «Miren bien este muro porque, algún día, cuando traigan a sus hijos aquí, seguirá estando». Un año después no estaba más.
Cuando Saulo de Tarso comenzó a atacar a los seguidores de Jesús, nadie se imaginaba que alguna vez se convertiría en discípulo de Cristo. «Jamás. Imposible». Sin embargo, Hechos 9:1-9 registra la historia del encuentro enceguecedor de Saulo con Jesús en el camino a Damasco. Pocos días después de ese acontecimiento que le cambió la vida, Saulo estaba predicando en las sinagogas de aquella ciudad y diciendo que Jesús era el Hijo de Dios, lo cual llenaba de asombro a todos los que lo escuchaban (vv. 20-21).
En lo que respecta a la obra de Dios en las personas más complicadas que conozcamos, nunca deberíamos decir «nunca».
Nunca digas «nunca» cuando se trata de lo que Dios puede hacer.

sábado, 28 de mayo de 2011

UNO COSECHARA LO QUE SIEMBRA

Una mañana una mujer bien vestida se paró frente a un hombre desamparado, quien lentamente levantó la vista...

y miro claramente a la mujer que parecía acostumbrada a las cosas buenas de la vida. Su abrigo era nuevo. Parecía que nunca se había perdido de una comida en su vida. Su primer pensamiento fue: “Solo se quiere burlar de mi, como tantos otros lo habían hecho...
"Por Favor Déjeme en paz !! gruñó el Indigente...
Para su sorpresa, la mujer siguió enfrente de el. Ella sonreía, sus dientes blancos mostraban destellos deslumbrantes. "¿Tienes hambre?" preguntó ella. "No", contestó sarcásticamente. "Acabo de llegar de cenar con el presidente ...
Ahora vete."

La sonrisa de la mujer se hizo aún más Grande. De pronto el hombre sintió una mano suave bajo el brazo. "¿Qué hace usted, señora?" -preguntó el hombre enojado. “Le digo que me deje en paz” !! Justo en ese momento un policía se acercó. "¿Hay algún problema, señora?" -le preguntó el oficial...
"No hay problema aquí, oficial, contestó la mujer .. "Sólo estoy tratando de ayudarle para que se ponga de pie ...
¿Me ayudaría? El oficial se rascó la cabeza. "Si, el Viejo Juan, Ha sido un estorbo por aquí por los últimos años. ¿Qué quiere usted con él?" Pregunto el oficial ...
"Ve la cafetería de allí?" -preguntó ella. "Yo voy a darle algo de comer y sacarlo del frío por un ratito." "¿Está loca, señora?" el pobre desamparado se resistió. "Yo no quiero ir ahí! Entonces sintió dos fuertes manos agarrandolo De los brazos y lo levantaron.

"Déjame ir oficial, Yo no hice nada .."
"Vamos Viejo, esta es una Buena oportunidad para ti," el oficial le susurro al oido ." Finalmente, y con cierta dificultad, la mujer y el agente de policía llevaron al Viejo Juan a la cafetería y lo sentaron en una mesa en un Rincón de la cafetería. Era casi mediodía , la mayoría de la gente ya había almorzado y el grupo para la comida aún no había llegado ...
El gerente de la cafeteria se acercó y les pregunto. "¿Qué está pasando aquí, oficial?" "¿Qué es todo esto? Y este hombre esta en problemas?" "Esta señora lo trajo aquí para que coma algo," respondió el policía. "Oh no, Aquí no !" el gerente respondió airadamente. "Tener una persona como este aquí es malo para mi negocio !!! El Viejo Juan esbozó una sonrisa con sus pocos dientes. "Señora, se lo dije. Ahora, si van a dejarme ir ?. Yo no quería venir aquí desde un principio."

La mujer se dirigió al gerente de la cafetería y sonrió .. "Señor, ¿está usted familiarizado con Hernandez y Asociados ??, la firma bancaria que esta a dos calles ?" "Por supuesto que los conozco", respondió el administrador con impaciencia. "Ellos tienen sus reuniones semanales en una de mis salas de banquetes." "¿Y se gana una buena cantidad de dinero con el suministro de alimentos en estas reuniones semanales?" PREGUNTO La Señora ...
"¿Y eso que le importa a usted?

Yo, señor, soy Penélope Hernandez, presidente y dueña de la compañía ". “Oh Perdon !! dijo el gerente ... La mujer sonrió de nuevo .. "Pensé que esto podría hacer una diferencia en su trato." Le dijo al policía, que fuertemente trataba de contener una carcajada. "¿Le gustaría tomar con nosotros una taza de café o tal vez una comida, oficial?" "No, gracias, señora", replicó el oficial. "Estoy en servicio". "Entonces, quizá, una taza de café para llevar ?" "Sí, señora. Eso estaria mejor".

El gerente de la cafetería giró sobre sus talones como recibiendo una orden. – “Voy a traer el café para usted de inmediato señor oficial " El oficial lo vio alejarse. Y opino :"Ciertamente lo ha puesto en su lugar", dijo. "Esa no fue mi intención “ dijo la señora ... Lo crea o no, tengo una buena razón para todo esto". Se sentó a la mesa frente a su invitado a cenar. Ella lo miró fijamente... "Juan ¿te acuerdas de mí?"

El viejo Juan miro su rostro, el rostro de ella, con los ojos lagañosos "Creo que sí - Digo , se me hace familiar". "Mira Juan , quiza estoy un poco mas grande , pero mirame bien", dijo la Señora .. "Tal vez me veo mas llenita ahora ... pero cuando tu trabajabas aqui hace muchos años vine aqui una vez, y por esa misma puerta, muerta de hambre y frio." Algunas lágrimas posaron sobre sus mejillas...

"¿Señora?" dijo el Oficial, No podía creer lo que estaba presenciando, ni siquiera pensar que la mujer podría llegar a tener hambre. "Yo acababa de graduarme de la Universidad en mi pueblo", la mujer comentó. "Yo había llegado a la ciudad en busca de un trabajo, pero no pude encontrar nada. Con la voz quebrantada la mujer continuaba: Pero cuando me quedaban mis últimos centavos y me habían corrido de mi apartamento. Caminaba por las calles, y era en febrero y Hacía frío y casi muerta de hambre. vi este lugar y entre con una poca posibilidad de que podría conseguir algo de comer. " Con lágrimas en sus ojos la mujer siguió platicando ...

Juan me recibio con una sonrisa. "Ahora me acuerdo", dijo Juan. "Yo estaba detrás del mostrador de servicio. Se acercó y me preguntó si podría trabajar por algo de comer”. “ Me dijiste que estaba en contra de la política de la empresa". Continuó la mujer.. -Entonces, tu me hiciste el sándwich de carne mas grande que había visto nunca... me diste una taza de café, y me fui a un rincón a disfrutar de mi comida. Tenía miedo de que te metieras en problemas. Luego, cuando miré y te vi a poner el precio de la comida en la caja registradora, supe entonces que todo iba a estar bien ".

"Así que usted comenzó su propio negocio?" El viejo Juan dijo. " Si, encontré un trabajo esa misma tarde. Trabajé muy duro, y me fui hacia arriba con la ayuda de Mi Padre Dios. Eventualmente empecé mi propio negocio que, con la ayuda de Dios, prosperó .." Ella abrió su bolso y sacó una tarjeta. "Cuando termines aquí , quiero que vayas a hacer una visita al señor Martínez. Él es el director de personal de mi empresa. Iré a hablar con él y estoy segura de que encontrará algo para que puedas hacer algo en la oficina ".

Ella sonrió. "Creo que incluso podría darte un Adelanto, lo suficiente para que puedas comprar algo de ropa y conseguir un lugar para vivir hasta que te recuperes. Si alguna vez necesitas algo, mi puerta está siempre abierta para ti Juan." Hubo lágrimas en los ojos del anciano. "¿Cómo voy a agradecer? , preguntó. "No me des las gracias", respondió la mujer. "A Dios dale la gloria. El me trajo a ti." Fuera de la cafetería, el oficial y la mujer se detuvieron y antes de irse por su lado .. "Gracias por toda su ayuda, oficial." Dijo La Sra. Hernandez.”

“Al contrario, dijo el oficial,", "Gracias. Vi un milagro hoy, algo que nunca voy a olvidar. Y ... Y gracias por el café. "..... Que Dios te bendiga siempre y no te olvides que cuando tiramos el pan sobre las aguas, nunca sabes cuando será devuelto a ti .. Dios es tan grande que puede cubrir todo el mundo con su amor y a la vez tan pequeño para entrar en tu corazón. Cuando Dios te lleva al borde del acantilado, confia en él plenamente y dejate llevar.

Sólo 1 de 2 cosas va a suceder, o él te sostiene cuando tu te caes, o te va a enseñar a volar! El poder de una frase! Dios va a cambiar las cosas hoy y pondra todo a tu favor

viernes, 27 de mayo de 2011

CUANDO SE NOS CAE EL ESCENARIO

Todo iba perfectamente bien en el ensayo general. El Teatro de la Maestranza, en Sevilla, España, lucía como en sus mejores tiempos. Una compañía francesa habría de estrenar la célebre ópera «Otello» del gran maestro Verdi. Se hallaban en el primer acto, y cantaba Plácido Domingo.

De pronto, con estrépito, toda la tramoya se vino abajo. Cien personas que estaban en el escenario corrieron despavoridas. Diez de ellas salieron heridas, y una joven francesa, Annitk Jossette, quedó muerta en la escena.

Pocas veces ocurre que todo el escenario de un teatro se derrumbe por completo. Accidentes de menor cuantía abundan en la vida del teatro, pero que en un sólo ensayo, y con cien personas en escena, todo se venga abajo, ocurre muy pocas veces. «Gajes del oficio», comentó uno de los heridos.

Ahora bien, podrá caerse la tramoya de un teatro, pero es cosa muy distinta que se venga al suelo la estructura entera de nuestra vida.

¿Qué hacer cuando lo que hemos pacientemente creado, edificado y cuidado a lo largo de muchos años —una buena posición económica, una linda familia, prestigio social, un agradable círculo de amistades y deleitosas actividades— se viene de pronto abajo?

¿Cuando el médico, por ejemplo, nos dice: «Lo que usted tiene, señor, es cáncer, y sólo le quedan seis meses de vida», qué podemos hacer?

O ¿qué hacer cuando por un derrumbe económico todo lo que teníamos ganado se reduce a nada, y casa y ahorros y trabajo se esfuman?

O ¿qué puede hacer la señora cuando el esposo, padre y jefe del hogar anuncia que otra mujer ha tomado el lugar de ella?

Los del Teatro de la Maestranza de Sevilla comenzaron a retirar con paciencia todas las tablas, telones, cables y luces que se habían venido abajo, y a los dos días reiniciaron el ensayo. Pero nosotros, ¿qué podemos hacer?

Cuando todo se viene abajo, necesitamos dos cosas. Una, por supuesto, es la solución a nuestro problema inmediato. La otra, y esta es la más importante porque permanece toda la vida, es una fe inquebrantable en la persona de Jesucristo. Cuando sabemos que Dios, en la persona de Cristo, es nuestro amigo, la vida entera, con todos sus problemas, se hace soportable.

Cristo desea estar a nuestro lado para ayudarnos a través de las vicisitudes de esta vida. Invitémoslo a que sea nuestro amigo.

Hermano Pablo

ENTRE EL MUNDO Y EL CIELO

"Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí, el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.
El enjugará toda lágrima de los ojos de ellos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas han pasado.
Y el que está sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas." (Apocalipsis 21:3-5)
"La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera." (Apocalipsis 21:23)


No nos alcanza la imaginación para pensar el cielo futuro. Resulta casi imposible imaginar un lugar donde nada, absolutamente nada nos aqueje, nos preocupe, nos apene. D onde sólo exista el gozo y donde podamos ver a nuestro Padre. Donde residen la justicia y el bien, ese cielo tan hermoso y maravilloso que no podemos pensar.

Nuestro mundo, en cambio, nos ofrece otro panorama: familias destrozadas, hijos abandonados, violencia, generaciones perdidas por las drogas, villas, personas que mueren cada segundo de hambre, sed o sida, pobreza, corrupción, desdicha, guerras, asesinatos, inseguridad, gente en las calles hurgando la basura para comer… la lista es cada vez peor y demasiado extensa.

Entre el cielo prometido y el mundo en que vivimos hay un abismo: contrapongamos las calles de oro con nuestras calles plagadas de miseria donde la basura y el hombre son la misma cosa. O la ausencia de muerte y la alegría con el dolor de ver morir de hambre a millones.

Y en el medio, nosotros, los cristianos que vivimos hoy en este planeta pero ya hemos comenzado a vivir el cielo, porque somos ciudadanos del Reino de Cielo s, porque el Señor está aquí con nosotros y nos deja gozar de sus beneficios también en esta vida. Hoy hay pena pero tenemos consuelo. Hoy hay preocupaciones pero tenemos esperanza. Y es que hoy contamos con Él en nuestra vida.

Pero hay todo un mundo que aún solo experimenta tristeza, un mundo que ve cada vez más oscuro el futuro y la esperanza es una palabra linda que sólo suena en las canciones. ¿Dónde está el cielo para ellos?

Nosotros tenemos nuestro cielo ahora pero no siempre lo compartimos y nos quedamos absortos viendo como este mundo se pudre.

Mostremos las puertas al cielo, compartamos la felicidad de experimentar a Cristo en la vida y gocemos que muchos otros gocen el cielo con nosotros. Mostremos la mano que a nosotros nos rescató, el camino que un día decidimos tomar. Ese que nos hace vivir hoy y mañana al cielo mismo.

Equipo de colaboradores del Portal de la Iglesia Latina
www.iglesialatina.org
meryrueda

SER SANADO

Lectura: Juan 5:1-9.
"¿Quieres ser sano?" Juan 5:6
Las uvas de la ira, la novela de John Steinbeck, ganadora del premio Pulitzer, comienza con una escena en Oklahoma, una zona arrasada por la sequía durante la Gran Depresión. Entre las semillas resecas y la tierra ahogada por el polvo, las mujeres miraban a los hombres para ver si se derrumbaban bajo tanta presión. Al ver que ellos estaban dispuestos a seguir adelante, ellas cobraron ánimo. Steinbeck escribe: «En lo profundo de su ser, las mujeres y los niños sabían que, si los hombres se mantenían enteros, ninguna desgracia sería demasiado tremenda». El tema no era la felicidad, ni la prosperidad ni la satisfacción, sino la entereza. Esto es lo que más necesitamos todos.
En la versión Reina-Valera de la Biblia, la palabra sano suele utilizarse al narrar situaciones donde Jesús curaba físicamente a las personas. Por eso, cuando el Señor se encontró con un hombre que había estado paralítico durante 38 años, le preguntó: «¿Quieres ser sano?» (Juan 5:5-6). Entonces, después de sanarlo, lo desafió para que también alcanzara la plena sanidad espiritual, diciéndole: «Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor» (v. 14).
Si sólo buscamos algo que Jesús pueda hacer a nuestro favor, nuestra relación con Él será limitada. Cuando lo que queremos es a Él mismo, eso trae plenitud a nuestras vidas. Para Cristo, lo primero y más importante es sanar todo nuestro ser.
Sólo Jesús puede sanar completamente una vida quebrantada.

jueves, 26 de mayo de 2011

«ESTAS MANOS ME SALVARON LA VIDA»

Era un viejo edificio de apartamentos en la ciudad de Nueva York. El ascensor era tan viejo como el edificio. Rebeca Rosario, al dejar a sus tres hijitas en su apartamento, les dijo: «Vuelvo en seguida. No tengan miedo.» Y la señora fue hasta el ascensor del piso número 14, donde vivía.

Abrió la puerta y dio un paso hacia adentro. Pero en lugar de entrar en la cabina, cayó al vacío. La puerta no debió haberse abierto, pues la cabina estaba en el primer piso. Pero era un edificio viejo, y era, así mismo, un ascensor viejo.

En su desesperación, Rebeca atinó a agarrarse de los cables mohosos del aparato. Sintió el terrible dolor de la raspadura, como fuego brotando de sus manos, pero aminoró la caída. Se quebró ambos tobillos, pero no se mató.

En el hospital, algunos días después, Rebeca mostró sus manos quemadas casi hasta el hueso, y dijo: «Estas manos me salvaron la vida.»

¡Qué significativa la frase de aquella mujer de treinta años de edad! Al caer por el hueco de un ascensor desde el decimocuarto piso, atina a agarrarse de los cables, y al cabo de su odisea declara: «Estas manos me salvaron la vida.»

Las manos son un instrumento maravilloso, genial diseño de Dios. Con ellas se puede empuñar un hacha o un bisturí. Se puede pintar a brochazos un gallinero o, con un delicado pincel, un cuadro como «La Última Cena».

Con las manos se puede proporcionar el puñetazo más violento al enemigo, o la caricia más dulce al ser amado. Se puede con ellas robar descaradamente lo ajeno, o con honradez proveer el pan de la familia. Las manos de Rebeca Rosario sirvieron para salvarle la vida.

Hay en la historia universal otras manos que, sin salvar la vida de quien las extendía, fueron traspasadas para obtener la salvación de la humanidad entera. Fueron las manos benditas del divino Redentor, el Señor Jesucristo. Sus manos fueron clavadas a la cruz del Calvario a fin de que Él diera su vida por la de todo ser humano.

Ahora cualquier persona de cualquier raza, pueblo, color o idioma, de cualquier condición económica, clase social o religión, puede ser eternamente salva con sólo creer que Jesucristo es el Hijo de Dios y que dio su vida en la cruz del Calvario como precio de rescate para su salvación.

Para ser eterna y gratuitamente salvos, basta con que creamos en Jesucristo y lo recibamos como eterno Salvador. Hoy puede ser el día de nuestra salvación.

Hermano Pablo

BUENAS NOTICIAS

Lectura: 2 Reyes 7:3-11.
"No estamos haciendo bien. Hoy es día de buena nueva, y nosotros callamos" 2 Reyes 7:9
Graham, un amigo mío australiano, no nació ciego. Un extraño accidente lo dejó así cuando tenía nueve años. Sin embargo, él nunca sintió lástima de sí mismo. Dondequiera que iba, contaba lo que Jesús significaba para él. Su último viaje fue a Tailandia para ejercer como fisioterapeuta. Además de utilizar sus habilidades profesionales, quería compartir el evangelio de Cristo.
Los cuatro leprosos de 2 Reyes 7 también tenían una buena noticia para dar. Se habían encontrado imprevistamente con el campamento sirio y descubrieron que no había nadie. Después de apropiarse de la comida y del botín, recordaron al pueblo samaritano que desfallecía de hambre después de haber sido sitiado por los sirios. Su reacción fue: «No estamos haciendo bien. Hoy es día de buena nueva, y nosotros callamos» (v. 9). Entonces, fueron y le contaron al resto de los israelitas acerca de las provisiones.
A pesar de sus desventajas físicas y sociales, tanto Graham como los leprosos pensaron en los demás. Estaban agradecidos por lo que habían encontrado y lo consideraban demasiado bueno como para guardárselo y no compartirlo con otras personas.
¿Conoces a alguien que necesite saber lo que Jesús hizo? No pongas excusas diciendo que te falta capacidad, sino ve y comparte la buena noticia de lo que el Señor ha hecho contigo. De este modo, tu vida tendrá un nuevo propósito.
Cuando estamos agradecidos por lo que tenemos, queremos compartirlo con otros.

martes, 24 de mayo de 2011

AMOR EN ACCION

Cierta noche, un hombre vino a nuestra casa y me dijo:
- Hay una familia con ocho niños. No han comido durante días.Tome algunas provisiones y fui a verlos.
Cuando llegue con esa familia, vi las caras de los niños desfiguradas por el hambre. No se reflejaba ninguna aflicción ni tristeza en sus caras, solo el profundo dolor del hambre.

Le ofrecí arroz a la madre. Ella dividió el arroz en dos y salio, llevando consigo la mitad. Cuando regreso, le pregunte:
- A donde fue? -ella me dio esta simple respuesta:
- Con mis vecinos, ellos también tienen hambre!
… No me sorprendió su acción, porque la gente pobre realmente es muy generosa. Pero si estaba sorprendida de que supiera que también ellos tuvieran hambre.

Por regla general, cuando nosotros somos los que estamos sufriendo, nos enfocamos en nuestras necesidades y no tenemos tiempo para los demás.

Madre Teresa

Lucas 10:27
Y él respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de todas tus fuerzas, y de todo tu entendimiento; y á tu prójimo como á ti mismo.

EL BARCO

Lectura: Hechos 6:1-7.
"Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios" 1 Pedro 4:10
Un grupo de jóvenes que visitaba Jamaica en un viaje misionero estaba disfrutando de un tiempo libre y jugando al frisbee [disco volador]. Sin embargo, cuando alguien vio que un barco se había volcado en una playa cercana, el juego de pronto terminó y los jóvenes se arrojaron rápidamente al agua para ayudar.
Se encontraron con un pequeño grupo de operarios navieros profesionales que luchaban para tratar de dar vuelta el barco. Ante tal circunstancia, los jóvenes pudieron ayudar. Pusieron manos a la obra, aportaron su fortaleza juvenil, y todos juntos pudieron enderezar el bote.
Lo que pasó ese día en el Mar Caribe me recuerda lo que puede suceder en la iglesia. Los «profesionales», el pastor y las demás personas capacitadas para liderar la congregación, enfrentan una tarea que no pueden hacer solos. Suele ser complicado llevar a cabo las labores en la iglesia sin que los laicos se incorporen y trabajen junto con los líderes.
Esto fue lo que sucedió en Hechos 6. Algunas personas de la iglesia estaban siendo descuidadas, y los «profesionales», los apóstoles que lideraban la congregación, se dieron cuenta de que no podían hacer todo por sí solos. La iglesia pudo seguir adelante sólo cuando siete laicos se sumaron para ayudar a los líderes.
¿Cómo puedes sumarte a la labor de tu pastor y de los demás líderes para colaborar en el progreso de la iglesia?
El trabajo en equipo divide el esfuerzo y multiplica el resultado.

VALÍA LA PENA

Cuando trajeron al joven soldado a la sala de cirugía, el doctor Kenneth Swan movió la cabeza. Dudaba sinceramente que valiera la pena tratar de salvarle la vida. Tenía ambas piernas destrozadas. El pecho lo tenía hundido. Había perdido un ojo, y el otro estaba mal herido. «Si vive
—pensó el médico—, será infeliz toda su vida.» ¿Valdrá la pena operarlo? Sin embargo, lo operó.

Veintitrés años después se encontraron el doctor Swan y Kenneth McGarity, el joven que había sido herido en el campo de batalla. Sucedió en Fort Benning, Georgia, cuando el gobierno le otorgaba cuatro condecoraciones al veterano de Vietnam.

El médico y el veterano se dieron la mano. McGarity estaba lisiado y, además, ciego. Pero había cursado estudios de universidad, se había casado, tenía dos hijos y tocaba magistralmente el piano. Kenneth McGarity era un hombre entero, feliz y útil a la sociedad. «He aprendido una gran lección —dijo el doctor Kenneth Swan—. Nunca debo dudar de la validez de una operación.»

Este caso tiene dos capítulos. El primero fue la explosión de una bomba que destrozó a Kenneth McGarity en la guerra de Vietnam, y el médico que lo operó porque algo, como quiera, había que hacer. El segundo capítulo tuvo lugar veintitrés años después, cuando el médico pudo contemplar el valor de su decisión.

¿Valía la pena hacer todo lo posible por poner en orden el cuerpo destrozado de ese joven? ¡Seguro que sí! Hubo que amputarle ambas piernas. Hubo que extraerle los dos ojos. Hubo que coserlo por todas partes, y reacondicionar pecho, rostro, brazos y manos. Pero valió la pena. Tras veintitrés años de lucha tenaz, Kenneth McGarity llegó a ser un hombre completo y feliz.

¿Qué tal si damos rienda suelta a la imaginación? Un día Dios el Padre y Jesucristo su Hijo conversaban acerca del hombre, que había caído en las garras de Satanás y estaba totalmente destrozado por el pecado. El Padre preguntó: «¿Vale la pena salvar a este despreciable ser humano?» Y el Hijo respondió: «Sí, vale la pena. Tengo esperanza en él. Daré mi vida por él, y con mi sacrificio lo regeneraré y transformaré.» Así pudo haber transcurrido la conversación.

Lo que sabemos sin tener que imaginárnoslo es que Cristo vino a este mundo. Murió en la cruz del Calvario, y resucitó para confirmar el valor de ese sacrificio. A los ojos de Dios, todos somos de inmenso valor. Por eso entregó Dios a su Hijo. Y es por ese sacrificio que nosotros podemos gozar de una vida plena, abundante y digna. A eso la Biblia lo llama salvación.

Hermano Pablo

lunes, 23 de mayo de 2011

TRCNOLOGIA PUNTA

Lectura: 1 Corintios 2:6-16.
"… hemos recibido […] el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido" 1 Corintios 2:12
En lo que respecta a las comunicaciones, la tecnología de punta invade cada vez más nuestro mundo. La popularidad de ciertas cosas como mensajes de texto, Twitter y Facebook puede hacer que algunos piensen que la Biblia es un producto antiguo. Las personas con mentalidad tecnológica podrían sentirse afectadas porque la Palabra de Dios no emite sonidos ni tiene gráficos ingeniosos. Pero lo cierto es que hay más capacidad tecnológica en la Biblia que en cualquier avanzada herramienta comunicacional que nuestro mundo conozca.
Es habitual que se le diga a un pastor: «Lo que usted dijo en el mensaje era justo lo que yo necesitaba». De alguna manera, durante el sermón, Dios habló al corazón de una persona con palabras hechas a su medida. Si alguna vez leíste la Biblia y sentiste que Dios te hablaba directamente a ti, sabes a qué me refiero. El Señor te ha puesto en conexión con Su Espíritu que ilumina tu mente para que entiendas Su Palabra.
Imagínate que recibes un «mensaje de texto» directamente de parte del Creador del universo diciéndote justo lo que necesitas en el momento preciso. Cualquiera que sea el nivel de tecnología punta que logre este mundo, ¡jamás experimentarás una modalidad de comunicación más poderosa que la divina!
Regocíjate en que «hemos recibido […], el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido» (1 Corintios 2:12).
La Biblia puede ser vieja, pero sus verdades siempre son nuevas.

domingo, 22 de mayo de 2011

YO, MI, MIO

Lectura: Filipenses 2:1-11.
"Nada hagáis por contienda o por vanagloria…" Filipenses 2:3
En 1970, los Beatles comenzaron a trabajar en un documental cuyo objetivo era mostrar cómo elaboraban su música. Sin embargo, en lugar de revelar el proceso de creatividad musical, la filmación ponía de manifiesto un despliegue de interés personal y de confrontación. Los miembros de la banda estaban más interesados en sus propias canciones que en el progreso del grupo. Poco después de concluir ese proyecto, el conjunto se disolvió y dejó como resultado amistades destruidas y disputas.
Este problema es de larga data. En el siglo i d.C., el apóstol Pablo temía que los creyentes de Filipos cayeran en la trampa del egoísmo. Él sabía que, cuando el deseo del progreso personal se coloca por encima del interés en los demás, las actitudes se tornan inmediatamente perjudiciales y divisionistas.
Para contrarrestar esta peligrosa tendencia, Pablo escribió: «Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros» (Filipenses 2:3-4).
¿Qué revelaría un documental sobre tu vida? ¿Egoísmo o generosidad? Debemos ocuparnos los unos de los otros, ya que la solidaridad desinteresada previene las divisiones y genera unidad en la familia de la fe en nuestras iglesias.
Un corazón centrado en los demás no será consumido por el yo.

sábado, 21 de mayo de 2011

JUAN 15 :7

ASI, SE ADQUIERE SABIDURIA

En las pruebas y los problemas, el valor real que obtenemos es la sabiduría.

Sabiduría para actuar correctamente, tomando en cuenta cada aspecto que hemos aprendido en medio de las situaciones adversas. Las pruebas y problemas nos dan la oportunidad de ver el poder del Dios durante los tiempos difíciles por medio de milagros que solo provienen de Él.

Si entendemos que las situaciones difíciles son para demostrarnos que no podemos vivir separados de Él, podremos vivir una vida cristiana de éxito.

Ahora bien, ¿cómo entender correctamente las pruebas y los problemas y actuar con sabiduría? Aquí te damos diez formas correctas para actuar:

  1. Estar convencido de que Dios está en control del tiempo y la intensidad de nuestras pruebas.
  2. Darnos cuenta de que Dios tiene un propósito específico en cada prueba.
  3. Entender que cada prueba está diseñada para llenar una necesidad específica que Dios ve en nuestras vidas.
  4. Aceptar que cada prueba va a tener como resultado nuestro propio bien, si respondemos con fe.
  5. Descubrir cómo cada prueba puede fortalecer nuestra fe en el Señor para todo.
  6. Regocijarnos en que cada prueba es una oportunidad para que Dios demuestre Su poder para sostenernos.
  7. Someternos al desarrollo de un carácter semejante al de Cristo que viene como resultado de nuestras pruebas.
  8. Sacar provecho de la utilidad que tienen nuestras pruebas para medir nuestro crecimiento Espiritual.
  9. Debemos estar convencidos de que Dios nos acompaña a través de cada paso de la prueba (Hebreos 13:5) y
  10. Debemos tener fe en que por el Señor, no tan solo sobreviviremos a las adversidades, sino que saldremos con la victoria en nuestras manos.

viernes, 20 de mayo de 2011

CUANDO NO SE MIDEN LAS CONSECUENCIAS

Fue una hazaña singular. En un lapso de tres meses Alejo Alberti, de dieciocho años de edad, construyó una casa. La hizo con sus propias manos y enteramente de trozos de árboles. Primero taló los árboles. Después cortó los trozos, todos del mismo tamaño. Y luego fue colocando trozo sobre trozo, ensamblados unos con otros hasta formar su casa de dos cuartos, cocina y baño. Todo esto ocurrió en las montañas de Catskill del estado de Nueva York en los Estados Unidos.

Pero Alejo no contó con el invierno. Y éste fue tan duro que no pudo aguantar el frío. Tuvo entonces que ir desarmando trozo tras trozo, hasta desmantelar una parte de la casa para, con el fuego de los trozos, poder calentar la otra parte. Cuando le quedaba sólo media casa, regresó a la ciudad.

¿Qué fue lo que le pasó a Alejo Alberti? No midió las consecuencias. Y cuando llegaron los malos tiempos, Alejo no estaba preparado. Es increíble cómo algunos pasan por esta vida sin prever las consecuencias y, cuando el mundo se les viene encima, se extrañan de que todo les vaya mal.

Hay quienes edifican una posición importante en la vida, luchando con paciencia y pericia durante muchos años. Logran seguir una carrera, fundar una empresa, ganar mucho dinero, comprarse varias casas. Se casan, crían hijos, los educan y, tras unos cuarenta años de lucha, obtienen el prestigio social que sus años de trabajo les han deparado.

¿Y qué ocurre entonces? Comienzan, por una loca aventura de amor, a derribar todo lo que pacientemente construyeron. Una mujer joven los cautiva con sus encantos, y cuarenta años de vida provechosa y fructífera quedan, en un momento, hechos cenizas en el fuego de una pasión otoñal.

Cada nada oímos de historias como éstas, que ocurren en los que se han ganado algún prestigio en esta vida. La pantalla grande y la chica han recogido más de una vez la historia de un hombre que, por ceder al fuego otoñal, que puede ser más destructivo que el juvenil, se hunde en el fracaso y en la degradación social.

Más vale que midamos las consecuencias. No nos lancemos al vacío sólo por una ilusión. La vida nos ha costado demasiado para hacerla cenizas en un instante. Pidámosle a Dios que nos ayude en esos momentos cuando una buena situación económica y social nos hace creer que podemos darnos cualquier gusto. Hagamos de Cristo el Señor de nuestra vida, antes que se destruya todo lo que hemos edificado.

Hermano Pablo

jueves, 19 de mayo de 2011

«ME GUSTA CORRER RIESGOS»

Helena y su esposo Manuel comenzaron felices su luna de miel. Se fueron a la costa de su país, Portugal. Para Helena, todo era el cumplimiento de una ilusión, la feliz conclusión de todo lo que deseaba. En medio de tal felicidad, Helena y Manuel entraron al mar a bucear.

Helena vio pasar un buque, y nadó debajo del agua hasta casi rozar el casco. Manuel le indicó por señas que se apartara del buque, pero la frase de ella siempre había sido: «Me gusta correr riesgos.» Acto seguido, Helena se hundió bajo la quilla del barco y nunca la hallaron. Tenía veinticinco años de edad.

Su noviazgo con Manuel había sido a la carrera. Y su explicación simplemente era: «Me gusta correr riesgos.» Se casó a los dos meses de haber conocido a Manuel. Al defender su impetuosidad, sólo decía: «Me gusta correr riesgos.» Así llevaba Helena su vida. Todo para ella era riesgos. Tarde o temprano tenía que ocurrirle alguna tragedia.

Es inevitable correr riesgos en esta vida. Algunos hasta sirven para el desarrollo del carácter y de la fe. Nunca arriesgar nada es nunca lograr nada. Pero hay una gran diferencia entre un riesgo y otro. Hay riesgos sanos, así como los hay inútiles. La vida sabia y saludable no está compuesta de azares, de accidentes, de pálpitos y de riesgos. A la vida sabia la rigen la inteligencia, la cordura y la sensatez.

Al mundo mismo lo gobiernan leyes lógicas, sabias y prudentes. Dios, Creador supremo, lo hizo todo con inteligencia, y lo supeditó a ciertas leyes. Desde las partículas atómicas más diminutas hasta el gran cosmos universal que no tiene límite, todo está gobernado por leyes definidas.

De igual forma, Dios no diseñó la vida nuestra para que cada día corramos riesgos. Virtudes morales, como la justicia y la integridad, mezcladas con cualidades mentales, como el entendimiento y la razón, deben ser las que nos guíen a través de esta vida. Y si a la sabiduría y a la moralidad añadimos virtudes espirituales, eso garantiza nuestra supervivencia.

Tal vez la mayor de éstas sea la fe. Cuando ejercitamos la fe —fe en el Señor Jesucristo, fe que nos une a nuestro Creador y nos hace actuar de acuerdo con sus leyes divinas—, nos produce protección, satisfacción y sosiego. No vivamos como esclavos a los riesgos. Sometámonos más bien a la voluntad de Dios. Con Él no hay riesgos sino seguridad. Entreguémonos al señorío de Cristo.

Hermano Pablo

miércoles, 18 de mayo de 2011

DERROTAR GIGANTES

Lectura: 1 Samuel 17:33-50.
"Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo" 1 Samuel 17:37
En 1935, el equipo de debate de Wiley College, una escuela de Texas, pequeña, sin categoría y con alumnos de raza negra, inesperadamente derrotó a los campeones, todos de raza blanca, de la Universidad de Southern California. Un caso clásico del desconocido que triunfa sobre un gigante nacional.
Cuando Israel peligraba frente a los filisteos, hubo un muchacho llamado David que derrotó a un gigante de verdad (1 Samuel 17). Los ejércitos estaban reunidos a ambos lados del valle de Ela. Es probable que hayan tenido temor unos de otros; por eso, decidieron que el resultado de la batalla lo determinaría un enfrentamiento entre contendientes representativos de cada grupo. Los filisteos presentaron al gigante Goliat (de aproximadamente 3 m de altura), pero Israel no podía encontrar a nadie que fuera lo suficientemente digno o valiente como para luchar. David se enteró del problema y apeló a Saúl para que le permitiera pelear contra Goliat (vv. 32-37). El rey se resistió, pero finalmente accedió. David, armado con cinco piedras lisas (v. 40) y una fe inconmovible en el Dios Todopoderoso (v. 45), derrotó al campeón nacional de los filisteos.
Todos enfrentamos gigantes en la vida: preocupaciones, dudas, miedos, pecados y sentimientos de culpa. Pero, con recursos limitados e insólitos, y una confianza firme en nuestro Dios que todo lo puede, también podemos triunfar sobre estas cosas.
Dios nos da coraje para enfrentar a nuestros gigantes.

martes, 17 de mayo de 2011

LAS MEMORIAS QUERIDAS NO SON BASURA

Ocurrió cerca de Marsella, Francia, en el mar Mediterráneo. André Guillot, joven todavía, caminaba muy pensativo por la playa. Lo inquietaban hondas nostalgias y queridas memorias. Llevaba bajo el brazo una pequeña caja de metal, y dentro de la caja, las cenizas de su esposa fallecida.

En un momento dado, abrió la caja y desparramó las cenizas donde diez años antes había pasado su luna de miel. Pero, por esa acción, a André lo arrestaron y lo multaron. ¿La infracción? «Desparramar basura en la playa.»

He aquí una situación de hondo sentido humano con valores contrapuestos. Lo que eran memorias venerables para uno era basura para otro. Lo que eran emociones de profundos recuerdos puros para uno, eran desechos para otro. En este caso la ley no tomaba en cuenta el significado de un amor que fue fiel hasta la muerte.

¿Por qué será que tantas personas califican de inútil, de vano, incluso de reprochable, lo que para otros es de valor incalculable?

A la señorita Brenda Acosta la molestaban sus compañeras de colegio porque ella mantenía su virginidad. Hasta que un día ella les dijo: «Yo puedo ser como ustedes en cualquier momento que quiera. Ustedes jamás podrán ser como soy yo.» Para estas compañeras la virginidad no tenía importancia. Para Brenda era un tesoro preciado. Y los ejemplos de esta antítesis son muchos.

La fidelidad conyugal, que es la virtud que solidifica los hogares y da al matrimonio dignidad, honorabilidad y nobleza, se considera como anticuado y monástico, mientras que el adulterio, que ha sido la causa de tanta destrucción de hogares en todo el mundo, se toma como algo común y corriente, sin ser motivo de vergüenza ni razón de alarma.

La integridad y la justicia son virtudes que garantizan el respeto y la honra de nuestros semejantes, y largos y fructíferos años de vida. Sin embargo, para quienes lo ven todo con ojos de avaricia buscando sólo ganancias deshonestas, no son más que prácticas de un santurrón, y desperdicio de grandes oportunidades.

¿Cuándo hemos de abrir los ojos para comenzar a tomar en cuenta las consecuencias? Todos somos, hoy en día, el producto de nuestros hechos pasados. Es por eso que tiene tanta importancia que hagamos de Jesucristo el Señor de nuestra vida. Sólo cuando Él reina en nuestro corazón podemos vivir en triunfo. No sigamos vendiendo nuestra virtud por una conveniencia destructiva.

Hermano Pablo

EL ORIGAMI DE DIOS

Lectura: Romanos 8:22-30.
"Porque somos hechura [de Dios], creados en Cristo Jesús" Efesios 2:10
Hace poco, asistí a una clase de origami, donde me enteré de que el término proviene de dos palabras japonesas que significan «plegar papel». En este proceso, se realizan pliegues y rayas en un trozo de papel para transformarlo en un pájaro u otro formato singular.
Nuestro instructor era Hitoshiro Akehi, un japonés hermano en Cristo. Mientras plegábamos los papeles, el señor Akehi compartió algunas experiencias de su vida. El menor de once hermanos, fue criado por su madre después de morir su padre durante la Segunda Guerra Mundial. Después de varias idas y venidas, su familia entró en contacto con unos misioneros. Como resultado de ello, muchos de sus parientes se convirtieron en creyentes en Cristo.
Mientras le daba una forma nueva y maravillosa a un simple trozo de papel, pensé en cómo nos moldea Dios a nosotros. En primer lugar, usa circunstancias para hacernos caer de rodillas y acudir a Él. Luego, en Su gracia, sigue utilizando los avatares de nuestra vida para transformarnos en personas más semejantes a Cristo, «conformes a la imagen de su Hijo» (Romanos 8:29).
¿Tu vida ha dado un vuelco inesperado? Recuerda que, en las manos de nuestro Creador y Redentor, «somos hechura [de Dios], creados en Cristo Jesús» (Efesios 2:10). Somos Sus obras de arte inconclusas. El Señor puede utilizar las idas y venidas de nuestra vida para hacernos más parecidos a Su Hijo.
Los creyentes son obras de Dios en construcción.

lunes, 16 de mayo de 2011

JOSUE 1:9


y esto no solo se lo dice a Josue sino a cada uno de nosotros por ejemplo contra el pecado con cualquier tipo de pecado llamese como se llame.

domingo, 15 de mayo de 2011

NO TE QUEDES EN LA ORILLA ! MOJATE LAS SANDALIAS

Y Josué dijo al pueblo:«Santifícaos, porque Jehová hará mañana maravillas entre vosotros». Josué 3:5

Cuando Moisés murió, Dios estableció a Josué como su sucesor. Es emocionante y significativa la ceremonia en que, por orden de Dios, le traspasó el mando: «Y Moisés hizo como Jehová le había mandado, pues tomó a Josué y lo puso delante del sacerdote Eleazar, y de toda la congregación; y puso sobre él las manos, y le dio el cargo, como Jehová había mandado» (Núm. 27: 22, 23).
Debido a la transmisión del liderazgo, el pueblo de Israel necesitaba una señal de que Josué contaba con la aprobación y guía divina para obtener la victoria en la conquista de Canaán. Dios sabía que el pueblo necesitaba una señal y decidió manifestarse en la vida de Josué al cruzar el río Jordán. «Entonces Jehová dijo a Josué: Desde este día comenzaré a engrandecerte delante de los ojos de todo Israel, para que entiendan que, como estuve con Moisés, así estaré contigo» (Jos. 3:7).
Dios ordenó a Josué que los sacerdotes llevaran el arca a la orilla de! río, el cual se había desbordado debido a los deshielos que ocurren cada primavera en el Líbano, donde están las fuentes del Jordán. El pueblo de Israel observó con gran emoción mientras los sacerdotes tomaban el arca y marchaban firmes hacia las turbulentas aguas. ¿Ocurriría lo que Dios había prometido? Sus palabras fueron: «Y cuando las plantas de los pies de los sacerdotes que llevan el arca de Jehová, Señor de toda la tierra, se asienten en las aguas del Jordán, las aguas del Jordán se dividirán; porque las aguas que vienen de arriba se detendrán en un montón» (Jos. 3: 13).
El río no detuvo su caudal mientras los sacerdotes iban marchando cerca de la orilla. Las aguas solo se detuvieron cuando los sacerdotes mojaron sus sandalias en el agua. Dios esperó hasta que ellos dieran el primer paso. Esperó hasta que mojaran sus sandalias en el agua para revelar su mano poderosa. Dios siempre nos enseña a confiar en él. Nos guía por un camino que parece imposible de transitar; nos lleva a través de circunstancias que no entendemos. Después de todo, si supiéramos exactamente el resultado del T camino por el cual Dios nos está guiando, no necesitaríamos fe.
Confiemos en su dirección. Dios espera que des el primer paso de fe. Quiere que te mojes las sandalias para poder mostrarte la grandeza de su poderosa intervención: Avanza por fe en las promesas de Dios y él hará grandes cosas por ti. ¡Mójate las sandalias!

Que Dios te bendiga

LA LISTA DE CHARLIE

Lectura: Salmo 119:9-16.
"La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros" Colosenses 3:16
En mayo del 2009, cuando Charles Hayward murió, a los 87 años, dejó un legado para sus hijos y nietos. Él y su esposa Virginia habían servido fielmente como misioneros en India y en Sudáfrica durante muchos años. De todos modos, cuando cumplió 73 años, él comenzó a seleccionar y memorizar pasajes de la Biblia con el propósito de «acabar bien», con su mente llena de la verdad de Dios.
Denominó su proyecto: «Plan de memorización de toda la Biblia». Sus hijos lo llaman: «La lista de Charlie». Escogió un versículo lema (Colosenses 3:16), al menos uno de cada libro del Antiguo Testamento, como mínimo otro de cada libro del Nuevo Testamento, y un versículo o más de cada capítulo de las Epístolas. Comenzó con Génesis 15:6, «y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia», y terminó con Apocalipsis 22:17, «y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente».
En total, Charles memorizó 239 versículos. Me recuerda al salmista, que escribió: «En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti» (119:11). Al igual que Charlie, el salmista meditaba y se deleitaba en la Palabra de Dios (vv. 15-16). ¿Qué mejor objetivo podríamos tener que llenar nuestras mentes con la verdad del Señor?
Memorizar la Palabra de Dios es como plantar semillas que dan como fruto una vida recta.

sábado, 14 de mayo de 2011

VINO, MUJERES Y CANTO

Su vida, desde su juventud, había transcurrido, como reza la opereta de Strauss, entre «vino, mujeres y canto». Le encantaba la vida alegre y todo lo que tuviera buen gusto. Había acumulado en su casa una bodega de los mejores vinos europeos, franceses, alemanes, españoles e italianos. Y había acumulado también muchas novias y muchas canciones.

Sin embargo, después de veintisiete años de matrimonio, cuando Peter Graham, magnate inglés, se divorció de su esposa Sarah, ella se vengó de él de un modo muy extraño. Saqueó la bodega de Graham, repartiendo cientos de botellas en todas las casas del pueblo. Le representó una pérdida de 35 mil dólares. «Es mi venganza —explicó Sarah—. Podrá tener mujeres y canto, pero no tendrá más vino.»

Esto nos lleva a tres reflexiones en particular. La primera es que la canción «Vino, mujeres y canto» pueda que suene muy linda en la opereta de Strauss, pero en el diario vivir nunca produce efectos sanos. Ni beber vino en exceso es bueno, ni es bueno tener más de una mujer ni pasarse la vida cantando. Porque no es bueno nada que se hace en exceso y fuera de la moral divina.

La segunda reflexión es que divorciarse de la esposa porque sí, porque ya se ha puesto vieja y hay muchas muchachas jóvenes al alcance, no sólo revela una mente raquítica, sino que es una perversidad. Según el plan y la voluntad del Autor de la vida, los casados deben permanecer unidos para siempre. «Hasta que la muerte los separe» es el voto que generalmente se han hecho.

La tercera reflexión es que ninguna venganza es buena. La venganza nunca trae satisfacción permanente, nunca produce felicidad, nunca enaltece el alma y nunca purifica el espíritu. La venganza, cualquier venganza, como engendro de Satanás que es, produce sólo deterioro, injuria y destrucción.

¿Cómo podemos librarnos de estas emociones que nos embargan? Si la venganza destruye, ¿cómo podemos librarnos de ella? Cuando sometemos nuestra voluntad a Cristo, Él nos da una vida nueva, vida que, por ser la de Cristo implantada en nuestra alma, es pura, honesta y santa. Y comenzamos a sentir sus efectos de inmediato.

En esta vida nueva no hay descuidos morales. No hay excesos que dañan. No hay odio ni resentimiento ni venganza que destruye. Sólo hay virtudes, sentimientos sanos y una nueva fe. Con Cristo cada uno es una nueva persona, digna, limpia, recta y justa. Por eso, por nuestro propio bien, no hay nada que más nos convenga que someternos al señorío de Cristo.

Hermano Pablo

AGRADANDO A DIOS


” Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice”
Isaías 43:7


Glorificar a Dios debe ser la meta principal de mi vida. Agradarle con lo que soy y con lo que hago, por agradecimiento a todo lo que Él ha hecho por nosotros…amándonos primero. Veremos en la vida de Abraham características de un hombre que agradaba a Dios.

Un corazón que obedece
Génesis 12:1-9. Abraham obedece al llamado de Dios de dejar todo para seguirle a Él…no le importaron los costos, levantó sus tiendas, sólo buscando obedecer a Aquél que le llamaba. A donde iba, no lo sabía; le bastaba saber que iba con Dios.
¿Cómo es mi obediencia a Dios? ¿Mido el costo? La verdadera obediencia implica tomar nuestra cruz diariamente. Cada paso en la vida cristiana, muchas veces, envuelv e un altar donde hemos ofrecido algo de nuestra vida o sepultado nuestros propios deseos.

Un corazón que le ama
Génesis 22:1-14. Abraham es probado por Dios y sale victorioso mostrando que le amaba por sobre todas las cosas. “La única prueba verdadera de amor, es cuando estamos preparados para hacerlo todo, por la persona a quien lo profesamos” (Meyer)
“El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama”

¿Puedes ver a Abraham recogiendo los leños, edificando un altar…volviéndose al joven Isaac para amarrarlo y ofrecerlo a Dios? ¿Amo yo a Dios de esa manera? ¿Es más importante que mis seres queridos? Pongamos nuestro “Isaac” sobre el altar…

Un corazón que confía
“Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo. Al tercer día alzó Abraha m sus ojos, y vio el lugar de lejos. Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros.” Génesis 22:3-5

“Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir.” Hebreos 11:17-19

Abraham estaba seguro que de alguna manera Dios cumpliría la promesa. Meyer dijo: “Mientras estamos viviendo sosegadamente en medio de circunstancias favorables y sin perturbación, la fe duerme como un tendón no desarrollado en nuestro cuerpo; un hilo, un germen, una idea. Pero cuando somos empujados en medio de circunstancias difíciles y no tenemos de quien depender, sino de Dios, entonces la fe aumenta repentinamente hasta hacerse un cable, una encina reina del bosque, un principio dominante en la vida”

No miremos las dificultades que estorban el camino, sino el maravilloso poder y la gran fidelidad de Aquel que hizo la promesa

Equipo de colaboradores del Portal de la Iglesia Latina
www.iglesialatina.org
AlejandraL

viernes, 13 de mayo de 2011

PEDACITO DE CIELO

Lectura: Éxodo 25:1-9.
"¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?" 1 Corintios 3:16
Hace un tiempo, mi esposa encontró a una mujer que necesitaba transporte. Al pensar que quizá Dios había preparado la situación, aceptó llevarla. En el trayecto, la mujer le contó que era creyente, pero que estaba luchando contra un problema de drogadicción. Mi esposa escuchó a esta angustiada mujer y luego le habló. Mientras le daba esperanzas sobre un mañana mejor, creo que, en cierta medida, esa mujer experimentó un pedacito de cielo en la tierra.

Cuando Dios le indicó a Moisés que construyera el tabernáculo según Sus especificaciones, fue para que Su pueblo pudiera sentir Su presencia. Me gusta pensar en eso como un pedacito de cielo en la tierra. El templo también era un ejemplo palpable de la presencia de Dios en este mundo (
1 Reyes 5–8). El propósito de estos lugares sagrados era que Dios morara entre Su pueblo. Este fue el plan de Dios cuando Jesús, el templo perfecto, «habitó» entre nosotros (Juan 1:14).
Cuando Jesús ascendió al cielo, envió al Espíritu Santo a morar en Sus seguidores (
Juan 14:16-17), para que nosotros fuésemos tabernáculos y templos de Dios en el mundo (1 Corintios 3:16; 6:19). Como representantes de la presencia del Señor, busquemos formas de brindar paz y esperanza de cielo a las demás personas que están en este mundo.

Un creyente dispuesto a realizar cosas pequeñas por otros puede hacer grandes obras para Dios.

AMOR VERDADERO

Una chica le preguntó a su novio: ¿Crees que soy bonita?
El dijo:No. Entonces la chica sonrió pensando que sólo se burlaba de ella.

Luego le volvió a preguntar:
¿Quieres estar conmigo siempre?

El chico volvió a decir que no… pero esta vez con voz seria y la vista fija hacia ella.

La chica dio un pequeño suspiro tratando de pensar que todo era una broma cruel.
Así que finalmente le preguntó:Y si yo me marchara lejos de ti, ¿llorarías por mí ?
El dijo:No.

Ella había escuchado suficiente. No quería escuchar esas cosas aunque sólo sean de broma.
Dio media vuelta y comenzó a caminar mientras las lágrimas comenzaron a caer.

El muchacho entonces corrió tras ella,la tomó de un brazo y le contestó:
Tú no eres linda, ¡¡¡eres hermosa!!!

No quiero estar contigo por siempre.Yo ¡NECESITO estar contigo por siempre!
Y si te vas no lloraría, simplemente… moriría.

El amor verdadero va mucho más alla de la visión humana y de los sentimientos cambiables. El Amor verdedro está fundamentado en Dios quien nunca cambia y en quien no hay sombra de variación.

Yo seré su padre, y él será mi hijo. Jamás le negaré mi amor, como se lo negué a quien reinó antes que tú. 1 Crónicas 17:13.

Tu gran amor lo tengo presente, y siempre ando en tu verdad. Salmo 26:3.

miércoles, 11 de mayo de 2011

JEREMIAS 29;13


Y YO AÑADIRIA, AL QUE LEE ENTIENDA

CIEN HORAS DE OSCURIDAD

El niño, Josué Dennis, tenía apenas diez años de edad cuando ocurrió lo inesperado. Se perdió en un dédalo de galerías interminables de una mina abandonada. Pero no fue cuestión de unos momentos. Fueron cien horas. Cuatro días. Cuatro días de oscuridad casi total. Cuatro días sin comer ni beber. Cuatro días sin ver a nadie. Cuatro días oyendo sólo el apagado rumor de una corriente de agua en las entrañas de la tierra.

Josué iba con un grupo de compañeros que andaban de excursión, y parte del paseo incluía explorar una mina abandonada. Quién sabe cómo, el niño se separó de su grupo y, en medio de la oscuridad, no pudo encontrar la salida. Pero lo halló una patrulla de rescate. Estaba extenuado, pero vivo.

«Recordé las palabras de mi madre —dijo Josué—. Ella decía: “Cuando te veas en alguna dificultad, ora.” Y yo estuve orando a Dios todo el tiempo, pidiéndole que me vinieran a rescatar.»

¿Tiene algún valor la oración? ¿Hay algún beneficio, o más aún, alguna validez en levantar nuestra voz al cielo pidiendo de Dios su ayuda? Algunos han dicho que la oración no es más que una actitud de último recurso que no vale ni el aliento que empleamos en expresarla. Y lo cierto es que si nuestras oraciones, o nuestros rezos, no son más que clamores de angustia de último momento, a fuerza de alguna emergencia, quizás entonces no tengan valor.

En cambio, si hemos establecido una relación personal con Dios, si Cristo es nuestro amigo porque lo hemos recibido como el Señor de nuestra vida, y si sabemos con absoluta seguridad que Él nos oye, nuestra oración recibirá una respuesta divina.

Cualquiera puede pasar por períodos de tristeza y desaliento, de pobreza y abandono, de enfermedad y dolor, porque estas son contingencias comunes de la vida humana. Pero el que tenga fe en Dios, si ora con la confianza de un niño porque cree en Él, podrá soportar toda situación sin caer en la desesperación y sin renegar de Dios. La fe en Cristo será siempre una llama encendida que nada puede apagar y que siempre disipa cualquier clase de sombras.

Si hacemos de Jesucristo el Señor y Salvador de nuestra vida, una luz se encenderá en nuestra alma: la luz de la esperanza, la luz de la fe. Y con esa luz, o encontraremos la paz que Dios da en medio del dolor, o encontraremos la salida de cualquier caverna adversa en la que estemos. No nos alejemos de Dios. No perdamos la fe. Mantengamos viva la comunión con Cristo. Él quiere ser nuestro amigo.

Hermano Pablo

lunes, 9 de mayo de 2011

¿DÓNDE ESTABAS TÚ CUANDO YO TE NECESITABA?

Solemne, transcurría el funeral. Yacía en la caja un eminente clérigo que había dedicado toda su vida a servir a la humanidad. Largas filas de personas que habían recibido de él algún consejo sabio, alguna ayuda espiritual, incluso algún beneficio material, testificaban cuándo, cómo y en qué circunstancias el reverendo les había ayudado.

En eso se acercó al ataúd un joven de unos treinta años de edad. Estaba mal vestido, sucio, con barba de una semana y con todas las trazas de alcohólico. Miró detenidamente al cadáver en la caja y, con emociones encontradas como de tristeza mezclada con resentimiento y odio, dijo: «Papá, ahora me doy cuenta dónde estabas tú cuando yo más te necesitaba.»

Esta historia verídica, con profundo sentido humano, de un pastor eminente que dedicó toda su vida a proveer ayuda espiritual y consejo profesional a miles de personas, pero que no tuvo tiempo de prestarle atención a su propia familia, nos deja una tremenda lección.

El proverbista Salomón, entre sus sabias máximas, escribió la siguiente: «Me obligaron a cuidar las viñas; ¡y mi propia viña descuidé!» (Cantares 1:6). Qué fuerte reprensión es ésta a los padres que cuidan de todo y de todos, pero se olvidan de ser amigos, consejeros y verdaderos padres de sus propios hijos.

El pastor de la historia aconsejó a miles, hasta tener en su archivo más de tres mil tarjetas con nombres de personas a quienes había ayudado psicológica y espiritualmente. Pero entre esas tarjetas no aparecía la de su hijo.

¿Quiénes deben tener prioridad en el corazón, en los sentimientos y en el calendario de un esposo y padre? Su esposa y sus hijos. Nadie tiene más derecho que ellos a la atención, al amor, al cuidado y a la protección de ese padre.

A cada uno de los que somos padres nos conviene examinarnos en este sentido. ¿Les hemos dado a nuestros hijos la atención, el tiempo y el interés que ellos tanto necesitan de nosotros? Nuestra responsabilidad primaria es, sin excepción, la familia: esposa e hijos. Nadie ni nada en este mundo debe ser más importante que nuestra familia.

Jesucristo, que es el Señor de la vida, puede hacer de un hombre, desde el más sencillo hasta el más ilustre, un gran padre. Él quiere ayudar a cada uno. Basta con que nos postremos ante Él y le digamos con toda sinceridad: «Señor, me entrego a ti. ¡Ayúdame!»

Hermano Pablo

AMOR TANGIBLE

Lectura: Juan 19:25-30.
"Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo" Juan 19:26
La biblioteca Chester Beatty, en Dublín, Irlanda, alberga una maravillosa colección de fragmentos antiguos de la Biblia. Uno de ellos, muy pequeño, es una porción de Juan 19. Esta parte del Evangelio de Juan describe el momento en que Jesús, durante Su crucifixión, le habló a Su madre demostrando el amor que sentía por ella y el interés en su bienestar. Las palabras pertenecen al versículo 26, donde leemos: «Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo».
Mientras observaba detenidamente ese antiguo fragmento, volví a quedar impactado por el amor tan tangible de Jesús hacia Su madre y Su amigo. Con palabras sumamente claras, hizo que el mundo supiera de ese amor y cariño al mostrarse interesado en que Su amigo cuidara a Su madre cuando Él se fuera. Colgado en la cruz, Jesús le dijo a Juan: «He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa» (v. 27).
En algunos lugares del mundo, hoy se celebra el día de la madre; por esta razón, creo que sería una oportunidad maravillosa para expresarle públicamente tu amor a tu mamá, si todavía la tienes, o de agradecerle al Señor por ella, si ya no está más contigo. Después de hacerlo, muéstrale de maneras tangibles cuánto la amas y todo lo que significa para ti.
Dios, bendice a mi madre. Todo lo que soy o espero ser se lo debo a ella. —Abraham Lincoln

sábado, 7 de mayo de 2011

UNA CITA FINAL

Lleno de angustia y tristeza, pero sereno, el joven subió a su auto. Tenía una cita urgente. A las seis de la tarde, en la glorieta de la Fuente de Agua en la Avenida Palma de la Ciudad de México, tenía un último encuentro con su novia.

Lanzó su auto a toda velocidad. Corrió sin mirar el velocímetro, ni altos ni luces rojas. Al acercarse a la glorieta, divisó a la joven. El sólo verla acrecentó su dolor. Acelerando el vehículo a gran velocidad, se estrelló contra el monumento. El accidente fue horrible. El joven quedó muerto ahí mismo ante la mirada horrorizada de la mujer que lo había abandonado.

Las crónicas periodísticas traen de todo. Esta vez fue una historia romántica pero triste. Un joven, cuyo nombre no recogió la crónica, le pidió a su novia, que lo había dejado, una última cita. Una cita de despedida. Una cita que habría de ser la definitiva. Y, en efecto, fue la definitiva, porque incapaz de soportar el desengaño, el joven, en la forma más drástica, puso fin a sus días.

Muchas veces ocurren tragedias como esta en la problemática y azarosa vida humana. Cuando más creemos haber encontrado la completa felicidad, descubrimos que todo fue una ilusión, y la decepción nos mata. Cuando pensamos que ya tenemos la fortuna en las manos, algo nos hace perderlo todo y nos reduce a la pobreza. Cuando creemos alcanzar el triunfo artístico, o deportivo o político, nos vemos de pronto paladeando el amargo sabor de la derrota.

¿Qué hacer en esos momentos? ¿Cómo sobrellevar esas decepciones?

Muchos se entregan a la desesperación. Echan mano del veneno, o de la horca o de la pistola, y acaban con su vida. Otros se sumergen en un pozo de alcohol o de droga. Otros se vuelven eternos resentidos y amargados. Y aún otros entran en un profundo e interminable período de depresión.

¿Serán éstas las únicas opciones ante el fracaso? No, hay otra. Es la opción espiritual. Aun en medio del más espantoso fracaso o de la más triste decepción, siempre queda Dios.

Jesucristo, el Señor viviente, es el Salvador de los fracasados. Él está cerca de cada persona necesitada que invoca su presencia. Y Él está cerca de cada uno en este mismo momento.

Clamemos a Cristo. Él nos responderá y nos levantará de la desesperación. Él nos dará la misma victoria que les ha dado a muchos otros, porque nunca falla. Cuando toda otra supuesta solución ha fracasado, siempre queda Dios.

Hermano Pablo