lunes, 29 de noviembre de 2010

CAMINANDO EL KILOMETRO EXTRA

El jefe de ventas de una compañía de seguris de Nueva Escocia le dijo a un grupo de vendedores que no eran lo suficientemente agresivos, ni sociables para triunfar en las ventas. Después de estas palabras de estímulo, uno de los vendedores se seguros miró por la ventana y tuvo una idea.

En la parte externa de su ventana en el piso 17 vio un andamio con algunos empleados lavando ventanas desde allí.

Rápidamente escribió una nota y la sostuvo contra la ventana para que la pudiesen ver. La nota les preguntaba si no estaban interesados en un seguro de vida, accidente o invalidez.

Los hombres respondieron, bromeando, que no podían parar con lo que estaban haciendo para hablar con él, pero si deseaba unirse a ellos sobre el andamio, estaban dispuestos a escucharlo mientras trabajaban. ¡El vendedor aceptó su propuesta! Usando un cable adicional desde el techo, se bajó el mismo hacia el andamio. En el transcurso de su conversación, ¡le vendió a uno de los hombres un seguro de vida por cincuenta mil dólares!

A veces usted debe ir a lugares especiales y encontrarse en situaciones especiales, caminando el Kilómetro extra, para tener éxito.

Los fracasos buscan métodos placenteros, los éxitos… resultados.

Hebreos 12:11
Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza por medio de ella, les da después fruto apacible de justicia.

domingo, 28 de noviembre de 2010

AYUDA CON UN JONRON

Lectura: 1 Pedro 4:7-11.
"Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios" 1 Pedro 4:10
Sara Tucholsky, jugadora de softball para la Universidad Western Oregon, bateó el primer jonrón de su vida en un juego contra Central Washington. Pero casi no logra crédito alguno por ello. Al correr a primera base, ¡de la emoción se olvidó tocarla! Cuando dio media vuelta para corregir su error, se lastimó la rodilla. Llorando, regresó muy lentamente a la base. Según las reglas, ella tenía que tocar las cuatro bases por su cuenta para que se contara un jonrón. Sus compañeras de equipo no podían ayudarla en ninguna manera.
Luego, Mallory Holtman, la jugadora de primera base del equipo contrincante, se pronunció: «¿Estaría bien si la llevamos en brazos?» Después de consultarlo, los árbitros estuvieron de acuerdo. Así que Mallory y otra compañera de equipo juntaron sus manos a modo de silla y llevaron a Sara a cada una de las bases. Para cuando terminaron la ronda, muchos estaban llorando ante este desprendido acto de compasión, y a Sara se le contó el jonrón.
La lección para los seguidores de Cristo es clara. Cuando nuestros compañeros de la fe tropiezan y caen, tenemos que seguir el ejemplo de estas jugadoras. Tendámosles la mano. Levantémoslos y llevémoslos en nuestros brazos. Es una maravillosa oportunidad para «min[istrar] a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios (1 Pedro 4:10).
Nadie que aligera las cargas de otro es inútil en este mundo. - Charles Dickens

EL TIEMPO DE TOMAS

Juan 20:24-28
Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! —Juan 20:28

Un joven estaba luchando con su fe. Después de crecer en un hogar donde le amaron y le criaron de una manera piadosa, permitió que las malas decisiones y las circunstancias le alejaran del Señor. Aunque había afirmado conocer a Jesús cuando era un niño, ahora luchaba con la incredulidad.

Un día, mientras hablaba con él, le dije: «Sé que caminaste con el Señor por largo tiempo, pero justo ahora no estás tan seguro acerca de Jesús y la fe. ¿Puedo decirte que creo que te encuentras en el ‘tiempo de Tomás’ en tu vida?»

Él sabía que Tomás era uno de los doce apóstoles y que había confiado abiertamente en Cristo por varios años. Le recordé a este joven que, después de la muerte de Jesús, Tomás dudó de que Él realmente hubiese resucitado de la tumba. Pero ocho días después el Señor se le apareció a Tomás, le mostró Sus cicatrices y le dijo que dejara de dudar y creyera. Finalmente, listo para abandonar sus dudas, Tomás dijo: «¡Señor mío, y Dios mío!»

¿Será posible que te encuentres en el «tiempo de Tomás»; es un momento en el que te parece difícil sentirte cerca de Jesús, tal vez incluso dudando de Él? Jesús está esperándote. Extiende tu brazo y toma Su mano marcada por los clavos.

sábado, 27 de noviembre de 2010

¡QUE CABALGATA!

Lectura: 1 Tesalonicenses 1.
"Ha sido divulgada la palabra del Señor […] en todo lugar" 1 Tesalonicenses 1:8
Durante casi medio siglo, Francis Asbury cabalgó aproximadamente 10 000 kilómetros al año. A pesar de su mala salud, él se exigía sin cesar. Se alimentaba de cecina de venado, un alimento que no se pudriría durante sus extensos viajes. A Asbury se lo recuerda por haber introducido la modalidad metodista del «predicador de circuito», como un medio efectivo para ganar la frontera norteamericana para Cristo. El establecimiento de iglesias nuevas en áreas remotas fue un aspecto central de su abordaje.
Hacia el final de su ministerio, Asbury había reclutado más de 700 predicadores itinerantes. En 1771, cuando llegó a las colonias, sólo había unos 600 metodistas en Norteamérica. Después de 45 años, ¡había 200 000!
La estrategia de Asbury de establecer iglesias refleja de muchas maneras el enfoque del apóstol Pablo. Este le escribió a la iglesia que había establecido en Tesalónica: «Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar» (1 Tesalonicenses 1:8; ver también Hechos 17:1-10).
Los días del «predicador de circuito» ya pasaron. Pero cada uno de nosotros tiene una «frontera» donde amigos, parientes y vecinos son nuestro campo misionero. ¿Puedes pensar en alguien hoy que necesite escuchar las buenas nuevas?
Los que aman a Cristo sienten amor por los perdidos.

jueves, 25 de noviembre de 2010

«SÍ»


Su mundo fue un mundo de silencio. Desde el vientre materno estuvo privada del oído. Nació sorda, y vivió sin poder tampoco aprender a hablar. Los sonidos para ella no existían. Desde muy pequeña su único lenguaje era el de los signos. Así Sandra Smith, de Sudáfrica, vivió sin oír y sin hablar.

Un día el amor llamó a su puerta. Sandra se enamoró de Kenneth Conrad, compañero de estudios en la universidad. Como soñaba con el día en que Kenneth le propondría matrimonio, mentalmente ensayó decir con la voz y con los labios: «Sí.» El día llegó. Kenneth, arrodillado, le preguntó por señas: «¿Quieres casarte conmigo?» Y Sandra, por primera vez en su vida al oído de otro, aunque no podía oírlo ella misma, pronunció un sonoro «sí».

Esta no es sólo una historia de romance. Es también una historia de tesón, de determinación, de esperanza, de fe. Es una historia del mágico poder que tiene el amor. Sandra, joven universitaria de veinte años de edad, sabía que era sordomuda. Pero se preparó mentalmente para el día en que pronunciaría, cuando menos, una sola palabra. Y cuando el hombre de sus sueños le propuso matrimonio, rompió el silencio de veinte años y habló para decir: «Sí».

Decir «sí» o «no» puede cambiar el destino completo de una persona. Si un joven le dice «no» a la primera invitación que se le hace a probar cocaína, y sigue diciendo firmemente «no» a toda otra invitación posterior, se librará del funesto vicio.

Si una adolescente aprende a decir «no» a cualquier requerimiento malsano que le hace el joven, se librará de la pérdida de la pureza y del embarazo fuera del matrimonio. El «sí» y el «no» pueden tener enormes repercusiones. El poder de un «no» puede salvarle la vida.

Hay otro «sí» y otro «no» que tienen consecuencias eternas. Son el «sí» o el «no» con que respondemos a la invitación divina. La invitación es esta: «Dame, hijo mío, tu corazón y no pierdas de vista mis caminos» (Proverbios 23:26). Responder con un «no» es negarnos eternamente la paz que Dios nos quiere dar. En cambio, responder con un «sí» es encontrar la razón de nuestra existencia, es encontrar la verdadera felicidad, es encontrar a Dios. Respondamos con un «sí» a la invitación divina. Es nuestra única salvación.

Hermano Pablo

LLAMADOS A SERVIR

Lectura: Marcos 10:35-45.
"Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir" Marcos 10:45
Cuando George W. Bush era presidente, hizo una visita sorpresa para servir la cena del Día de acción de gracias a los soldados desplegados en el extranjero. Un periodista que cubría la historia pensó que algunos podrían guardar su comida como un recuerdo, diciendo: «No sucede a menudo que el presidente le sirva a uno la comida».
Todos los funcionarios elegidos son servidores públicos, de una manera global y simbólica, así que siempre están sirviendo. Entonces, cabría esperar que un acto de servicio no fuera el tema de una de las noticias más importantes del día.
Muchas personas tienen un auténtico deseo de servir a los demás, pero para algunos, el servicio en realidad sólo busca sus propios intereses. Esto mismo sucedió cuando Jesús enseñaba a Sus discípulos. Ellos tuvieron la impresión de que seguirlo los haría grandes.
Pero Jesús rápidamente les aclaró el asunto: «Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre vosotros» (Marcos 10:42-43). Jesús les explicó que estaban siendo enseñados para convertirse en siervos: «Y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos» (v.44).
Podemos inscribirnos en muchos seminarios de capacitación para liderazgo, pero sólo serán buenos líderes los que primero, y antes que nada, sean buenos siervos.
Un buen líder es un buen siervo.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

¿EN EL CIELO EN LA TIERRA?

Lectura: Eclesiastés 2:15-26.
"Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra" Colosenses 3:2
El promotor inmobiliario en Singapur de un extravagante condominio anunció su nuevo proyecto de la siguiente manera: «Redescubra el cielo en la tierra». Supongo que lo que quería transmitir a los posibles compradores era que su adquisición era tan lujosa que sería como vivir en el cielo mientras se estaba aquí en la tierra.
Salomón, el autor de Eclesiastés, era un hombre extremadamente rico (Eclesiastés 1:12). Él trató de encontrar el cielo en la tierra y tuvo los medios para vivir con todo el lujo que podría haber deseado (2:1-10). Pero no estaba satisfecho. Tan desilusionado estaba de la vida que la describió con tan sólo una palabra: «vanidad». Y tan sólo en el capítulo dos repitió la palabra ocho veces. Mientras veía la vida «debajo del sol» (2:18), se sentía vacío e insatisfecho. Todo su esfuerzo era inútil a la larga. Llegaría un día cuando tendría que renunciar a todas sus posesiones y dejarlas a otra persona (v.18).
Si eres cristiano, puedes esperar la promesa de Cristo de un hogar celestial que Él ha ido a preparar (Juan 14:2). Esa es la razón por la que Pablo aconsejó a los que disfrutan de lo que Dios ha dado: «Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra» (Colosenses 3:2). No trates de encontrar el cielo en la tierra. No lo lograrás; ¡no importa cuánto te esfuerces en buscar!
Los que tienen su corazón fijo en el cielo se desprenden fácilmente de lo terrenal.

NUEVAS CADA MAÑANA

“Esto traigo a mi corazón, por esto tengo esperanza: Que las misericordias del SEÑOR jamás terminan, pues nunca fallan sus bondades; son nuevas cada mañana; ¡grande es tu fidelidad!” Lamentaciones 3: 21-23

La Misericordia de Dios (suspiro) ¿Qué puedo decir?, el texto que acabamos de leer lo dice todo. Y es que sin duda Dios es Misericordioso con nuestra vida, creo que si cada uno de nosotros obtuviera el pago que merecen nuestras acciones, hoy no estarías ni leyendo estas líneas. Y es que somos así, pecadores por naturaleza, seducidos a caer en los deseos engañosos de la carne, propicios a fallar una y otra vez, pero en medio de todo eso, hay algo que nos detiene a no dejarnos dominar por una vida total de pecado y es el hecho de que Dios nos amo y dio su vida por nosotros para que ahora podamos ser libres de las cadenas del pecado. Ahora decía Pablo, ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí, ahora ya no somos esclavos del pecado, sino hijos de Dios, coherederos con Cristo Jesús y testigos de la Gracia Divina y de la Misericordia increíble de Dios. Quizá los últimos días te has sentido muy mal, por algún error que cometiste, quizá te dejaste llevar por tus bajos instintos y fallaste, a lo mejor tenias mucho tiempo de no caer en esa área de tu vida que tanto trabajo te ha llevado superar, y volviste a lo mismo. Puede que te has sentido triste porque consideras que Dios no se merece lo que has estado haciendo, quizá dentro de ti hay hasta vergüenza de llegar delante de Dios y pedirle que te perdone una vez más, no encuentras que cara poner delante de Él, que palabras decir, porque quizá no hay palabras que justifiquen tus acciones, simplemente estas avergonzado de tu andar. Por un momento en tu mente hay toda clase de voces que te dicen que eres un derrotado, que no eres capaz de ser fiel, que no eres digno de ser un hijo de Dios, que solo estas engañándote a ti mismo y tratando de engañar a los demás, que por más que lo intentes siempre caerás en lo mismo y toda clase de voces que lo único que quieren es hacerte retroceder de una vez por todas para que vuelvas a tu vida antigua separado de Dios. Pues hoy Dios quiere que comprendas que él jamás te ha juzgado, que nunca te ha señalado con el dedo para acusarte de algo, al contrario, siempre ha extendido sus brazos para que vengas a Él y recibas su abrazo, siempre ha estado allí levantándote en cada caída, en cada tropiezo, y es que así es El, grande en Gracia y Misericordia. Por nuestras acciones merecemos castigos severos, pero es allí en donde entra en acción la MISERICORDIA DE DIOS, que no te da el pago que mereces, sino el que no mereces. Cuesta entenderlo con nuestra mente humana, pues ¿Cómo es posible que esto sea tan contradictorio?, pues así es, la Biblia nos enseña que CADA MAÑANA sus MISERICORDIAS se RENUEVAN sobre nuestra VIDA. Eso quiere decir que cada mañana Dios tiene MISERICORDIA nueva sobre tu vida, por tal razón no es hora de querer tirar la toalla, de querer colgar los guantes y menos de echar todo por la borda porque no te consideras digno de este CAMINO. El anhelo de Dios es que aceptes su MISERICORDIA, que te perdones a ti mismo porque El ya te ha perdonado, pues cuando le pides perdón El jamás se negara a dártelo. Es hora de darle valor a esa MISERICORDIA la cual Dios ha tenido sobre nuestra vida, ¿Cómo? A través de rendirnos, a través de intentar cada día mejorar nuestras vidas, a través de reconocer que su MISERICORDIA ha sido tan grande sobre nuestras vidas y por lo cual se merece nuestra FIDELIDAD TOTAL. Ya no te quejes mas, ya no pongas más excusas, no te sientas indigno, no tengas vergüenza, pídele perdón al Señor de corazón e intentan no volverlo hacer, Dios te llenara de su MISERICORDIA y la RENOVARA día tras día sobre tu vida.

Sin lugar a dudas como Jeremías lo dijo:

¡Grande es tu Fidelidad!

martes, 23 de noviembre de 2010

LA HISTORIA COBRA VIDA

Lectura: Éxodo 13:14-16.
"Y cuando os dijeren vuestros hijos: ¿Qué es este rito vuestro?, vosotros responderéis: Es […] la pascua" Éxodo 12:26-27
La película Noche en el museo describe las graciosas experiencias de un guardia en un museo de historia natural. La emoción comienza cuando las figuras exhibidas cobran vida por la noche.
Inspirados en esta película, los directores de un museo de verdad crearon una experiencia similar. El personal interpretaba figuras históricas como caballeros con armadura, damas de la época victoriana y miembros de la realeza egipcia. Cuando los niños llegaban, se les decía que los personajes habían cobrado vida y era necesario hacer que volvieran a su lugar. Al hacerlo, la historia cobraba vida para ellos.
Los niños no tienen por qué aburrirse con la historia. Esto es especialmente cierto en cuanto a las historias bíblicas. Tomemos a Moisés, por ejemplo. Escapó de la muerte siendo un bebé, fue educado como un príncipe, obró milagros y recibió los Diez Mandamientos. ¡Cuántos elementos emocionantes en una historia para enseñarles a los niños acerca de Dios!
Hace generaciones que a los niños se les han contado historias bíblicas, como en el período de Éxodo (caps. 12–13) y Deuteronomio (cap. 6). Moisés describió momentos en los que se les volvían a relatar hechos vitales de la historia judía.
¿Por qué no separar un tiempo para leerles historias bíblicas a los niños que son parte de tu vida? Después, ¡observa su emoción a medida que estas cobran vida!
Los tesoros de la Biblia los encuentran los que excavan para buscarlos.

lunes, 22 de noviembre de 2010

LA MALDITA MANZANA DELICIOSA

Era una simple manzana, una manzana roja, dulce, de piel aterciopelada, como todas las deliciosas manzanas que se producen en la provincia de Río Negro. Así que la pequeña Yesica Isabel Vilte, de Salta, Argentina, se la comió. Sus pequeños y filosos dientes se hincaron en la sabrosa pulpa... pero sólo para morir envenenada. Alguien —¡vaya a saber quién!— había inyectado en la fruta un poderoso veneno.

¿Quién iba a pensar que estaba saturada de veneno? Otros niños, incluso sus dos hermanitos, comieron manzanas del mismo canasto. Esas no estaban envenenadas. Alguien envenenó, adrede, esa singular manzana.

¿Qué enfermedad mental podría tener quien actuó de ese modo? ¿Qué resentimiento u odio le tendrá a la vida? ¿De dónde salen ideas tan destructivas? ¿Qué le está pasando a la raza humana?

¿Habrá alguna comparación entre esta fruta envenenada y aquella otra de la cual habla la Biblia? Nuestros primeros padres comieron una fruta que la tradición dice haber sido manzana. Como quiera, era una fruta agradable a la vista. Tenía incitante color y forma. Invitaba a probarla. Además de dulzor, prometía sabiduría y, más aún, aseguraba ser como Dios, que distingue entre el bien y el mal. Pero esa simple fruta —ya fuera manzana, pera o durazno—, la que la Biblia califica de fruta «del conocimiento del bien y del mal», produjo la muerte espiritual de la primera pareja y desencadenó todos los males que hay ahora en la tierra.

Cada vez que se prueba un fruto prohibido, parece dulce. El primer robo, el primer asalto, la primera estafa, parecen dulces. El primer adulterio es sabroso, así como la primera aventura galante de una mujer parece encantadora. Pero el resultado es la muerte, siempre la muerte. El diablo sabe pintar sus frutas tentadoras con los mejores colores, y perfumarlas con los mejores aromas, pero el resultado final es la muerte, siempre la muerte. Así fue en el Edén, y así ha sido siempre en todas las épocas de la historia. Todos los vicios y todas las pasiones al principio parecen deliciosos, pero al final, arrastran a la muerte.

Sólo Jesucristo puede salvarnos de las manzanas envenenadas de la vida. ¿Por qué sufrir la agonía que es fruto del pecado, cuando podemos rendirle nuestra vida a Él?

Hermano Pablo

EXISTENCIA FRAGIL

Lectura: Job 1:13-22.
"Para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios" 2 Corintios 1:9
Me fascinan las formaciones geológicas en el Parque Nacional de Yellowstone. Pero, cuando camino entre los géiseres, soy consciente de lo cerca que estoy del peligro. Estoy caminando sobre uno de los volcanes más grandes y activos en el mundo.
Cuando leo el libro de Job, es como si estuviera caminando por Yellowstone y el volcán entrase en erupción, haciendo que la frágil corteza de la tierra explote y cause un gran desastre.
Al igual que los turistas en Yellowstone, Job estaba disfrutando de la vida. No estaba al tanto de que sólo un muro lo separaba del desastre (Job 1:9-10). Cuando Dios quitó ese muro y permitió que Satanás probara a Job, su vida explotó (vv.13-19).
Muchos creyentes viven en circunstancias en las que parece que Dios, por alguna razón, ha quitado Su muro de protección. Otros, también por razones desconocidas, viven en relativa calma, aparentemente ignorantes de su frágil existencia. Al igual que los amigos de Job, asumen que nada malo les pasará, a menos que hagan algo para merecerlo.
Sin embargo, a partir de lo que aprendemos de Job, Dios permite algunas veces que a las personas buenas les sucedan cosas malas. Aunque el desastre puede ocurrir en cualquier momento, nada tiene el poder de destruir a aquellos que confían en Cristo (2 Corintios 4:9). Ningún desastre puede separarnos del amor de Dios.

El amor de Dios sigue en pie cuando todo lo demás ha caído.

domingo, 21 de noviembre de 2010

UN CORAZON DISPUESTO

“Mi corazón está dispuesto, oh Dios…” Salmos 108 :1a

¿Qué podría hacer Dios con un corazón dispuesto?, bueno creo que Dios podría hacer grandes cosas, podría mostrarse a nuestras vidas de una manera sobrenatural y podríamos experimentar muchas bendiciones de Dios. Y es que hoy en día hay muchas personas que son simpatizantes de la Palabra del Señor, es decir personas que les gusta oír y leer sobre la Palabra de Dios pero que realmente no tienen un corazón dispuesto a que Dios pueda actuar libremente en sus vidas. Pero solo ser simpatizante no basta, sino que el objetivo de Dios es que podamos disponer nuestros corazones para que El pueda hablar a nuestra vida de diferentes formas para mostrarnos el camino que debemos seguir o para cumplir el propósito suyo para el cual estamos acá. Lastimosamente muchos de nosotros no tenemos un corazón dispuesto, vamos a nuestras congregaciones o a reuniones en donde se comparte la Palabra de Dios, pero no hay aquel anhelo de llevar a la práctica aquello que estamos escuchando. Muchos antes de disponer su corazón se fijan en quien compartirá la Palabra y dependiendo de ello disponen su corazón para ser ministrados, otros se fijan quien cantara o que alabanzas entonaran como para disponerse por completo a adorar al Señor. ¡Qué equivocación más grande! ¿Qué haría Dios con una persona que tiene un corazón dispuesto?, sin duda haría cosas maravillosas, te ministraría de una manera única, tu vida no fuera la misma, tu corazón sincero y humilde estaría lleno de la presencia de Dios, pero volvamos a la realidad: ¡Cuánto nos cuesta disponer nuestro corazón! Hoy quiero motivarte a que dispongas tu corazón cada vez que vayas a la casa de Dios, cada vez que escuches una alabanza o una predicación, cada vez que leas un articulo como este o como los que escriben otras personas, que no importando quien sea puedas disponer tu corazón para que Dios pueda hablarte, porque estoy seguro que Dios está con la intención de bendecirte si tan solo dispones tu corazón. ¿Cuántas bendiciones hemos evitado para nuestra vida por la falta de disposición?, ¿Cuántas veces hemos ido a escuchar palabra solo por ir, pero que realmente nuestra mente está en otro lugar, y salimos de esos lugares como que nunca hubiéramos entrado?, hoy es día de cambiar eso, estamos viviendo unos tiempos en donde se necesita que haya sensibilidad espiritual y esta jamás se lograra si no existe disposición de corazón. Amados, ya no es tiempo del prejuicio, ya no es tiempo de la crítica ni mucho menos de creernos los perfectos y espirituales, seamos humildes, reconozcamos que por la gracia de Dios somos lo que somos y que sin El no somos nada, vivamos cada día con la misma humildad con la cual iniciamos este caminar, con hambre de Dios, con hambre de su presencia, con la necesidad que El nos toque, con el anhelo de que haga de nosotros lo que bien le parezca, que nos use de la manera que nos quiera usar, deja a un lado todo aquello que esta estorbando tu caminar, fija tus ojos en Jesús y camina derecho, sin ver a los lados. Estoy seguro que Dios hará cosas maravillosas en un corazón dispuesto, basta ya de toda soberbia, de toda altivez, de todo aquello que me impide encontrarme libremente con el Señor, no seas sabio en tu propia opinión, no creas que eres mejor que los demás, simplemente dispón tu corazón y deja que Dios te ministre, recuerda que Dios resiste al soberbio, pero al humilde da gracia.

¡Dispongamos hoy nuestro corazón al señor!

sábado, 20 de noviembre de 2010

PRECIOSO FRUTO

Lectura: Gálatas 5:22-26.
"Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza" Gálatas 5:22-23
¿Cuánto estarías dispuesto a pagar por una fruta? En Japón, alguien pagó más de 6 000 dólares por una sandía Densuke. Esta bella esfera de color verde oscuro, que sólo crece en la isla Hokkaido, al norte de Japón, parece una bola de bolos. La sandía de casi nueve kilos fue una de unos pocos miles que estuvieron disponibles ese año. La rareza de la fruta ocasionó un precio astronómico en el mercado.
Los cristianos tienen un fruto muchísimo más precioso que la sandía Densuke. Se lo llama el fruto del Espíritu: «amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza» (Gálatas 5:22-23). Cada «fruto» es un aspecto diferente de la semejanza a Cristo. En los Evangelios, vemos cómo Cristo ejemplificó estas virtudes. Ahora Él quiere producirlas en nuestros corazones, en lo que decimos, en nuestra manera de pensar y de responder a la vida (Juan 15:1-4).
Puede que una fruta rara y deliciosa ocasione un precio elevado en el mercado, pero el carácter a semejanza de Cristo tiene un valor muchísimo mayor. Al confesar todo pecado conocido y rendirnos al Espíritu de Dios que vive dentro de nosotros, nuestras vidas serán transformadas a la semejanza de Cristo (1 Juan 1:9; Efesios 5:18). Este fruto espiritual llenará nuestras vidas de gozo, bendecirá a los que estén alrededor de nosotros y durará por toda la eternidad.
Ser fructíferos para Cristo depende de nuestra comunión con Él.

viernes, 19 de noviembre de 2010

LA LLAVE DESTRUCTORA

Era el año 1944, y la Segunda Guerra Mundial hervía en su última etapa. Estaba por comenzar la batalla final, la de Berlín, Alemania.

Fue entonces que la fábrica Mercedes Benz recibió un pedido oficial. Tenía que fabricar un automóvil completamente a prueba de balas. Esto incluía puertas blindadas, cristales irrompibles y un motor de 400 caballos de fuerza, capaz de hacer correr el vehículo a más de 200 kilómetros por hora. Debía estar tapizado con el más fino cuero, contar con teléfono, radio y aire acondicionado, y ser completamente automático. Estaba destinado al Mariscal Goering. Como último detalle, debía proveérsele de un mecanismo especial, en que con sólo al mover una llave, esa joya mecánica pudiera desintegrarse instantáneamente.

El Mariscal Goering lo usó muy poco tiempo. Poco después Berlín cayó. A todos los jefes alemanes los arrestaron. Hitler se suicidó, y Goering mismo, ingiriendo una pastilla de veneno, también se quitó la vida.

El famoso Mercedes Benz fue confiscado por las tropas invasoras y posteriormente vendido a un coleccionista por 165.000 dólares. El nuevo dueño, que compró el auto para exhibirlo, poseía ahora no sólo una joya mecánica sino también una reliquia histórica. Pero era así mismo dueño de una bomba, pues con el más pequeño descuido el mal uso de esa llavecita haría desintegrar por completo ese tesoro.

El ser humano, como aquel Mercedes Benz, es un tesoro de incalculable valor. Y tiene también una llavecita que controla su vida. Esa llave es su voluntad, que es el elemento dentro de él que lo distingue de la bestia. La voluntad es esa parte muy especial del ser humano que le da la capacidad de imaginar, de creer, de soñar, de amar. Es la parte que le permite tener fe, experimentar esperanza, creer en sí mismo y conocer a Dios. Pero esa misma voluntad lleva en sí, también, la capacidad de destruir, porque usada para engañar, para deshonrar, para odiar y para matar, se convierte en la llave que puede desintegrar totalmente el tesoro que es él mismo.

Nuestra voluntad nos destruirá si no está sometida a la voluntad de Dios. No podemos, sin Dios, regir nuestra vida sin destruirnos a nosotros mismos. Entreguémosle nuestra vida al Señor Jesucristo. Sólo así podremos ser el tesoro que Dios quiso que fuéramos.

Hermano Pablo

jueves, 18 de noviembre de 2010

ARIEL KELLY EN LA IGLESIA LA PAZ

ARIEL KELLY EN LA IGLESIA LA PAZ

ARIEL KELLY EN LA IGLESIA LA PAZ

ARIEL KELLY EN LA IGLESIA LA PAZ

¡NO HAY TRATO!

Lectura: Lucas 4:1-13.
"Escrito está: no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios" Lucas 4:4
Todos hemos visto y escuchado anuncios publicitarios que nos tientan a tomar atajos hacia la felicidad. ¡Compre nuestro producto y no pague más durante todo un año! ¡Gratificación instantánea!
Cuando el diablo tentó a Jesús (Lucas 4:1-13), le ofreció un atajo hacia la «satisfacción». Trató de tentar a Jesús para que tomase el asunto en Sus propias manos en vez de confiar en Su Padre.
Cuando Jesús tuvo hambre, tras 40 días de ayuno (v.2), Satanás sugirió que usara Su poder para convertir las piedras en pan. Si el Señor lo hubiese hecho, habría estado usando Sus poderes para Su propio beneficio, pero se negó a hacerlo.
¿Por qué Jesús no aceptó el ofrecimiento del diablo de gobernar todos los reinos del mundo de inmediato? (vv.5-7). Podría haber evitado la cruz. Pero eso habría ido contra el plan de Dios para Él; es decir, que diera Su vida en la cruz, resucitara y se sentara a la diestra del Padre en Su reino. El atajo que Satanás le ofrecía no era nada ventajoso.
Cuídate de las tentaciones que parecen representar un costo pequeño en el presente. Satanás espera lograr que hagas las cosas a su manera. Y no se rinde con facilidad. Aun después de que Jesús venciera la tercera tentación, Satanás sólo se fue «por un tiempo» (v.13).
Siempre que te hagan una oferta para un atajo hacia la felicidad, ¡fíjate quién está detrás del mostrador!

La mejor manera de escapar a la tentación es correr hacia Dios.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

FRENAR UNO PARA QUE FRENE OTRO

Roberto Albanés estaba observando su velocímetro. Cuando ascendió a ciento veinte kilómetros por hora, decidió aminorar la velocidad de su Volvo, último modelo.

En eso vio en el espejo retrovisor un vehículo que se acercaba a mucha más velocidad que la suya. Una mujer se había desmayado sobre el volante, y el niño que la acompañaba lloraba a gritos. El vehículo ya se iba contra la cerca de cemento de la autopista.

Roberto, entonces, tomó una decisión heroica. Puso su Volvo entre ese auto y la cerca, y hundió fuertemente los frenos. Saltaron chispas, y ambos vehículos quedaron trabados, pero después de trescientos metros de frenada, los dos autos pararon. La mujer había sufrido un desmayo diabético y había perdido el control del carro. Pero el arrojo del valiente Albanés, y los frenos del auto, evitaron la tragedia.

Se necesitan coraje y resolución para hacer lo que hizo ese joven. Vio que un vehículo grande iba a chocar a gran velocidad, e interpuso su auto. Los paragolpes se trabaron, pero frenó su auto poco a poco, y así logró que se frenara el otro también. A la mujer la atendieron de inmediato, de modo que ni ella ni el niño sacaron del accidente más que el susto.

Es interesante esto de frenar uno para que frene otro. Esa acción ha salvado a muchos en la vida moral. Un hombre en Caracas, Venezuela, que acostumbraba a pasar todos los viernes un buen rato en la cantina con su amigo, decidió un día ponerle freno al asunto. De ahí en adelante, cada viernes bebieron una copa menos de las acostumbradas. Así, en sólo ocho semanas, los dos se libraron del vicio.

Una muchacha, que con su prima no había encontrado más oficio que el de la prostitución en Los Ángeles, California, decidió frenar esa actividad e ingresar en una escuela. Ambas encontraron otro oficio y se casaron. El freno que puso una, ayudó a la otra también a frenar.

Los ejemplos abundan, porque lo mismo ha ocurrido una infinidad de veces. La fuerza y el ejemplo de una persona ha sido todo lo que se ha requerido para cambiar por completo el rumbo equivocado de otra.

Querámoslo o no, nuestra vida es un ejemplo. Todos, aunque no lo advirtamos, somos guías de alguien. Hay personas que tienen sus ojos puestos en nosotros, de modo que nuestra vida dirigirá a otro, ya sea por buen o por mal camino. Nuestros pasos se convertirán en la senda que otros seguirán.

¿A dónde los estamos llevando: a la vida o a la muerte? Aprendamos de Jesucristo cuál es el buen camino, y transitemos por él. El Señor nunca nos engañará.

Hermano Pablo

DOS BLANCAS

Lectura: Marcos 12:41-44.
"Pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento" Marcos 12:44
Jesús se sentó en el templo cerca del arca de la ofrenda y observaba mientras las personas se acercaban y depositaban sus ofrendas para el templo (Marcos 12). Algunos montaban un espectáculo para ello, tal vez para que los demás pudieran ver cuánto habían dado. Justo en ese momento, vino una pobre mujer y echó dos «blancas».
Una blanca era la moneda de más baja denominación en circulación. Por lo tanto, la ofrenda de la viuda era muy pequeña y de ningún valor a los ojos de muchos. Pero nuestro Señor vio lo que los demás no habían visto. Ella había dado «todo lo que tenía» (Marcos 12:44). La viuda no estaba tratando de llamar la atención hacia sí. Simplemente, estaba haciendo lo que podía. ¡Y Jesús lo notó!
No debemos olvidar que nuestro Señor ve todo lo que hacemos, aunque pueda parecer muy pequeño. Tal vez no sea nada más que mostrar un semblante alegre en momentos difíciles o un acto desapercibido de amor y amabilidad hacia alguien que pasa por casualidad. Puede que sea una oración breve y en silencio por algún vecino en necesidad.
Jesús dijo: «Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos […]. Mas cuando tú des limosna […] sea […] en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público» (Mateo 6:1-4).
Dios ve el corazón, no la mano; al dador, no la ofrenda.

martes, 16 de noviembre de 2010

EL PROBLEMA DE LA AUTOSUFICIECIA

Lectura: Apocalipsis 3:14-22.
"Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!" Apocalipsis 3:15
La ciudad de Laodicea tenía problemas con el agua. Una de las ciudades cercanas contaba con fabulosas fuentes termales y otra tenía agua fresca y cristalina. Sin embargo, Laodicea debía aguantarse con un agua tibia y cargada de minerales que sabía a azufre. No era caliente ni fría. Era simplemente asquerosa.
Ante esto, las palabras de Jesús a los creyentes laodicenses, en Apocalipsis 3, probablemente les impactaron. Jesús los reprendía por no ser «frío[s] ni caliente[s]» (v.15). Y, cuando pensaba en ellos, sentía ganas de vomitar (v.16), justo el efecto del agua que ellos tenían para beber.
¿Cuál era su problema? El pecado de la autosuficiencia. Los laodicenses se habían enriquecido tanto que habían olvidado lo mucho que necesitaban a Jesús (v.17).
Cuando decimos que tenemos todo lo que necesitamos, pero Jesús no encabeza la lista, Él se ofende profundamente. La autosuficiencia nos aleja de buscar las cosas que realmente necesitamos y que sólo el Señor puede dar. Si prefieres tener dinero en vez de carácter, si tus tarjetas de crédito están al máximo y tu rectitud al mínimo, si te has vuelto astuto, pero no eres sabio, has realizado tus compras en todos los lugares equivocados. Jesús ofrece productos que son muchísimo mejores (v.18). Él está llamando a la puerta de tu corazón (v.20). Déjalo entrar. ¡Te dará todo lo que realmente necesitas!
Siempre tenemos suficiente cuando Dios es nuestra provisión.

lunes, 15 de noviembre de 2010