jueves, 13 de diciembre de 2012

¿CON QUIEN ME CASARÉ? O ¿CON QUIEN ME CASÉ?

Cuando vemos la cantidad de divorcios incluso en el ámbito cristiano nos preguntamos, ¿qué falló y dónde nos equivocamos para haber caído en esta situación?

Cuando escuchamos la cantidad de problemas generados en el círculo de la pareja y cómo estos escalan hasta convertirlos de dos verdaderos amantes en dos claros enemigos que lo único que desean es destruir, (así lo describe de forma muy interesante el la fuente del matrimonio inspirado por el poema de Hans Sachs, en Nürnberg.

Nos preguntamos de nuevo¿en qué falló, qué pudo haber hecho esto?

Veamos lo que dice la Biblia.

Génesis: 2:18 :“Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.“

Ayuda idónea: Adecuado y apropiado, o sea cuand o usted piensa en esa persona, no la que usted quiere sino la que Dios le hizo, está tiene que ser alguien apropiado y adecuado para usted.

Hay una persona que Dios ha preparado para usted, y si fuera que no llegó o no llegará es porque Dios le ha preparado a Usted para otra cosa y usted tendrá que casarse con el Señor.

Para determinar la ayuda idónea debe primero saber que es lo que usted es para luego saber que es lo que a usted le va a complementar.

Cuando usted mira una mujer tiene que mirar y descubrir no que es un bombón o que el hombre es una agente 007 sino que esa persona es para usted, la va a complementar, va traerle alegrías, bendición, satisfacción, la belleza de ese ser humano se manifestará de una forma que se llama AMOR y lo describe Proverbios así:

Proverbios 18:22. Quien halla esposa halla la felicidad: muestras de su favor le ha dado el SEÑOR.

Me llama la atención lo que dice la palabra en el v erso siguiente:

Génesis: 2:25 Tanto el hombre como su mujer andaban desnudos, pero no sentían vergüenza de andar así

Esa persona era adecuada para Adan tanto así que andaban Desnudos y no tenían vergüenza esto quiere decir que ellos estaban unidos en todo.


Le voy a decir algo que usted tiene que meditar.

Su vida está unida a Dios, usted ha tomado un camino de arrepentimiento y ha decidido ser un discípulo de Cristo y obedecer a sus mandamientos viviendo una vida que agrade a Dios primeramente, entonces “usted no puede compartir su corazón con alguien que no se lo ha compartido de la mismo forma que usted a Dios”. NO va a funcionar, mire lo que dice la Biblia.

2 Corintios:6:14. No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas.

La Biblia le dice aquí como es usted, le está marcando u na cosa: usted pertenece a Dios y si alguien se une con usted que no pertenece a Dios va a tener un conflicto con Usted y digame: ¿usted se va a casar para tener conflictos? NO.

Si tuviéramos que hacer un anuncio de búsqueda de pareja como Cristianos debería ser algo así.

Soy Cristiano y amo a Dios sobre todas las cosas, se que el tiene una persona preparada para mi y la estoy tratando de descubrir.

En el ambiente Cristiano es el lugar más adecuado para encontrarlo, aunque a veces esto demore un poco se que allí está, no me cabe dudas y si no ha llegado se debe a que todavía no es el tiempo, Dios no esta demorado en nada.

Si usted pone a Dios como la causa de su unión y el motor de su elección, usted va a estar unido a esa persona siempre.
Usted la eligió porque Dios se la preparó y la eligió para usted.

¿Conoce usted la historia de Rebeca y Isaac?

Esta en Génesis 24: 12 en adelante.

El Siervo de Abraham va a buscar esposa para Isaac hijo de Abraham y resulta que para saber cual era ora y le dice a Dios y Dios le responde tal cual el oró y fijesé que cuando el llegó con esa mujer para Isaac que ni la conocía dice que cuando se vieron quedaron flechados.

SI usted ya se casó y se preguntará ahora que hago ¿lo cambio? NOOO espere la palabra de Dios tiene la ayuda para toda circunstancia.

La Biblia primero dice: NO SE SEPARE
1 Cor 7:10-11 A los casados les doy la siguiente orden (no yo sino el Señor): que la mujer no se separe de su esposo. Sin embargo, si se separa, que no se vuelva a casar; de lo contrario, que se reconcilie con su esposo. Así mismo, que el hombre no se divorcie de su esposa.

Este primer paso le asegura unidad a pesar de cualquier situación que pueda estar pasando. El divorcio no tiene que ser una opción en la relación sino que no se debe optar por esto. Lo que Dios unió no lo separa el hombre. No hay camino de vuelta.A no ser que haya violencia, abuso familiar o algún tipo de maltrato en tal caso hay que buscar ayuda profesional.

Aunque usted no este unido por la Iglesia lo esta por la ley y si no lo esta por la ley lo esta por la carne o sea de cualquier manera usted está unido a su esposa/o.

Segundo: No negarse el uno al otro. 1 Cor 7:3-5 El hombre debe cumplir su deber conyugal con su esposa, e igualmente la mujer con su esposo. La mujer ya no tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposo. Tampoco el hombre tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposa. 5 No se nieguen el uno al otro, a no ser de común acuerdo, y sólo por un tiempo, para dedicarse a la oración. No tarden en volver a unirse nuevamente; de lo contrario, pueden caer en tentación de Satanás, por falta de dominio propio.

Este segundo paso Biblico le va a mantener a usted unido en aquellas cosas que son causa de infidelidades. Al no negars e usted a su esposo esta usted permitiendo que nadie se menta en la relación. Esta usted cumpliendo el mandato de Genesis que dice serán una sola carne.

Dios puede cambiar la situación de su matrimonio, cualquiera sea, pero para eso se necesita que usted pueda decidirse a mantenerse firme.

La pregunta inicial que nos hicimos fue: ¿en que falló, que pudo haber hecho esto?

Fallamos nosotros, si y esto debemos asumirlo que realmente cuando nuestro matrimonio no funciona, cuando los noviazgos que tenemos no prosperan, es porque nosotros estamos fallando.

Déjenme decirles que darle la culpa a otro no sirve y tratar de justificarnos tampoco ayuda en nada.

Tenemos que trabajar en las relaciones, reconocer primeramente que es lo que Dios nos manda a hacer, que es lo que me conviene, que es lo que Dios ha preparado para mi y entonces.

Fallamos porque somos idealistas, si estuvimos esperando que nuestra relaciones fueran como las novelas y las películas y creemos en soluciones fáciles y sencillas. No estamos dispuestos a veces a trabajar en la relación, a pensar en el otro y a cumplir los mandatos de Dios.

Fallamos porque somos egoístas en todo, queremos solo lo nuestro y no atendemos al otro.

Fallamos porque no estamos dispuestos a mantener el pacto matrimonial, es decir sabemos prometer muy rápidamente pero al final no estamos dispuestos a sostener lo que decimos.
Equipo de colaboradores del Portal de la Iglesia Latina
www.iglesialatina.org

Lic. José Luis Malnis
ElPastor

ATRAVESADO POR SIETE VARILLAS DE HIERRO

John White, obrero de construcción, de veinticinco años de edad, cayó de un andamio en su trabajo en Charleston, Carolina del Norte, Estados Unidos. La caída en sí, de más de quince metros, era suficiente para que muriera, pero lo que empeoró la situación fue que cayó sobre varillas de hierro que estaban de punta. Un cuñado suyo, trabajando a su lado, lo vio caer y sólo tuvo tiempo de clamar: «¡Dios mío, no lo dejes morir!»
Siete varillas le atravesaron el cuerpo. Dos de ellas debieran haber sido mortales. Una le entró por la clavícula, rozando el corazón. Otra le entró por la ingle, rozando la arteria femoral. Las otras cinco ofrecían menos peligro, pero hubo que cortarlas todas con acetileno para librar a John y llevarlo al hospital. Tras cuatro horas de cirugía quedó fuera de peligro.
Como tantas historias de accidentes, esta también tenía sus antecedentes sombríos. John White estaba enemistado con Virginia, su esposa. Había amenazas de divorcio. Sus dos hijos, Miguelito de siete, y Rut de tres, tenían que aguantar la constante lucha de sus padres. Miguelito ya estaba diciendo que no quería seguir viviendo. Tras esta horrible situación hogareña se produjo el accidente.
No se sabe si fue el clamor del cuñado: «¡Dios mío, no lo dejes morir!», o el trauma mismo del accidente, pero algo bueno comenzó a ocurrir. Al ver Virginia la condición de John, no cesaba de estar a su lado. Y al ver John la atención de Virginia, no podía menos que derretírsele el corazón. Como quiera, John se reconcilió con su esposa y se unió otra vez a la familia.
Dos años después John consiguió un buen empleo, Virginia volvió a quedar embarazada, y su hogar se había convertido en todo un remanso de paz.
¿Tuvo este hombre que ser atravesado por siete varillas de hierro para recomponer su vida? La respuesta es clara. Uno no tiene que ser traspasado de problemas para poder recapacitar y enmendar sentimientos y caminos. En cualquier momento, en plena paz, el hombre puede reconocer que no está andando bien, y volver sobre sus pasos.
Tal vez necesitemos hacer un examen de conciencia. ¿Estamos peleando con nuestra esposa? ¿Nos extrañan nuestros hijos? ¿O representamos más bien al hijo que ha abandonado el hogar? ¿Acaso habremos hecho algo en contra de la justicia? No esperemos a que ocurra un accidente. Quizá no salgamos con vida. Busquemos hoy mismo a Jesucristo. Él vendrá en nuestro auxilio. Él quiere darnos su paz.

Hermano Pablo

lunes, 10 de diciembre de 2012

11 ANIVERSARIO























FAMILIA SAMANIEGO


Se despidio a la famila Samiego porque se marcho para su pais. Estuvo orando los Apostoles y toda la iglesia bendiciendo su estada y su ida y que Dios cubra sus vidas. Es una familia que queremos mucho.

viernes, 7 de diciembre de 2012

FELIZ NAVIDAD


«LA VIDA NO TIENE SENTIDO»

Andy Reader preparó su cámara de video. Era un nuevo modelo, recién comprado. La acomodó cuidadosamente sobre el trípode en una parte alta de su garaje, apuntándola hacia su automóvil, y la puso en marcha. La cámara había de funcionar automáticamente, y había de recoger tanto imagen como sonido.
Después, Andy, de treinta y ocho años de edad, de Dartmoor, Inglaterra, se encerró en su auto y encendió el motor. ¿Qué se proponía? Filmar su propio suicidio. Hallaron su cuerpo inerte varias horas después, víctima del monóxido de carbono. Pero el acto de suicidio, junto con sus últimas palabras, quedó registrado en su cámara para siempre. El mensaje era claro. Andy lo había repetido varias veces: «La vida no tiene sentido.... La vida no tiene sentido...»
En efecto, para miles de personas la vida no tiene sentido. Cuando el único significado de la vida gira alrededor de uno mismo —posesiones, caprichos, gustos y placeres—, la chispa de la vida muy pronto se apaga. Cuando lo único que vale es el disfrute de cosas materiales y nada más, muy rápidamente el entusiasmo, la pasión y la razón de vivir se desvanecen, y se termina diciendo: «La vida no tiene sentido...»
Sin embargo, la vida humana sí tiene sentido. Tiene un sentido inmenso, universal, divino. Tiene todo el sentido que Dios le dio cuando creó al hombre y lo puso en el jardín del Edén. Ese sentido es, por cierto, la razón de la creación. La vida del hombre tiene, incluso, un sentido eterno.
Cuando pensamos sólo en términos humanos, la vida nos parece confusa e incoherente. Pero cuando levantamos la vista y contemplamos el cuadro mayor de la existencia —nuestro cónyuge, nuestros hijos, nuestros valores y nuestro Dios—, comenzamos a ver en la vida un propósito y un designio. Es cierto que sin moralidad la vida no es vida, pero cuando reconocemos que Dios nos tiene aquí con un propósito definido, nos damos cuenta de que la vida sí tiene sentido.
Es Dios quien le da a nuestra vida sentido. Él es quien establece los valores morales para el buen vivir. Él es quien nos ayuda a aceptar todo lo incomprensible de nuestra vida.
Cristo nos da nuestra razón de ser. Él da sentido en medio de la locura. Busquemos en Él el porqué de nuestra existencia. No nos permitamos, por nada en la vida, ser presa de esa gran mentira: «La vida no tiene sentido». Porque Cristo quiere darle sentido a nuestra vida. Él quiere darle belleza a nuestro existir.

Hermano Pablo

lunes, 3 de diciembre de 2012

UNA PEQUEÑA FE EN DIOS

Si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará…. Mateo 17:20.
Fe: todos deseamos tener más, especialmente cuando tenemos problemas gigantescos. Sin embargo, la mayoría de nosotros practicamos mucho la fe. Nos sentamos en sillas sin probarlas antes; usamos hornos sin analizar cómo funcionan, entramos llaves en las puertas y esperamos que abran. No solemos ir por ahí quejándonos y diciendo: “¡Cómo me gustaría tener más fe en las sillas, los hornos y las llaves!” Dependemos de estos objetos porque los consideramos confiables, no porque hayamos desarrollado grandes sentimientos de confianza.
Jesús no dijo a sus discípulos: “Tened más fe en Dios.” Sencillamente dijo: “Tened fe en Dios” (Mr. 11:22).
El maestro bíblico Stuart Briscoe escribe: “La fe sólo es tan válida como el objeto de ella. Usted puede tener una fe tremenda en una delgada capa de hielo y ahogarse…. Y podría tener muy poca fe en una capa de hielo muy gruesa y estar perfectamente a salvo.”
Muchos cristianos tienen fe en su fe y no fe en Dios. Cuando pasan por pruebas agonizan para alcanzar una fe gigantesca. Pero Jesús enseñó que una fe del tamaño de un grano de mostaza es suficiente, si se siembra en el terreno de la grandeza de Dios.
¿Cuál es tu montaña hoy? Tan pronto siembres tu grano de mostaza de fe en Dios, tu montaña se convertirá en Su responsabilidadÉ y podrás descansar en Su fidelidad. –JEY
Ten fe en Dios, no fe en la fe.