domingo, 10 de junio de 2012
TODA UNA VIDA POR DELANTE
Se llamaba Pastor Pérez Gutiérrez. Tenía quince años de edad y vivía
en Managua, Nicaragua. Un día recibió un fuerte regaño de su madre. El
muchacho se sintió sumamente deprimido. Negros pensamientos invadieron
su mente, y lo envolvió una mezcla de resentimiento y despecho junto
con la sensación de no valer nada.
Con la voluntad vencida, la mente ofuscada y la razón perdida, el
muchacho, que apenas estaba entrando a la vida, vio en su imaginación
que se levantaba ante él una tétrica figura. Era la rama de un árbol,
con una cuerda amarrada. Pastor Pérez Gutiérrez se dijo a sí mismo que
la única solución para su vida era el suicidio, y tomando la fatal
determinación, se encaminó al árbol en el patio de su casa. Allí amarró
una soga a una de las ramas, y se colgó de ella. Quince años, nada
más, y ya la carga de la vida le era demasiado pesada.
El suicidio de un joven nos conmueve hasta lo más profundo. Todo
suicidio, toda derrota de un semejante, nos entristece, pero cuando
oímos de algún joven que se suicida, sufrimos más. El que tiene toda
una vida por delante, con tan brillantes oportunidades como ofrece la
vida, y trunca todo en un instante, está despreciando lo más grande que
posee: su futuro.
Además, Cristo ofrece vida en abundancia a todo el que sepa echar
sus cargas sobre Él. La vida trae de todo —momentos malos y tristes, y
días de dicha y alegría—, pero cada ser humano es una vida que Dios ha
creado y que ninguno debe cortar antes que Dios lo llame.
El suicidio de un joven es un grave síntoma social. Algo anda muy
mal cuando una criatura de quince años arma su brazo contra sí mismo.
Eso dice muchísimo acerca de la falta de fe, del descreimiento, de la
insensibilidad espiritual y de la furia contenida que existe en el
ambiente en que vive ese joven.
Dios nos tiene en este mundo porque Él aquí nos necesita. Es
cierto que en esta vida hay momentos de agonía, pero los hay también de
profunda paz. Y la vida de cada uno de nosotros tiene, querámoslo o
no, una influencia poderosa en otros que nos acompañan en este camino.
Ellos dependen de nuestra estabilidad. No les neguemos nuestro brazo de
ayuda.
Cristo quiere que pongamos nuestra confianza y nuestra vida entera
en sus manos. Si aún no lo hemos hecho, rindámonos hoy mismo a Dios
nuestro Creador.
Hermano Pablo
EL ESPEJO DE NUESTA VIDA COMO DISCÍPULOS DEL SEÑOR Y SIERVOS DE DIOS
Todo lo que a continuación se menciona, son mandamientos que nos garantizan un buen convivir. En la iglesia, y también fuera de ella. Incluso, todos son 100% aplicables al matrimonio.
¿Es nuestra vida, una vida en la que escasea la paz? Entonces leámoslos, y descubriremos el por qué andamos como el “perro y el gato”. Decidamos cambiar nuestra conducta y pidamos sabiduría a Dios, para permanecer en dicha decisión.
• “Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros.” Juan 13:14
• “Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.” Romanos 12:10
• “Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.” Romanos 12:16
• “Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios.” Romanos 15:7
• “para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros.” 1 Corintios 12:25
• “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.” Gálatas 6:2
• “con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,” Efesios 4:2
• “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” Efesios 4:32
• “Someteos unos a otros en el temor de Dios.” Efesios 5:21
• “Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.” 1 Tesalonice nses 5:11
• “Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;” Hebreos 10:24
• “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.” Santiago 5:16
• “Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones.” 1 Pedro 4:9
• “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.” 1 Pedro 4:10
• “Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.” 1 Juan 4:11
• “Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano.” Romanos 14:13
• “Pero estoy seguro de vosotros, hermanos míos, de que vosotros mismos estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de tal manera q ue podéis amonestaros los unos a los otros.” Romanos 15:14
• “No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente
Satanás a causa de vuestra incontinencia.” 1 Corintios 7:5
• “Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros.” Gálatas 5:15
• “No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros." Gálatas 5:26
• “No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos," Colosenses 3:9
• “Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez Santiago 4:11
• “Hermanos, no os quejéis un os contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta.Santiago 5:9
Les recomiendo leer el contexto de cada versículo. Así se entenderá mejor el por qué, el autor dice lo que se dice.
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