jueves, 19 de julio de 2012

UN REFUGIO PARA LA TORMENTA

«PERO A CUALQUIERA QUE ME OYE ESTAS PALABRAS Y NO LAS PRACTICA LO
COMPARARÉ A UN HOMBRE INSENSATO QUE EDIFICÓ SU CASA SOBRE LA ARENA»
(MATEO 7:26).

Jesús contó una historia para ilustrar la insensatez de
depositarnuestra confianza en creencias que son cambiantes e inestables.
Dijo que un hombre edificó su casa sobre la arena. ¿Qué sucedió?
«Descendió la lluvia, vinieron ríos, soplaron vientos y dieron con
ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina» (Mat.
7:27).

¿Qué hay en la vida que pueda ser como «arenas movedizas»?
¿Intentamosconstruir nuestra vida sobre la seguridad económica?
¿Acaso ansiamos una elevada posición social o una distinción? ¿Es la
necesidad de poder y reconocimiento? ¿Quizá nos negamos aceptar las
verdades de la Biblia? ¿O acaso rechazamos aceptar la gracia salvadora
de Jesucristo? ¿Puede ser una mala interpretación de la verdad del
evangelio? En todos los aspectos de la vida, necesitamos estar seguros
de que nuestras creencias se basan en la Palabra de Dios y no en las de
los hombres.

«Todo edificio construido sobre otro fundamento que no sea la Palabra
de Dios, caerá. Aquel que, a semejanza de los judíos del tiempo de
Cristo, edifica sobre el fundamento de ideas y opiniones humanas, de
formalidades y ceremonias inventadas por los hombres o sobre
cualesquiera obras que se puedan hacer independientemente de la gracia
de Cristo, erige la estructura de su carácter sobre arena movediza. Las
tempestades violentas de la tentación barrerán el cimiento de arena y
dejarán su casa reducida a escombros sobre las orillas del tiempo»
(Así dijo Jesús [APIA, 2007], cap. 6, pp. 229, 230).

Pero otro hombre edificó su casa sobre la roca. Ambos constructores
eran vulnerables ante las tormentas de la vida, pero una casa resistió
y la otra se derrumbó. Elijamos el cimiento que elijamos, no nos
libraremos de las tormentas de la vida; sin embargo, si escogemos el
correcto sobreviviremos a las tormentas. Los cimientos que reposan sobre
la sólida roca que es Jesucristo nos dan la fuerza necesaria para
sobrevivir.

Nos demos cuenta o no, cada día construimos nuestra casa espiritual.
Cada una de nuestras decisiones es crucial. Cada día elegimos cómo
reaccionaremos ante las distintas situaciones y cada reacción pone un
nuevo fragmento de nuestro cimiento. La Biblia es el manual de
instrucciones y la roca sobre la que basamos los cimientos es
Jesucristo. Edifique sobre la Roca

miércoles, 18 de julio de 2012

VISIÓN PERDURABLE

El tiempo había transcurrido de noviembre a julio. En nueve meses pasan muchas cosas: un bebé es concebido y avanza a su madurez en el vientre materno; tres estaciones del año pasan siguiendo su ritmo inevitable; la política, la economía y el deporte experimentan grandes cambios.
Pero esos nueve meses no trajeron ningún cambio en la vida de Carmela Salas, de 65 años, mexicana residente de Texas. Los pasó, según el periódico «Los Ángeles Times», contemplando el cadáver de su esposo, Enrique Salas, acostado en la cama matrimonial.
Cuando el esposo murió, ella, negándose a reconocer la realidad, hizo de cuenta que la desgracia no había pasado, y el tiempo se detuvo para ella.
Este no es el primer caso en que hombres o mujeres ven morir al ser más querido y no se resignan a tener que dejar de mirarlo. Y aunque son cadáveres ya, y la momificación de la muerte ha comenzado el proceso de descomposición, el amor que les tienen es más fuerte.
El odio jamás hará una cosa semejante. El odio tiende a destruir, destrozar, masacrar y a hacer desaparecer todo de la vista. El amor construye, y cuando no puede construir, hace perdurar. Porque el amor es muy diferente al odio.
El amor de Dios es el amor más fuerte que existe. Es una fuerza que tiende siempre a reparar, a curar, a construir, a conservar lo bueno, a hermosear más lo que ya es lindo, a regenerar, a purificar y a santificar. El amor de Dios tiende siempre a perdonar y, más que perdonar, a olvidar. Incluso olvida el pecado, el mal, la falta, la derrota, el fracaso humano.
Y como Carmela Salas, Dios también contempla perdurablemente a sus seres amados. Él nunca deja de mirarlos. «El Señor recorre con su mirada toda la tierra —dice la Biblia—, y está listo para ayudar a quienes le son fieles» (2 Crónicas 16:9).
No hay nada más perdurable, poderoso, fiel y comprensivo en la humanidad que el amor de Cristo. Es un amor que nunca falla, una sabiduría que nunca yerra. Tener un corazón entregado a Él es asegurarse la bendición de la vida eterna. Tomemos hoy la más grande decisión moral posible: Elijamos a Cristo como nuestro Salvador y nuestro Señor.

Hermano Pablo0

PEQUEÑAS ORACIONES


sábado, 14 de julio de 2012

MALAQUIAS 1:6


ASOCIACIÓN ILÍCITA

Koh Bak Kin, de treinta años de edad, era un rico comerciante de Singapur. Se dedicaba a la comercialización de madera fina para muebles, un negocio honrado a todas luces. Gozaba de prestigio social y de solvencia económica.
Bin Fazalda, de treinta y cuatro años, era profesor de escuela secundaria en Singapur. Gozaba de buen nombre en su colegio, donde se le reconocían sus dotes profesionales. Ganaba buen salario. Estaba casado y era padre de cinco hijos. Su vida transcurría tranquilamente en medio de satisfacciones.
Un día, estos dos hombres se unieron para realizar un negocio. Se trataba de transportar veinte kilogramos de heroína a Roma. Adaptaron a sus maletas un doble fondo, solicitaron visa de turismo, sacaron pasaje de avión y partieron para la capital de Italia.
Sin embargo, en el aeropuerto internacional Leonardo da Vinci de Roma los esperaba la INTERPOL. Una denuncia anónima los había delatado. Koh Bak Kin y Bin Fazalda fueron descubiertos, detenidos, requisados y encarcelados. «Asociación ilícita» fue el cargo del que los acusaron.
¿Qué es una asociación ilícita? Es la sociedad que realizan dos o más personas para hacer algo que está penado por las leyes. Estos dos hombres se asociaron para realizar un contrabando de heroína. Los dos pusieron capital. Los dos planearon el negocio. Los dos se comprometieron a ser fieles al contrato y los dos se estrecharon la mano como prueba de su asentimiento. Pero el negocio era delictivo, y la asociación, ilícita.
Así pasa también en el ámbito moral de nuestra vida. La jovencita que a espaldas de sus padres planea una fiesta con sus amigos, y en esa fiesta se bebe licor, se usa droga y se practica la inmoralidad sexual, está realizando una asociación ilícita. El caballero que a espaldas de su esposa planea una salida al teatro, o un paseo en auto en la noche con su secretaria, y esto con fines inconfesables, está realizando una asociación ilícita.
El mal no consiste sólo en que un hecho sea o no ilegal sino en sus consecuencias destructivas. ¡Cómo necesitamos poner todos nuestros negocios, toda nuestra vida, bajo el control de las leyes morales de Dios! Sólo así salvamos nuestra vida. Sólo así nos aseguramos el parabién divino. Sólo así podemos vivir en paz.

Hermano Pablo

viernes, 13 de julio de 2012