sábado, 14 de abril de 2012

«HÁBITOS INSANOS»

David Fortson era alto, de más de dos metros, atlético, alegre, inteligente, y de apenas diecinueve años de edad. Era el mejor jugador de básquetbol de su colegio en Santa Mónica, California. Pero tuvo una discusión acalorada con un compañero suyo.

En el calor de la contienda, David, que era toda una promesa, recibió un balazo en el pecho. Él murió poco después, mientras que a su asesino lo encontraron en la casa de su novia y lo arrestaron.

El homicida pertenecía a una banda juvenil que tenía por lema una frase impresa en las camisetas de los miembros de la banda, que decía: «Hábitos insanos». Esa frase, hábitos insanos, es lo que le da importancia a esta noticia.

El diccionario describe la primera acepción de la palabra «insano» con dos vocablos: loco y demente. En efecto, podemos calificar de locos y dementes esos hábitos de adolescentes y jóvenes que son la pesadilla actual de padres, maestros, policías, jueces y clérigos. La juventud parece enloquecida. Cada día hay noticias de algún acto insano de parte de jóvenes estudiantes, de muchachas adolescentes y de niños que aún no han doblado el cabo de los diez años.

Quizá no sea tan extraño el hecho de que estos hábitos insanos son siempre actos de violencia, o de rebeldía, o de fiestas licenciosas en que se bebe licor a mares, se usan drogas y narcóticos sin medida y se practica el sexo libre, que nunca es libre, y todo esto, sin conciencia.

Algo que contribuye a esta insania es la televisión. No hace mucho una sociedad estudiantil manifestó que mucha de la delincuencia en la juventud se debe a la influencia de la televisión. «La televisión nos está deformando la mente y los sentimientos —dijeron los jóvenes en una dramática declaración—. Si no mejoran los programas de televisión, no hay esperanza para el joven.»

No obstante, la televisión mundial, al igual que el cine y las revistas, es una industria superpoderosa, y éstas, por la gran cantidad de dinero que producen, no cambiarán sus proyectos por nada en la vida.

¿Y qué del joven? ¿Hay algún modo de cambiar sus «hábitos insanos»? Sí, lo hay. Es posible tocar el corazón del joven y la señorita. Se han visto cambios increíbles en jóvenes que, según su propio testimonio, habían perdido toda noción de moralidad. Esto ocurre cuando Jesucristo entra en el corazón humano. La única fuerza capaz de contrarrestar la fuerza que tiene el mal es Jesucristo.

Por nuestra parte, los padres necesitamos darles a nuestros hijos un genuino ejemplo cristiano. Ellos necesitan ese modelo. Y nuestros jóvenes necesitan reconocer que sólo Cristo es su salvación, no sea que sigan andando por el camino que lleva a la destrucción.

Hermano Pablo

DESAMÁRGATE DE UNA VEZ

Esta semana tuve que “desamargarme”, no sé si la palabra está bien usada pero eso es lo que hice. Sencillamente estaba amargado por cosas que no puedo cambiar, quisiera de verdad, pero no puedo. Estaba un poco enojado y medio que contestaba mal…no sé cómo explicarlo.

Mientras llegaba al punto más alto de mi amargura el Espíritu Santo me dijo: “Desamárgate” seguro que si te lames la piel debes tener gusto a limón.
NO me atreví a lamerme, temía lo peor, ya veo que me da acides o caigo envenenado.

Sí hermanos, la amargura es un asunto muy serio y el estar amargado es muy desagradable.

Hay gente que vive amargada y no se da cuenta, no se si se ha cruzado con alguien que casi ladran con la mirada. Parecen enojados y actúan como malos, pero en realidad lo más probable es que estén amargados y no saben como salir de allí.

Ven que otros están felices y tienen menos que ellos.

Están desconforme sencillamente de todo y nada les ayuda y esto es porque están amargado hasta las tripas.

Buscan una excusa siempre para justificar su amargura y no son capaces de decir: “si estoy amargado”. Les duele esto o aquello, en el trabajo alguien los está amargando, esperaba que algo le saliera mejor. En fin, siempre hay un culpable de lo que les pasa.

¿Qué es lo que nos amarga?

“Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán; sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.“ Jeremías 2:19

Lo que nos amarga es alejarnos de Dios y dejar de temer a Dios.

Cuando yo estuve amargado me di cuenta de algo, ese día no estaba teniendo mi gozo en Dios, lo tenía en lo que me ama rgaba y lo que había logrado ponerme ácido.

Recibí una carta que tenía que responder y no tenía ganas y en vez de al momento de recibirla debería haber dicho algo como esto: “Mi confianza está en Dios y Él me ayudará a resolver esto”. NO, yo me amargué con eso.

Nos amarga también cuando estamos rebeldes y cambiamos la fuente que nos alimenta, la amargura no viene de Dios.

„Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.“ Jeremías 2:13

Dios es fuente de agua viva y dulce, en Él está de donde debemos alimentarnos.

No debemos tomar de otras fuentes: Crítica, mentiras, engaños, malas compañías, etc.

Nos amargan los celos. Y cuidado aquí esto es una raíz de amargura quiere decir que cuando se mete hay que sacarlo cavando bien hondo.

„ Pero si tenéis celos amargos y contención en vue stro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad;“ Santiago 3:14

Nos amarga cuando no recibimos lo que deseamos.

„ella (Ana) con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente.“ 1 Samuel 1:10

EL trabajo nos amarga

“y amargaron su vida con dura servidumbre, en hacer barro y ladrillo, y en toda labor del campo y en todo su servicio, al cual los obligaban con rigor.“ Éxodo 1:14

Ser injusto nos amarga

„Su boca está llena de maldición y de amargura.“ Romanos 3:14

Nos amarga la sexualidad desordenada:

“Porque de la vid de Sodoma es la vid de ellos,
Y de los campos de Gomorra; Las uvas de ellos son uvas ponzoñosas, Racimos muy amargos tienen.“
Deuteronomio 32:32


Nos amarga alejarnos de la gracia de Dios

„Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que bro tando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;“ Hebreos 12:15


¿Que debemos hacer?
Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Efesios 4:31

Para considerar:

• La amargura es el fruto de los demonios.

• El enojo es el resultado de la amargura.

• La ira es la actitud de la amargura.

• El griterío. Los gritos son resultado de la amargura. Recuerde esto: “los demonios gritan”.

• La malas palabras y la boca sucia es el resultado de la amargura.

• La maldad es el fruto de la amargura, cuando usted comienza a hacer maldad es porque ya está amargo.

“Desamárgese”: ¿Cómo?

• Diga primero Efesios 4:31“Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.“


• Obedezca sin argum entar ni decir nada. No diga si ya lo hice y no pasó nada.

“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”


• Guarde la esperanza en Dios y no en otra cosa. Créale a Dios plenamente.

• Ore sin cesar hasta que la amargura pase.

• Cante alabanzas o escuche música cristiana y declare con su boca lo que canta.

• Diga muchas veces: Dios es fiel y no va a descuidarme, Él me ama.

• Hable palabras de Bien y no de mal.

• Declare lo que no ve!! Como quiere ser usted un hombre de fe sino está preparado a declarar lo que no ve. La fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve.

• Si está enfermo declárese sano.

¿Sabía usted que una persona cuando se entera que está gravemente enferma se pone más enfermo? ¿Por qué ocurre eso? Porque lo que creemos afecta nuestro estado y ¿Por qué no va a ocurrir al revés? Le Creemos a Dios que nos sanó y va a ocurrir.

La fe es una llave que abre un mundo de posibilidades en la que se describe así: Dios es Dios de los imposibles y no hay nada imposible para Él.

• No se rinda hasta que alcance la victoria.

Lo más importante es no se deje llevar por la amargura.

La amargura es un fruto demoniaco y no es la voluntad de Dios para nosotros, usted leyó alguna vez en la Biblia : ¡amárgate! ¿Y si no lo leyó para qué lo hace?

La biblia dice quítese!!! TODA AMARGURA.

Vamos a despojarnos de ese espíritu demoniaco de amargura en el nombre de Jesús.

Hágalo ahora mismo y cambie su amargura en gozo.

Bendiciones

Equipo de colaboradores del Portal de la Iglesia Latina
www.iglesialatina.org

Lic. José Luis Malnis
ElPastor

jueves, 12 de abril de 2012

¿HABLAR O HACER?


Lectura: Hechos 22:1-15.
"Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído" Hechos 22:15
Un joven y talentoso artista cristiano pintó un cuadro de una mujer desamparada y acompañada de un niño en medio de una tormenta. El cuadro conmovió tan profundamente su corazón, que dejó de lado su paleta y pincel, y dijo: "Debo ir a los perdidos en vez de pintarlos".
Al poco tiempo, empezó a trabajar en los barrios de la ciudad y a estudiar para salir a la obra misionera. Ese joven artista británico era Alfred Robert Tucker (1849-1914), que sirvió como misionero en Uganda y en África oriental durante 20 años.
Todos debemos salir de la rutina de hablar de la obra misionera y de testificar, pero sin hacer nada al respecto.
El pastor Horace Bushnell (1802-1876) escribió: "Los exentos de dar o de ir son los siguientes: los que creen que el mundo no está perdido y que no necesita un Salvador. Los que desean que los misioneros nunca hubieran ido a la tierra de nuestros antepasados y que nosotros siguiéramos siendo paganos. Los que creen que uno debe preocuparse sólo por uno mismo en este mundo y que, con Caín, preguntan: -¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?-. Los que creen que no tienen que rendir cuentas a Dios por el dinero que se les ha confiado. Y los que están preparados para aceptar la sentencia final: "De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis" (Mateo 25:45)".
¿Qué estás haciendo por Cristo?.
Cuando el Señor dice que vayamos, ¿cómo podemos negarnos?

miércoles, 11 de abril de 2012

EL DON DEL HIJO AL PADRE

El diagnóstico: leucemia. El pronóstico, no menos funesto: tal vez un año más de vida. Acababa de recibir esa terrible noticia Simón Bird, muchacho de catorce años, cuando salió del hospital acompañado por su padre. ¡Sólo un año más para vivir! En la flor de la adolescencia, vendría la muerte inexorable a segar su vida.

El valiente muchacho de Yeovil, Inglaterra encaró con firmeza su destino y aprovechó la oferta que le hizo una institución benéfica llamada «Los sueños se hacen realidad». Esa entidad ofrecía regalos a los adolescentes moribundos. Pero Simón no pidió nada para él mismo sino para su padre. Pidió que a su progenitor le regalaran un pequeño tractor de jardín para que éste pudiera ganarse la vida. Ese fue el supremo don del hijo al padre.

Esta tierna historia levanta el espíritu de quienes todos los días tienen que hacer la crónica de todo lo malo que ocurre en el mundo. El chico moribundo pudo haber pedido cualquier cosa para él mismo —un auto, una moto, un viaje, un equipo de sonido, un televisor—, pero cuando más razón tenía para pensar en sí mismo, pensó más bien en su padre.

Hay acciones generosas que debemos destacar. No todo en este mundo es drogadicción, narcotráfico, asalto, robo, asesinato, guerrilla y terrorismo. También hay gestos nobles, acciones generosas y sentido humanitario.

Simón pasó a la presencia de Dios. Cuando sus padres y hermanos contemplaron el espléndido tractor que les había conseguido como recurso económico para la familia, comentaron: «En la última hora de su vida, Simón pensó en nuestro bienestar. No vivió en vano ni murió en vano. En su corta existencia tuvo tiempo de dejarnos lo que nos ayudaría a vivir.»

La Biblia dice: «No son los hijos los que deben ahorrar para los padres, sino los padres para los hijos» (2 Corintios 12:14). Esa es la norma sana de vida. Los padres deben dejarles a sus hijos la mejor herencia. Pero en este caso se produjo la bendición a la inversa: el hijo le dejó una herencia al padre.

Dios, que inspiró al escritor del texto Bíblico anterior, hizo lo que ese texto manda. Nos dejó a nosotros los seres humanos la mejor, la más grande, pura y perfecta de las herencias: nada menos que a su propio Hijo Jesucristo. Y junto con Cristo nos dejó todo: el perdón, la regeneración, la paz y, para el final, la vida eterna. Hay, pues, un regalo, un don gratuito y grandioso, que Dios nos ofrece. Y nosotros no tenemos que hacer más que aceptarlo.

Hermano Pablo