viernes, 19 de agosto de 2011

LIBERTAD

Lectura: Romanos 13:1-10.
"No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley" Romanos 13:8
Hace mucho tiempo, mi esposa decidió que conducir dentro de los límites de velocidad le da una maravillosa sensación de libertad. Ella me dice: «Jamás necesito un radar que detecte a qué velocidad voy, nunca tengo que frenar cuando veo una patrulla policial ni tampoco me preocupo por la posibilidad de tener que pagar una multa por exceder los límites permitidos». Aun en viajes largos, cuando los kilómetros parecen convertirse en una lenta rutina, ella coloca el control de crucero a la velocidad permitida y disfruta del trayecto. «Además —me recuerda—, es la ley».
Romanos 13:1-10 habla de nuestra responsabilidad ante la autoridad del gobierno humano y la de la ley de Dios. Cuando obedecemos a las autoridades gubernamentales, no debemos temer el castigo, y nuestra conciencia está tranquila porque estamos haciendo lo correcto (vv. 3,5).
Pablo instó a los seguidores de Cristo, que vivían en Roma, a darles a las autoridades del gobierno lo que correspondía, fueran impuestos, rentas, respeto u honra (v. 7). No obstante, fue más allá de los reglamentos humanos al escribir: «No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley» (v. 8).
Nuestro deber es obedecer la ley de los hombres y nuestro privilegio consiste en cumplir la ley de Dios al amar a los demás. Además, la Suya es «la ley perfecta que da libertad» (Santiago 1:25 NVI).
Cumplimos la ley humana por obediencia y la ley de Dios por amor.

CAMINANDO EN EL ESPIRITU

“No os embriaguéis con vino en lo cual hay disolución, antes bien sed llenos del Espíritu.” Ef.5:18
“Digo, pues: Andad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne”
Gálatas 5:16


¿Cómo vivir en el Espíritu? No podemos empezar a ser maduras, ni ser mujeres santas en un día. Sin embargo, podemos empezar a intentarlo ahora. Este camino espiritual se empieza aprendiendo como vivir una vida llena del Espíritu.

Cuando aceptamos a Cristo como nuestro Salvador, somos sellados con el Espíritu Santo. Ef.1:13 y El mora en nosotros: Juan 14:16-17

Llenura del Espíritu Santo: ¿Significa que nos llenamos más y más del Espíritu Santo como cuando llenamos una copa con agua hasta que se derrame? No, el Espíritu Santo no viene en trocitos. Él es una persona, y tenemos todo de Él desde el momento en que somos salvos. La llenura o control del Espíritu Santo es la influencia que el espíritu ejerce sobre nosotros cuando nos rendimos completamente a Su control. El Espíritu Santo mora en la vida del creyente, pero no quiere ser solamente un residente… sino también el presidente. ¡Él quiere controlarnos!

Cómo puedo ser controlado por el Espiritu Santo:

1. Persevera en una vida Cristo céntrica. Filipenses 3:10-14, Romanos 8:29. Para ser transformados a la imagen de Cristo debo aprender de su carácter, amar su obediencia para hacer la voluntad del Padre, despojarme de mi misma como Cristo hizo.

2. Persevera en la Palabra de Dios. Santiago 1:22-25. Cuanto tiempo gasto en la Palabra de Dios.

• Tiempo de lectura. Salmos 119
• Tiempo de oración. Salmos 5:1-3
• Tiempo de memorización. Salmos 119:9 Mateo 4
• Tiempo de meditación. Salmos 119:15

3. Persevera e n un espíritu rendido y sometido a Dios. Romanos 12:1 . El único límite a la plenitud del Espíritu en nuestra vida es aquel que yo misma le impongo, en la limitación de tu rendimiento. Lo más absoluto, rápido, irrevocable que cedas en tiempo, talento, posesiones, planes, esperanzas, aspiraciones, propósitos, todo a Cristo poniéndote bajo su autoridad como siervo para hacer Su voluntad, más conocerás la plenitud de las bendiciones que tiene para ti. Una vida vacía de mi misma para que Él la llene de Si mismo. ¡¡Es mi decisión, es tu decisión!!
“Sed llenos” está en modo imperativo, lo que implica una orden, y a la vez, está en tiempo continuo, lo cual podríamos traducir: Persevera cada día procurando estar lleno.

4. Persevera en decir “no” al pecado y “si” a la justicia. Romanos 6:1-2 y Efesios 4:22-24. 1 Tes.5:19 .Frente a la tentación de pecar…. ¿Te escogerás a ti misma o me escogerás a Mi?

Manifestaciones del control del Esp íritu Santo en mi vida.

1. Tendré gozo y deseare una buena comunión con los hermanos. Ef. 5:19
2. Tendré un corazón lleno de alabanza. Ef.5:19
3. Tendré un espíritu de gratitud. Ef.5:20
4. Tendré un espíritu reverente, sumiso a los demás. Ef.5:21
5. Tendré el fruto del Espíritu Santo. (Ga.5:22-24)

¡¡Qué nuestra vida pueda ser un reflejar a Cristo!!

Equipo de colaboradores del Portal de la Iglesia Latina
www.iglesialatina.org
AlejandraL

jueves, 18 de agosto de 2011

miércoles, 17 de agosto de 2011

QUE DIOS TE TOQUE

CUANDO TU PACIENCIA SE PONE A PRUEBA

Carolina estaba exasperada con sus dos hijos, Claudio y Lorenzo. Llamó a su mamá en busca de apoyo moral. Esos chicos se portan como Daniel, el travieso, bufó. Se puso a explicar los acontecimientos del día. Los niños querían deslizarse por el piso de la cocina. Corrieron y patinaron sobre las alfombras con las pegajosas y rojas medias, haciendo un terrible desastre. Más tarde, descubrieron una lata de insecticida, siguió Carolina. Se metieron en el lavadero, se subieron a la secadora y embadurnaron las paredes con ese líquido nauseabundo.

Ayer llenaron el fregadero de agua. Cuando comenzó a botarse, tomaron el cubo de la basura para recoger el agua. Cuando lo llenaron, salpicaron por todos lados mientras se derramaba por el piso.

Para la abuela era fácil ver lo cómico en las travesuras de los niños, pero contuvo la risa. En su lugar, su suave y tranquila voz sobresalió. Su sabiduría le habló al corazón de Carolina. Cariño, mi pastor me dijo una vez que cuando tu paciencia se pone a prueba, es Dios que trata de mostrarte algo en tu carácter. Muchas veces me he tenido que recordar esas palabras.

Mientras limpiaba el último desastre que hicieron sus hijos, Carolina pensaba en lo que le dijo su madre. Consideró los momentos en los que fue menos que perfecta. Pensó en su desgarrador divorcio, en sus problemas con las tarjetas de crédito y en los años que estuvo apartada del Señor.

Padre celestial, susurró, por favor no me abandones ni te canses de ayudarme a limpiar mi vida.

La perspectiva de esta abuela moldeada con el tiempo la capacitó para dar un consejo sabio. Su perspectiva personal ha pasado por años de preparación. Pásela a sus hijos y nietos. Se considera que ciertos rasgos de la personalidad se saltan una generación. Quizá sea por eso que los nietos y los abuelos se llevan tan bien.

Salmo 61:5
Me has dado la heredad de quienes te honran

VIDA CON SENTIDO

Lectura: 1 Pedro 5:1-7.
"Acordaos de [quienes] os hablaron la palabra de Dios, […] e imitad su fe" Hebreos 13:7
Isaac Hann fue un pastor casi desconocido que sirvió en una pequeña iglesia en Loughwood, Inglaterra, a mediados del siglo XVIII. Al final de su ministerio, los miembros de la iglesia sumaban 26 mujeres y 7 hombres. Y de esos hombres, sólo 4 asistían con cierta regularidad.
En una era de medios masivos y de mega-iglesias, ¿quién pensaría que esa fue una labor exitosa? En nuestro mundo actual, Isaac Hann sería considerado uno de esos pastores que nunca «lograron nada». Sin duda, no lo habrían invitado como orador a ninguna conferencia de pastores ni habría escrito ningún artículo sobre crecimiento de la iglesia.
Sin embargo, cuando murió, a los 88 años de edad, sus feligreses colocaron una placa en la pared de su salón de reuniones, la cual se conserva hasta el día de hoy. Una parte dice: Pocos pastores fueron tan humildes; aun así, pocos fueron tan admirados; tras madurar para el cielo por la gracia divina, como fruto de otoño cayó; lector, no pienses en vivir tanto como él vivió, sino busca hacerlo imitando su bondad.
Me viene a la mente Primera Pedro 5:5-6: «Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo». El reverendo Isaac Hann «logró lo máximo» de la manera que realmente importa: con humildad ante Dios y una recompensa en el cielo. Nosotros también podemos hacerlo.
La humildad es la receta para el éxito.

martes, 16 de agosto de 2011

«ESTOY CANSADA DE SER FUGITIVA»

Fueron doce años de angustia. Doce años de correr. Doce años de cambiar continuamente de domicilio, de nombre. Doce años de vivir oculta, yendo de Sicilia a Suiza, de Suiza a Brasil, de Brasil a Venezuela, y de Venezuela a quién sabe dónde. Doce años sin vida normal. Hasta que, por fin, Rosetta Cutolo dijo: «Estoy cansada de ser fugitiva», y se entregó a las autoridades italianas.

Rosetta Cutolo había sido una de las jefas de la Mafia siciliana. Las autoridades la conocían muy bien. Entre sus delitos figuraban actos de terrorismo y actividades subversivas internacionales. Pero al fin, prefirió entregarse antes que ser una perpetua fugitiva.

La vida de delitos nunca paga bien. Vivir honesta y honradamente, aunque pobre, es mil veces mejor que vivir como fugitivo, por más beneficio que el delito ofrezca.

Hay muchos casos, en las historias policiales de todo el mundo, de hombres y de mujeres que tras varios años de escapar de la justicia se han entregado voluntariamente, prefiriendo la cárcel y la paz que la libertad y la fuga. Así de desesperante es la condición del fugitivo.

Sin embargo, hay otra prisión todavía más opresiva que cualquier cárcel de esta tierra. La declaración de Rosetta: «Estoy cansada de ser fugitiva», tiene también matices espirituales. ¿Acaso no es cada pecador que puebla este mundo un fugitivo de la justicia de Dios?

Caín, el primer delincuente que huyó de la presencia de Dios, nunca pudo encontrar tranquilidad. Y no era que Dios lo persiguiera directamente. Lo perseguía su conciencia, y lo perseguían las consecuencias de su pecado.

Toda persona que no ha tenido una conversión espiritual es fugitiva de la ley de Dios, y mientras no entre en alianza con Dios, no podrá tener paz. Mientras uno viva huyendo de su conciencia, huyendo de la consecuencia de sus pecados y huyendo de la ley de Dios, no tendrá paz. Así no es posible tener paz.

Si no tenemos paz en el alma, si hay algo dentro de nosotros que no nos deja estar tranquilos, es porque nos está persiguiendo nuestra conciencia. Y si no cambiamos de rumbo y nos entregamos a Dios de alma y corazón, la conciencia nos consumirá. No corramos más. No sigamos huyendo. Dejemos de ser fugitivos y regresemos al hogar espiritual. En casa hay abundancia de paz. Dios nos espera.

Hermano Pablo