domingo, 6 de marzo de 2011

¡LIBRATE DE ELLAS!

A causa de su testimonio cristiano y sus actividades religiosas, David Klassen estaba encarcelado en los yermos de la Siberia. Como es de suponer, a veces pasaba por tiempos de desaliento y soledad.

Sin embargo, un día recibió ánimo en una manera poco común. Cuando recibió su escaso platillo de sopa, él descubrió que una pequeña hoja había conseguido caerse en su ración. Ya él le había dado gracias a Dios por la comida, pero cuando encontró la hoja se paró inmediatamente y volvió a agradecerle a Dios por aquella pequeña porción especial de su creación. A él le llamo mucho la atención que todo lo demás en la prisión había sido hecho por el hombre: las puertas de hierro, los barrotes, las paredes,. Pero Dios había hecho aquella pequeña hoja y le había permitido ser llevada al interior de aquella prisión, donde ahora servía como medio de consuelo y de aliento para un prisionero desesperado.

Cuando echamos toda nuestra ansiedad sobre el Señor, reconocemos nuestra frágil humanidad y ponemos confiadamente nuestros problemas y preocupaciones en las manos de Aquel que controla el futuro. Ninguna carga es demasiado pesada para su entendimiento divino. Ninguna ansiedad ni problema es demasiado complejo para su discernimiento agudo y su resolución capaz. Recuerda ¡Él cuida de Ti!

Las preocupaciones innecesarias de la vida pueden impedir tu progreso. ¡Líbrate de ellas!

Mahlon Gingerich

Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. 1 Pedro 5:7

Fuente: Junto a Aguas de Reposo, Vision Publishers

sábado, 5 de marzo de 2011

¿QUE DA FELICIDAD?

Lectura: Eclesiastés 2:1-11.
"Todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del Sol" Eclesiastés 2:11
Después de estudiar el efecto del boom económico en Japón, posterior a la Segunda Guerra Mundial, Richard Easterlin concluyó que el crecimiento financiero no siempre produce una mayor satisfacción. Por otro lado, Betsey Stevenson y Justin Wolfers realizaron encuestas en más de 100 países y determinaron que la satisfacción en la vida es mayor en las naciones más ricas.
Entonces, ¿quién tiene razón? Veamos lo que dice el escritor de Eclesiastés. ¡Él debería saberlo! Fue un hombre realmente rico (2:8) y tenía los medios para probar todo lo que hay en este mundo… ¡y sin duda lo hizo! Se dedicó a los placeres (vv. 1-3), a los grandes proyectos (vv. 4-8), a los entretenimientos (v. 8) y al trabajo arduo (vv. 10-11). Sin embargo, llegó a la conclusión de que todo era «vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del Sol» (v. 11).
La satisfacción duradera no proviene de tener cosas tangibles como una cuenta de ahorros o bienes materiales. Los sucesos recientes han demostrado que estas cosas pueden perder repentinamente su valor. Para hallar la felicidad verdadera, debemos buscarla en Alguien que no sea de «debajo del Sol». Y ese es Jesús, nuestro Salvador.
El escritor de himnos Floyd Hawkins lo expresó así: «Descubrí el camino a la felicidad. Descubrí el camino al gozo. Descubrí el alivio para la tristeza […] cuando encontré a Jesús, mi Señor». Sólo Él puede dar pleno gozo (Juan 15:11).
Para conocer la felicidad, conoce a Jesús.

viernes, 4 de marzo de 2011

ALAS ROTAS Y SUEÑOS FRUSTRADOS

A los catorce años de edad Anita Briones tenía la cabeza llena de sueños. Era bella, alegre, talentosa, y tenía una gran disposición para el arte. Le habían hecho pruebas ya de fotografía y actuación, y había salido bien. Podía soñar con una carrera como artista. Pero una noche salió a la calle para asistir a una fiesta. Esa fue su última salida. Una banda de adolescentes capitaneada por Rubén Guerrero de dieciocho años de edad, sin saber ni a quién apuntaban, la mató.

El primer tiro le dio en un brazo, y luego seis más en el cuerpo. Las expresiones tristes y confundidas de la madre fueron: «Estos jóvenes matan por el solo gusto de matar. No tienen ni preocupación, ni conciencia ni corazón. Mataron a mi hija por nada.»

Hay pandillas de adolescentes que salen en sus autos, armados de pistolas. Si no encuentran una pandilla rival en la cual descargar sus armas, eligen a la primera persona que ven y la matan, sin el menor remordimiento de conciencia.

Para algunos jóvenes de nuestro tiempo, matar a una persona tiene menos importancia que matar un perro. Derramar sangre humana y verla regada por el suelo les produce menos preocupación que derramar Coca Cola en la mesa de la pizzería.

¿Cómo es posible que exista esa despreocupación inhumana en algunos de nuestros adolescentes? ¿A qué se deben las pandillas y la violencia homicida? Todo el mundo habla y da sus opiniones, pero el mal continúa, y como que no hay solución.

Los jóvenes que se sienten arrastrados por este modo de vida necesitan reconocer que vivimos en un mundo compuesto no sólo de acciones sino también de consecuencias. Cada acción siempre tiene su consecuencia, y no hay quien pueda eludir esa ley universal.

Cada acción nuestra es un ladrillo que va construyendo el edificio que es nuestra vida. Somos hoy el conjunto de todas las semillas que en el pasado hemos sembrado. Y mañana seremos el conjunto de todas las semillas que estamos sembrando hoy. Esa es la ley eterna e inexorable de la cosecha.

Ahora bien, a fin de evitar esas acciones que producen consecuencias tan desastrosas, los padres de hijos pequeños necesitan, por su parte, darles el ejemplo de rectitud y moralidad que en el mañana hará de ellos personas dignas y honorables. Todo padre desea eso para sus hijos. Pero esa formación comienza hoy, no mañana.

Ya seamos padres o hijos, nunca perdamos la fe en Dios. Él no es un ser muerto. Él vive y siempre corresponde al clamor de sus hijos. Si se nos ha de perder algo, determinemos que no será nuestra fe.

Hermano Pablo

jueves, 3 de marzo de 2011

LA SENCILLEZ DE LA FE

Creo que la vida debería ser una celebración. Son demasiados los creyentes que no disfrutan la vida, y aún menos los que la celebran. Mucha gente ama verdaderamente a Jesucristo y va camino al cielo, pero muy pocos disfrutan el viaje. Por muchos años fui una de ellos… y así era Marta.

Marta estaba ocupada haciendo lo que yo acostumbraba hacer: correr de un lado a otro, para impresionar a Dios y a todos. Complicaba mi relación con el Señor porque tenía un enfoque legalista de la justicia. Buscaba muchas cosas: respuesta a mis dificultades, prosperidad, sanidad, éxito en mi ministerio, cambios en mi familia. Solo me sentía bien cuando estaba haciendo algo. Y me incomodaba la gente como María, que sabía disfrutar sin esmerarse tanto. Pensaba que ellos deberían hacer lo que yo hacía.

Mi problema era que tenía todo de Marta y nada de María. Amaba a Jesús pero no había aprendido acerca de la vida sencilla que Él deseaba que yo viviera. Descubrí que la respuesta tenía su raíz en la fe, conocer lo que significaba sentarse a los pies de Jesús, escuchar sus palabras, y confiar en Dios con toda mi alma y corazón.

Si quieres vivir una vida complicada, compleja, sin gozo, intenta realizar lo que no pueda hacerse sin Dios.

Ama a Dios y Disfruta la Vida
Joyce Meyer

38 Mientras iban ellos de camino, El entró en cierta aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa.
39 Y ella tenía una hermana que se llamaba María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
40 Pero Marta se preocupaba con todos los preparativos; y acercándose a El, le dijo: Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.
41 Respondiendo el Señor, le dijo: Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas;
42 pero una sola cosa es necesaria, y María ha escogido la parte buena, la cual no le será quitada. Lucas 10:38-42

DIOS ESTA AQUI

Lectura: Lucas 4:16-21.
"El [Señor] sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas" Salmo 147:3
Leslie y sus dos hijas estaban a punto de ser desalojadas de su casa. Aunque ella creía que Dios podía ayudarlas, hasta ese momento, el Señor no había dado ninguna señal de cómo lo haría. Leslie se preguntaba: ¿Dónde está Dios? Mientras se dirigía hacia los tribunales, le pidió al Señor que interviniera. Entonces, escuchó una canción en la radio, que decía: «¡Dios está aquí! Regocíjense los quebrantados de corazón». ¿Sería esta la confirmación de parte de Él que ella anhelaba escuchar?
Dentro del juzgado, Leslie se presentó ante el juez, escuchó el veredicto y firmó los documentos legales, pero Dios todavía no le había respondido.
Mientras caminaba hacia su automóvil, un camión se detuvo al lado de ella. «Señora —dijo el conductor—, escuché su testimonio en el juzgado, y creo que Dios quiere que la ayude». Y así lo hizo. Gary ayudó a Leslie a contactarse con una mujer de una iglesia local que pudo intervenir entre las partes para anular la causa y permitir que ella y sus hijas regresaran a su casa.
Cuando la gente pregunta «¿dónde está Dios?», la respuesta es «aquí mismo». Una de las formas en que el Señor obra es a través de creyentes como Gary que continúan la tarea que comenzó Jesús: sanar a los quebrantados de corazón y vendar sus heridas (Salmo 147:3).
Cuando amamos a Dios, servimos a la gente.

miércoles, 2 de marzo de 2011

CRITIANOS (MARCOS VIDAL)

UN SOLO CORAZÓN PARA LOS DOS

Los síntomas eran claros e inequívocos, y los médicos no se hicieron ilusiones. El cuerpo de Donna Ashlock, de diecisiete años, empezaba a rechazar el corazón de Félix Garza, de quince, implantado en ella tres años antes. A la muchacha la llevaron al hospital y la pusieron en cuidados intensivos. Pero la naturaleza respondió negativamente, y Donna murió el 7 de marzo de 1989. Durante tres años ella había vivido con el corazón de Félix. Dos personas, dos seres, dos vidas jóvenes: un solo corazón.

He aquí el ideal de todo noviazgo, de todo matrimonio. Dos vidas, dos personas, dos voluntades, pero un solo corazón. Un solo corazón para tener los mismos sentimientos, sufrir las mismas penas, gozar las mismas alegrías.

Félix murió de un aneurisma cerebral. Presintiendo su muerte, había donado su corazón a Donna, que lo necesitaba. Donna tenía catorce años, y vivió tres años con el corazón de Félix.

¿Qué hace que un matrimonio sea estable y duradero? El amor. ¿Cómo se fundamenta el buen amor? Cuando ambos corazones, el de él y el de ella, laten al unísono. ¿Cómo hacer que ambos corazones latan juntos? Ese es el gran secreto de un matrimonio duradero, estable y feliz. ¿Cómo se logra eso? La palabra clave es «compromiso». Esos votos que uno y otro se hacen ante el clérigo, los testigos y Dios, tienen que ser más que sonidos y articulaciones. Tienen que estar fundamentados en un compromiso, una lealtad, una unión de por vida. No puede haber siquiera la posibilidad de separación o divorcio. El compromiso es la clave. Él jura lealtad y amor eterno a ella, y ella jura lealtad y amor eterno a él.

Creemos que todo matrimonio comienza con esos ideales, pero algo pasa: enfriamiento, hastío, disgusto y, a partir de ahí, peleas e infidelidades, y al final el divorcio.

¿Qué ha ocurrido en los matrimonios fracasados? Para responder a eso hay que apelar a lo espiritual. El salmista dijo: «Si el Señor no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles» (Salmo 127:1). Es que los cónyuges hicieron caso omiso del gran edificador de hogares.

Si Dios no es el centro de nuestra vida y de nuestro hogar, fracasará nuestra familia. Cristo está a la puerta de nuestro matrimonio y nos pide que le permitamos entrar. Abrámosle hoy la puerta de nuestro corazón y de nuestro matrimonio.

Hermano Pablo