domingo, 22 de agosto de 2010

LA FASCINACIÓN CON EL DINERO

—¡Feliz cumpleaños, querida! —dijo el esposo.

—Muchas gracias, amor —respondió la esposa.

El regalo era un auto Ferrari Testarrosa, que vale una fortuna. Y eso no era todo. Dentro de la guantera había un diamante de un valor fabuloso. La fiesta se hacía en un hotel de increíble lujo, en la ciudad de Melbourne, Australia, con ciento diez invitados, todos amigos de la pareja.

El Ferrari Testarrosa se sumó a otros dos Ferrari, cinco Mercedes Benz, tres Rolls-Royce, un Jaguar, un Aston Martin y un Porsche. Danilo Ortiz, de cuarenta y cinco años de edad, y su esposa Sara, de cuarenta y tres, parecían nadar en dinero.

Sin embargo, había un problema. Ese dinero provenía de transferencias ilegales que Danilo había hecho durante diez años en una compañía de metales preciosos donde era empleado. El total del desfalco era siete millones, novecientos mil dólares.

Esa pareja se enriqueció demasiado rápido. Hacían grandes obras de caridad. Poseían muchas casas lujosas. Viajaban por todo el mundo. Sara compró, en un solo año, cuatrocientos mil dólares en joyas y adornos. Pero todo era falso.

Habían hallado la manera de derivar dinero de la empresa a sus propias cuentas, y de ahí el enriquecimiento súbito que tenía asombrados a todos. «Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males» (1 Timoteo 6:10).

La sociedad presente vive fascinada con el dinero. Como que hay una atracción seductora hacia las cosas materiales. Por dinero las mujeres venden su honra. Por dinero los hombres hacen caso omiso de su conciencia. Por dinero se fraguan grandes delitos, e incluso, por dinero gobernantes, servidores públicos y aun clérigos entierran sus convicciones. La utilidad momentánea vale más que el honor, y la conveniencia más que la integridad.

Hubo días en que estrecharse la mano sellaba el negocio más complejo. Hoy hay que firmar contratos complicados hasta para comprar un perro.

«Más vale lo poco de un justo que lo mucho de innumerables malvados», dice la Biblia (Salmo 37:16).

¿Dónde está el antídoto contra ese veneno de las almas? En Jesucristo. Él perdona el pecado de ambición, pone en nuestro corazón los verdaderos valores de la vida, despierta nuestro anhelo por las cosas del espíritu, nos sana de fiebres enfermizas y nos da el verdadero sentido de la vida. Cristo es el antídoto contra ese veneno.

Hermano Pablo

EL AGUILA Y LA ZORRA

Un águila y una zorra que eran muy amigas decidieron vivir juntas con la idea de que eso reforzaría su amistad.
Entonces el águila escogió un árbol muy elevado para poner allí sus huevos, mientras que la zorra soltó a sus hijos bajo unas zarzas sobre la tierra al pie del mismo árbol.
Un día que la zorra salió a buscar su comida, el águila, que estaba hambrienta cayó sobre las zarzas, se llevó a los zorruelos, y entonces ella y sus crías se regocijaron con un banquete.
Regresó la zorra y más le dolió el no poder vengarse, que saber de la muerte de sus pequeños; ¿Cómo podría ella, siendo un animal terrestre, sin poder volar, perseguir a uno que vuela?
Tuvo que conformarse con el usual consuelo de los débiles e impotentes: maldecir desde lejos a su enemigo.
Más no pasó mucho tiempo para que el águila recibiera el pago de su traición contra la amistad.
Se encontraban en el campo unos pastores sacrificando una cabra; cayó el águila sobre ella y se llevó una víscera que aún conservaba fuego, colocándola en su nido.
Vino un fuerte viento y transmitió el fuego a las pajas, ardiendo también sus pequeños aguiluchos, que por pequeños aún no sabían volar, los cuales se vinieron al suelo.
Corrió entonces la zorra, y tranquilamente devoró a todos los aguiluchos ante los ojos de su enemiga.
Nunca traiciones la amistad sincera, pues si lo hicieras, tarde o temprano del cielo llegará el castigo.
Fábula de Esopo
Muchos viven por la vida olvidando los principios que la rigen. Es real que uno recibe lo que en un tiempo siembra, es la ley de siembra y cosecha.
Siembra hoy semillas de paz y esperanzas y los árboles de la tranquilidad te esperarán en el camino para darte la sombra anhelada.
Porque sembraron viento, y torbellino segarán; no tendrán mies, ni su espiga hará harina; y si la hiciere, extraños la comerán. Oseas 8:7.
No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Galatas 6:7.

sábado, 21 de agosto de 2010

SE QUE PUEDO

Lectura: Efesios 3:14-2
"[Dios] es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros" Efesios 3:20
¿Recuerdas la historia de La pequeña locomotora que podía hacerlo? Eso determinaba que el trencito trepara por la empinada colina cantando con optimismo: «Creo que puedo. Creo que puedo». Y luego, mientras adquiría mayor determinación, declaraba: «Sé que puedo. Sé que puedo».
Todos estarían de acuerdo con que los seguidores de Cristo deben pensar y vivir de una manera positiva. Pero, ¿alguna vez te encuentras dependiendo demasiado de tus propias capacidades en vez de depender del poder del Espíritu Santo que mora en ti?
En Juan 15, Jesús explicó nuestra necesidad de depender totalmente de Él cuando dijo: «El que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer» (v.5). Pablo nos recordó que «todo lo p[odemos] en Cristo que [nos] fortalece» (Filipenses 4:13), que «la excelencia del poder [es] de Dios, y no de nosotros» (2 Corintios 4:7) y que somos «fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu» (Efesios 3:16).
Por el poder de Dios podemos hacer lo que sea que Él nos pida —por medio de Él. Podemos basar nuestra confianza no en nuestras propias capacidades, sino en las promesas absolutas de Dios.
Así que hoy, con muchísimo mayor poder del que la pequeña locomotora jamás pudiera lograr tener, podemos decir: «Sé que puedo. Sé que puedo —por el poder de Jesús».
Los requisitos de Dios se cumplen cuando Él nos da la capacidad.

¿EFECTUAR UN CANVIO?

Un catedrático comentó una vez esta historia de una paciente en consejería, que odiaba su trabajo y pensó que estaba arruinando su vida. Pero durante toda la terapia, parecía renuente a mejorar su situación.
Cuando él le sugirió que buscara un nuevo empleo, ella argumentó que no había ninguno decente en aquel pequeño pueblo.
Él indago acerca de la posibilidad de encontrar empleo en el pueblo adyacente, a quince millas. Ella manifestó que necesitaría un automóvil para llegar allí, y que no tenía ninguno.
Cuando el terapeuta ofreció un plan para adquirir un carro no costoso, ella argumentó que eso nunca funcionaría, ya que de todas formas, no había sitio para el estacionamiento en el pueblo vecino.
Se ha dicho que en la vida son seguras tres cosas: la muerte, los impuestos y el cambio.
Si observas a tu alrededor, notarás que la mayoría de las personas pueden lidiar mejor con las dos primeras, que con la última. No obstante, sin los cambios, nunca sabremos qué maravillosos pueden ser los planes que Dios tiene para nosotros.
El temor a un cambio se origina en el miedo a perder, incluso si perdemos algo que nunca ocupará un lugar especial. Si estás batallando con algún tipo de transformación en tu vida actual, toma un momento para depositar tus temores en manos del Señor. Confiando en Su orientación, ¡el cambio puede conducir a la bendición!
Nuestras verdaderas bendiciones con frecuencia llegan a nosotros, con vestimentas de dolor, extravíos y desilusión; mas seamos pacientes, y pronto las veremos tal como son.
Joseph Addison.

2 Timoteo 1:7
Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.

jueves, 19 de agosto de 2010

CUIDADO CON RUPERTO

Lectura: 2 Corintios 11:3-4, 12-15.
"El mismo Satanás se disfraza como ángel de luz" 2 Corintios 11:
El 6 de junio de 1944, el Día-D de la invasión de Europa, una armada de buques aliados atacó las playas de Normandía, Francia. De manera simultánea, miles de aviones lanzaron paracaidistas a la acción. Junto con los paracaidistas, los aliados también lanzaron cientos de muñecos de goma detrás de las líneas enemigas. Estos muñecos, llamados «Rupertos» servían para simular un ataque y confundir así al enemigo. Cuando los Rupertos aterrizaron, algunos puestos de avanzada alemanes fueron engañados y atacaron a los «paramuñecos», causando una grieta vital en los muros de la Fortaleza Europa.
Aceptamos ese tipo de engaño como parte de una operación militar legítima diseñada para frustrar fuerzas opresoras. Lo que no debemos aceptar es el engaño que Satanás nos pone en el camino. Pablo explicó que el diablo «se disfraza como ángel de luz» (2 Corintios 11:14) y sus siervos parecen ser personas que están promoviendo la justicia (v.15).
¡Debemos estar alertas! A nuestro enemigo espiritual le encantaría tener a seguidores de Cristo distraídos por falsas enseñanzas y doctrinas incorrectas. Pero, al fijar nuestros ojos en Jesús y en las claras enseñanzas de la Escritura, nuestro Señor puede mantenernos con nuestro objetivo en la dirección correcta.
No te dejes engañar con los Rupertos de Satanás.
La verdad de Dios pone al descubierto las mentiras de Satanás.

miércoles, 18 de agosto de 2010

FALLA EN EL SISTEMA DE FRENOS

Altas cumbres de los Andes venezolanos. El camino baja y sube como grisácea serpiente de cemento. Hay curvas, y hay descensos, y hay abismos que se abren a ambos lados del camino, ora a la izquierda, ora a la derecha. Los paisajes son de ensueño, y el tiempo, bueno y plácido.

Un autobús del liceo militar «Jáuregui» corría a excesiva velocidad. Iba cargado de jóvenes estudiantes. Al aproximarse a un puente entre las localidades de La Grita y La Fría, estado de Táchira, el chofer intentó aplicar los frenos. Pero los frenos no respondieron. El autobús falló la entrada al puente y cayó al abismo.

En la caída y en el incendio que siguió, murieron destrozados y quemados treinta y cuatro estudiantes.

Falla de frenos. Eso fue todo.

Muchas tragedias como ésta se registran anualmente en todas partes del mundo. Falla de frenos. Cuando más se necesitan buenos frenos para detener la marcha de un vehículo cargado de pasajeros, es cuando fallan. Y quedarse sin frenos es anticipo de catástrofe y de muerte.

Un auto, un camión, un tren, que se queda sin frenos, es un vehículo que se precipita hacia un desastre inevitable. ¿Y qué del hombre que se queda sin frenos morales? También se precipita hacia desastres, problemas y ruinas.

Un hombre que se queda sin frenos morales dice una palabra hiriente, que quisiera retirar en el acto, pero ya no puede. Y esa palabra hiriente puede traer la ruptura de una vieja amistad.

Un hombre que se queda sin frenos morales puede beber un día hasta rodar por el suelo, y ese puede ser el principio de su ruina total. Porque el alcohol es un inquilino insidioso que, una vez metido dentro, ya no quiere salir.

Un hombre que se queda sin frenos morales puede caer en el adulterio, y ese adulterio quebrar el corazón de la esposa, disolver el hogar, estropear la salud mental de los hijos y hacer naufragar a toda la familia.

Y es que los frenos morales del hombre son muy frágiles. Se descomponen y fallan fácilmente.

Por eso necesitamos de otros frenos, frenos que jamás fallen. Esos frenos de la conducta, las palabras y las acciones sólo los tiene Cristo. Hagamos de Cristo el Señor y Salvador de nuestra vida, y nuestro supremo conductor moral.

Hermano Pablo

martes, 17 de agosto de 2010

TU

Señor, Señor.

Tú antes, Tú después,

Tú en la inmensa hondura del vacío y en la hondura interior…

Tú en la aurora que canta y en la noche que piensa…

Tú en la flor de los cardos y en los cardos sin flor…

Tú en el cenit a un tiempo y en el nadir…

Tú en todas las transfiguraciones y en todo el padecer…

Tú en la capilla fúnebre y en la noche de bodas…

¡Tú en el beso primero, Tú en el beso postrero!

Tú en los ojos azules y en los ojos oscuros…

Tú en la frivolidad quinceañera, y también en las grandes ternezas de los años maduros…

Tú en la más negra cima… Tú en el más alto edén…

Si la ciencia engreída no te ve, yo te veo; si sus labios te niegan, yo te proclamaré.

Por cada hombre que duda, mi alma grita: “Yo creo”

¡Y con cada Fe muerta, se agiganta mi Fe!

Amado Nervo

Seguramente que todos podremos decir lo mismo con todo nuestro corazón. No hay nadie como Él. Dios es único y Especial.

Ahora pues, Dios, tú eres Dios, y tus palabras son verdad, y tú has prometido este bien a tu siervo. 2 Samuel 7:28.

Ahora pues, Señor, tú eres el Dios que has hablado que tu siervo estè bien. 1 Crónicas 17:26.

Tuya es, oh Dios, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Señor, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. 1 Crónicas 29:11.