martes, 10 de agosto de 2010

LA GENEROSIDAD Y LA GRATITUD

Nació y se crió en la pobreza. Sus padres eran trabajadores esforzados, y le inculcaron virtudes como gratitud, respeto, cortesía y honor. También le legaron conceptos de vida como generosidad e integridad, y esmero en el estudio y en el trabajo. Vivió todos sus días en su país natal de Suecia, y murió a los ochenta y cinco años de edad.

¿Quién era esta persona? Era Holger Nisson, que a una temprana edad puso en práctica los valores heredados de sus padres.

Consiguió trabajo en una cervecería y, debido a su integridad y su dedicación, con el paso de los años llegó a ser socio de la empresa y posteriormente dueño absoluto. Fue frugal, ahorrativo y ordenado. Al morir, dejó una respetable fortuna de tres millones de dólares.

¿Cómo distribuyó Holger Nisson su fortuna? La dejó toda a los trescientos habitantes de su pequeña aldea, Kracklinge. Cada habitante, entre los dieciocho y sesenta y cinco años de edad, recibió diez mil dólares. «Dios dejó una herencia para todos —expresó Nisson en su testamento—. Yo también deseo dejar la mía para todos.»

Entre todas las virtudes que el ser humano puede tener, las que más satisfacción producen son la generosidad y la gratitud. La persona que es agradecida sabe recrearse con el sol de la mañana, sabe apreciar los favores del día y sabe disfrutar del descanso en la noche. Tal persona vive en armonía con todos.

Y la persona que agradece cada favor que se le hace es también una persona que sabe dar. Ya sea que tenga mucho o poco, el dar es, para ella, su mayor satisfacción. Esta es la persona que le ha encontrado el verdadero sentido a la vida.

Quizá sea así porque fue Dios quien le enseñó al hombre estas virtudes. El pasaje de la Biblia que más se cita trata sobre este gran don de Dios: «Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna» (Juan 3:16).

A todos nos conviene adoptar como práctica diaria estas dos grandes virtudes: el dar y el agradecer. Son virtudes que vienen de Dios. Fue Él quien nos enseñó a dar, entregando en sacrificio vivo a su propio Hijo. A nosotros nos toca, ahora, corresponder dándole nuestra vida.

Comencemos hoy mismo a expresar nuestra gratitud. En profundo agradecimiento digamos: «Gracias, Señor, por darnos tu Hijo. Te entrego todo mi corazón, toda mi voluntad y todo mi ser.»

Hermano Pablo

EL GOBERNADOR Y LA PLAGA DE SALTAMONTES

En el verano de 1876 los saltamontes casi destruyen las cosechas en Minnesota. Así es que en la primavera de 1877 los campesinos se preocuparon.

Creían que esa plaga mortal una vez más les visitaría y de nuevo destruiría la rica cosecha de trigo, trayendo ruina a miles de personas.

La situación era tan seria que el gobernador John S. Pillsbury proclamó el 26 de abril como el día de oración y ayuno. Exhortó a cada hombre, mujer y niño a pedirle a Dios que evitara aquel flagelo terrible. Ese día cerraron todas las escuelas, los mercados, las tiendas y las oficinas. Había un silencio reverente por todo el estado.

El día siguiente amaneció brillante y claro. Las temperaturas subieron mucho más de lo que normalmente alcanzan en verano, cosa muy peculiar que ocurra en abril.

Los habitantes de Minnesota se consternaron al descubrir miles de millones de larvas de saltamontes agitándose en su intento por vivir. El calor extraordinario persistió durante tres días y las larvas comenzaron a salir. Parecía que no iba a pasar mucho tiempo antes de que èstas empezaran a comerse el maíz destruyendo así la cosecha.

El cuarto día, sin embargo, la temperatura bajó súbitamente y esa noche la escarcha cubrió la tierra. Mató cada una de esas plagas que andaban arrastrándose con tal seguridad como si se hubiera usado veneno o fuego. Los campesinos agradecidos nunca olvidaron ese día.

Pasó a la historia de Minnesota como del día en que Dios contestó las oraciones del pueblo.

Maxwell, J. C. (1998; 2003). Compañeros De Oración. Thomas Nelson, Inc.

Esos eran tiempos cuando los gobernadores y Presidentes no se avergonzaban de invitar al pueblo a orar, porque creían en el poder de Dios. Hoy se necesitan gobernantes temerosos de Dios y que reconozcan que ellos son sòlo instrumentos de Dios llamados a ser ejemplo de devoción y fe.

Porque tú, Dios mío, revelaste al oído a tu siervo el Rey que le has de edificar casa; por eso ha hallado tu siervo motivo para orar delante de ti.
1 Crónicas 17:25.

Cuando el Rey Salomón acabó de orar, descendió fuego de los cielos, y consumió el holocausto y las víctimas; y la gloria de Jehová llenó la casa.
2 Crónicas 7:1.

EL CORAZON DEL EVANGELIO

Lectura: 2 Corintios 4:1-6.
"Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados" 2 Corintios 3:18
Cuando E. Stanley Jones, conocido misionero en la India, tuvo la oportunidad de encontrarse con Mahatma Gandhi, le hizo una pregunta perspicaz al reverenciado líder de la India: «¿Cómo puede el cristianismo causar un mayor impacto en su país?» Muy cuidadosamente, Gandhi respondió que se requeriría tres cosas:
«Primero, los cristianos deben comenzar a vivir más como Jesús. Segundo, la fe cristiana debe presentarse sin adulteración alguna. Tercero, los cristianos deben enfatizar el amor, que está en el corazón del Evangelio».
Estas profundas sugerencias son la clave para el evangelismo efectivo en todo el mundo. Como mensajeros del amor de Dios, hemos de ser espejos humanos que reflejan sin distorsión alguna un parecido cada vez mayor con nuestro Señor; no hemos de caminar «con astucia» (2 Corintios 4:2). Si nuestras vidas reflejan una imagen que está espiritualmente borrosa, puede que la verdad de la gracia salvadora no se comunique con claridad (vv.3-5). También hemos de compartir claramente los aspectos bíblicos esenciales de nuestra fe. No debemos usar la Palabra de Dios «adulterándola» (v.2). Y nuestras vidas han de estar marcadas por el amor a Dios y a los demás (1 Juan 5:1-2).
Asegurémonos de reflejar una imagen clara de la semejanza de Jesús, la verdad de Dios y el amor.
La razón fundamental de vivir en este mundo es reflejar la semejanza de Cristo.

lunes, 9 de agosto de 2010

EL VALOR DEL ANILLO

Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?.
El maestro sin mirarlo, le dijo:
-Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después…- y – haciendo una pausa agregó- si quisieras ayudarme tú a mi, yo podría resolver este problema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
E…encantado, maestro- titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado, y sus necesidades postergadas.
Bien, asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y dándoselo al muchacho, agregó- toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado.
Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.
En afán de ayudar,alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó. Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado él mismo al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda. Entró en la habitación.
Maestro- dijo- lo siento, no se puede conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
Qué importante lo que dijiste, joven amigo- contestó sonriente el maestro-.Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender elanillo y pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil con su lupa, lo pesó y luego le dijo: -Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender YA, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
-58 MONEDAS!!! Exclamó el joven. -Sí, replicó el joyero- yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé…si la venta es urgente..
El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido.
Siéntate- dijo el maestro después de escucharlo- Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño.
El único que puede ayudarnos a descubrir cuanto valemos es nuestro Señor Jesucristo. Nuestro valor es el precio de su sangre que derramó en la cruz por amor a nuestras vidas.

SABIDURIA SUTIL

Lectura: Marcos 8:34-38.
"Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor" Juan 12:26
Cuando estaba en la universidad, mi compañero de trabajo, Beto, un conductor de carretilla elevadora, a menudo enriquecía mi vida con su sabiduría concisa y expresiva. Un día estábamos almorzando, sentados en la parte de atrás de su carretilla elevadora, cuando le dije que me estaba cambiando a otra universidad.
«¿Por qué?» —preguntó.
«Todos mis amigos están cambiándose allí» —contesté.
Beto masticó su bocadillo por un momento y luego respondió quedamente y con sutil ironía: «Imagino que esa debe ser una manera de escoger una universidad».
Sus palabras me llegaron con una extraña fuerza. Por supuesto, pensé. Pero, ¿es ésta la única manera de escoger una universidad? ¿Seguiré a mis amigos por el resto de mis días, o seguiré a Jesús? ¿Buscaré Su rostro y Su voluntad e iré a dónde Él quiere que yo vaya?
Veinticinco veces en el Nuevo Testamento Jesús dijo a Sus discípulos: «Sígueme». En Marcos 8:34, Él dijo, «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame». No importa lo que los demás hagan o qué dirección puedan tomar sus vidas, nosotros debemos hacer lo que Él nos pida.
Vienen a mi mente las palabras de una antigua canción: «Mi Señor conoce el camino a través del desierto; ¡seguirle es todo lo que tengo que hacer!»
Para saber por dónde ir en la vida, sigue a Jesús.

HAGAMOSLO DE TODAS MANERAS

La gente es ilógica, irracional y centrada en sí misma. Amémosla de todas maneras.

Al hacer el bien, la gente nos acusará de motivaciones egoístas ulteriores. Hagamos bien de todas maneras.

Al ser exitosos, ganaremos falsos amigos y enemigos genuinos. Triunfemos de todas maneras.

El bien que hagamos hoy será olvidado mañana. Hagamos el bien de todas maneras.

La honestidad y la franqueza nos hacen vulnerables. Seamos honestos y francos de todas maneras.

Los grandes hombres y mujeres con las ideas más grandes pueden ser derribados por los hombres y mujeres más pequeños con las mentes más pequeñas. Pensemos en grande de todas maneras.

La gente está a favor de los más débiles pero sigue a los más fuertes. Luchemos por algunos débiles de todas maneras.

Lo que nos tome años construir pudiera ser destruido en un momento. Construyamos de todas maneras.

La gente realmente necesita ayuda pero pudiera atacarnos si lo hacemos. Ayudémosla de todas maneras.

Démosle al mundo lo mejor de nosotros y nos herirá de vuelta. Démosle al mundo lo mejor, de todas maneras.

Kent M. Keith, copyright 1968, renovado 2001

Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él. Génesis 4:7.

Que no nos hagas mal, como nosotros no te hemos tocado, y como solamente te hemos hecho bien, y te enviamos en paz; tú eres ahora bendito de Dios. Génesis 26:29.

Y tú has dicho: Yo te haré bien, y tu descendencia será como la arena del mar, que no se puede contar por la multitud. Génesis 32:12.

viernes, 6 de agosto de 2010

¿UN CARAMELO?

Lectura: Gálatas 6:1-5.
"Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo" Gálatas 6:2
Un nuevo sitio en la red le ayuda a uno a decirle a un compañero de trabajo lo que teme decirle en persona. Comentarios como: «Un caramelo de menta para el aliento te vendría bien», «el timbre de tu móvil suena muy fuerte hoy», o «tu perfume por lo general es muy fuerte». Puedes enfrentar los problemas de manera anónima haciendo que el sitio en la red envíe un e-mail en vez de hacerlo tú.
Es normal que seamos cautos al hablar con los demás acerca de algo que nos molesta. Pero, cuando se trata de confrontar a otros creyentes sobre su pecado, es más serio. Desearíamos poder hacerlo anónimamente, pero tenemos que hacerlo cara a cara.
Gálatas 6:1-5 ofrece algunas pautas para confrontar a algún cristiano que está llevando una vida pecaminosa. El primer requerimiento es que nosotros mismos estemos cerca del Señor y que no nos considereremos superiores al que está pecando. Luego debemos estudiar la situación con el objetivo de restaurar a la persona, no de traer condenación sobre ella. Debemos tener siempre «un espíritu de mansedumbre» mientras recordamos que nosotros también podemos ser tentados. Jesús dio instrucciones para ayudarnos cuando el pecado es un asunto personal contra nosotros (Mateo 7:1-5; 18:15-20).
Con la ayuda de Dios al darnos esta capacidad, podemos, valiente y sensiblemente, confrontar y restaurar a otros.
Para ayudar a las personas a volver al camino correcto, camina con ellas y muéstraselo.