domingo, 1 de agosto de 2010

CAMINANDO SOLO UNA MILLA

Gene Marine, editor del Bellefontaine Examiner envió una vez a un joven reportero de deportes a cubrir un importante juego, pero cuando el joven regresó, no traía la historia. Marine le preguntó por qué y el reportero le contestó:

—No hubo juego.

—¿Que no hubo juego? ¿Qué ocurrió?

—El estadio se vino abajo—respondió el reportero.

—Entonces, ¿dónde está la crónica del derrumbe del estadio?—preguntó el editor.

—Usted no me dijo que cubriera eso, señor—respondió el reportero.

El potencial de una noticia sensacional se hizo agua por la incapacidad de un joven de pensar bien.
La confiabilidad significa más que sólo querer ser responsable. Este deseo debe complementarse con un buen juicio que permita ser de valor real para el equipo.

Son muchas las personas que viven solo para hacer lo que les dicen que hagan. Una puerta se abre muy grande para aquel que hace mucho más de lo que le piden. No seas de los que caminan solo una milla, eres llamado para ser de los que caminan una milla extra, porque a esos se les abren las nuevas oportunidades. Hoy es un día muy bueno para caminar una milla extra.

Y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Mateo 5:41

EL UNICO LUGAR DONDE COMENZAR

Lectura: Gálatas 1:6-12.
"Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema" Gálatas 1:9
Cuando una casa de publicaciones me pidió que escribiera una nota promocionando un nuevo libro, dije que me alegraría hacerlo. Parecía ser un esfuerzo útil dirigido a jóvenes, desafiándoles a vivir para Dios en un mundo cambiante. Pero, mientras leía el libro, algo me atribuía. Aunque contenía muchos pasajes de las Escrituras y grandes consejos espirituales, no explicaba que el punto de partida para cualquier relación con Dios era la salvación por medio de Jesucristo.
El autor parecía implicar que la esencia de llevar una vida espiritual en la sociedad moderna se basaba totalmente en la acción —buenas obras— y no en la fe salvadora en Cristo. No escribí la nota de promoción.
La cultura de la iglesia está cambiando rápidamente. A menudo se deja atrás la naturaleza esencial del Evangelio en el intento de encontrar nuevas y emocionantes ideas. El apóstol Pablo quedó atónito al ver que las personas fácilmente aceptaban un «evangelio diferente» (Gálatas 1:6). Lo que él predicaba no provenía del hombre, sino que era una revelación directa de Jesús mismo (vv.11-12).
Jamás debemos abandonar el verdadero Evangelio: que Cristo murió por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó para nuestra justificación, declarándonos justos delante de Dios (Romanos 4:25; 1 Corintios 15:3-4). Sólo esto ofrece el «poder de Dios para salvación a todo aquel que cree» (Romanos 1:16). Si queremos vivir para Dios, este es el único lugar donde comenzar.
La fe es la mano que debe tomar el regalo de Dios de la salvación.

sábado, 31 de julio de 2010

EL CORAZON DE DIOS REVELADO

Lectura: Apocalipsis 3:14-22.
"Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete" Apocalipsis 3:19
Es fácil pensar en Dios como un matamoscas divino, que simplemente está esperando a que nos posemos en algún lado para que —plaf— nos pueda aplastar por nuestros pecados. Pero eso no es lo que vemos en Apocalipsis 2–3, en Sus cartas a las siete iglesias. La línea de las cartas demuestra el corazón amoroso de Dios incluso hacia las personas veleidosas.
Jesús comenzó muchas de estas cartas afirmando las cosas buenas que Su pueblo había hecho. Esto nos muestra que al Señor Le agrada cuando hacemos lo bueno y lo correcto.
Pero a Jesús también Le preocupan las faltas en nuestras vidas. Su encomio en estas cartas a menudo iba seguido de claras palabras de reprobación. Y si bien no nos sentimos cómodos cuando Le escuchamos decir, «pero tengo contra ti» (2:4; ver vv.14,20), Él nos revela lo que tiene que cambiarse en nuestras vidas para mantenernos lejos del autoengaño.
Esto nos traslada al verdadero meollo del asunto: el arrepentimiento. Cuando el Señor les dijo a estas iglesias que se arrepintieran, estaba revelando Su amor por los santos veleidosos. Su meta no era condenarlos sino restaurarlos a una íntima comunión con Él.
Y no pases por alto el hecho de que cada carta termina con una promesa específica para los «vencedores». Claramente, Dios desea recompensar a aquellos que viven vidas que Le agradan.
¿Qué te está diciendo Él hoy?
El arrepentimiento restaura y renueva nuestra intimidad con el Señor.

viernes, 30 de julio de 2010

GOTAS PARA EL ALMA

Entre más intensamente nos sentimos acerca de una idea o una meta, más seguramente la idea, enterrada profundamente en nuestro subconsciente, nos dirigirá a lo largo del camino a su cumplimiento. –Earl Nightingale

Hay una pequeña diferencia entre personas, pero esa pequeña diferencia hace una gran diferencia. Esa pequeña diferencia es la actitud; la gran diferencia es si es positiva o negativa. –W. Clement Stone

Los años arrugan el cuerpo, pero el rendirnos arruga el alma. –Douglas McArthur

Lancemos el corazón más allá del límite y nuestro cuerpo le seguirá. –Norman Vincent Peale

Más vale que hagamos lo mejor al vivir, actuar y pensar hoy, porque hoy es la segura preparación para mañana y todos las demás mañanas que le seguirán. –Harrie Martineau

Hagamos algo cada día que no queramos hacer; esta es la regla de oro para adquirir el hábito de cumplir con nuestro deber aun que nos duela. –Mark Twain

El pensar es fácil, actuar es difícil, y el poner nuestros pensamientos en acción es la cosa más difícil en el mundo. –Johann Wolfgang von Goethe

La mejor medida del carácter de una persona es (1) cómo trata a la gente que no le pueden beneficiar en nada, y (2) cómo trata a la gente que no puede pelear de vuelta. –Abigail van Buren

Aquel que cada mañana planea sus negocios del día y sigue ese plan, lleva un hilo que le guía a través del laberinto de la vida más ajetreada. Pero donde no se planea, donde el uso del tiempo se rinde a lo que venga, el caos pronto reinará. –Victor Hugo

Es en nuestros momentos de decisión que se forja nuestro destino. –Anthony Robbins

Si un hombre vacía su cartera en su cabeza, nadie se la puede robar. Una inversión en conocimiento siempre paga el mejor dividendo. –Benjamin Franklin

Arriesgue más de lo que los demás consideren seguro. Interésese más de lo que los demás piensen sabio. Sueñe más de lo que los demás piensen práctico. Espere más de lo que los demás piensen posible. –Claude T. Bissell

Si nuestra imaginación nos lleva a comprender cuán rápidamente la gente nos concede nuestras peticiones cuando las mismas apelan a sus propios intereses, podremos alcanzar casi cualquier cosa que nos propongamos. –Napoleon Hill

Hasta que nos valoremos a nosotros mismos, no valoraremos nuestro tiempo. Hasta que valoremos nuestro tiempo no haremos nada con él. –M. Scott Peck

Yo dije: Señor, ten misericordia de mí; Sana mi alma, porque contra ti he pecado. Salmo 41:4.

¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.Salmo 42:5.

INVOLUCRANDOME

Lectura: Lucas 10:30-37.
"Clemente y misericordioso es Jehová" Salmo 111:4
Fred exclamó: «¿Acaso nadie va a ayudar a ese pobre hombre?», cuando él y mi esposo, Tom, se dieron cuenta de cuál había sido la causa para que el tráfico avanzara lentamente por la transitada carretera de cinco carriles. Un hombre yacía tumbado entre los carriles con su bicicleta sobre él, mientras los vehículos simplemente le esquivaban y pasaban de largo. Fred encendió las luces intermitentes de advertencia y bloqueó el tráfico con su automóvil. Luego él y mi esposo salieron para ayudar al hombre maltrecho.
Fred y Tom se involucraron, al igual que el samaritano en la historia de Jesús en Lucas 10. Ellos también vencieron toda renuencia que pudieran haber tenido para tenderle la mano a un hombre en peligro. El samaritano también tuvo que vencer los prejuicios raciales y culturales. Las personas de las que habríamos esperado ayuda mostraron indiferencia ante la difícil situación del hombre herido.
Es fácil encontrar razones para no involucrarse. Nuestras ocupaciones, la indiferencia y el temor a menudo están al comienzo de la lista. Pero, al buscar seguir fielmente a nuestro Señor, seremos más y más conscientes de las oportunidades para mostrar el tipo de compasión que Él mostró (Mateo 14:14; 15:32; Marcos 6:34).
En la parábola del Buen Samaritano, Jesús elogió al hombre que había actuado por compasión aun cuando hacerlo le era inconveniente, difícil y costoso. Luego, Él nos dijo a nosotros: «Ve, y haz tú lo mismo» (Lucas 10:37).
La verdadera compasión hace trabajar el amor.

miércoles, 28 de julio de 2010

DOBLE ABANDONO


«Quédate aquí —dijo la mujer aparentando afecto—. Aquí vas a estar bien. Verás correr a los perritos y te vas a entretener.» Luego puso una bolsa con pañales a su lado y una nota escrita que decía: «Me llamo John King; padezco la enfermedad de Alzheimer», y desapareció, abandonando al anciano en una pista de carreras de perros.

La que abandonó al anciano era Sue Gifford, mujer de cuarenta y un años de edad. El anciano abandonado era su propio padre, de ochenta y dos años, víctima de Alzheimer. Para librarse de la carga que significa esa enfermedad, la hija lo llevó a una pista de carreras de perros y lo abandonó en su silla de ruedas. El juez la condenó a seis años de prisión.

Este caso, que apareció en uno de los periódicos de Estados Unidos, conmovió a toda la comunidad. Se sabe que la enfermedad de Alzheimer es dolorosa. Deja a la persona totalmente inhabilitada. Ya no puede valerse por sí misma. Es un caso patético del ser humano que ha perdido lo mejor que tiene: la chispa de la inteligencia. Esa es la condición de la víctima de Alzheimer. Es una muerte en vida.

No obstante, hay una ley universal que descansa sobre el ser humano: «Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios» (Éxodo 20:12). Es el quinto mandamiento del decálogo de Moisés. Abandonar a los padres ancianos por cualquier causa que sea, y especialmente si es sólo por quitarnos de encima el estorbo que ellos nos resultan, es el colmo de la ingratitud y el desprecio.

En muchos lugares hay establecimientos excelentes que se especializan en prestar la atención debida a los ancianos. Y muchos hijos, con sabiduría y cariño, internan allí a sus progenitores inhabilitados. Pero no los abandonan. Los visitan. Y los hijos se toman el tiempo de estar con ellos, mostrando preocupación y ternura.

Sin embargo, cuando los hijos no tienen la facilidad de internar a sus padres en lugares como esos, tienen que ponerse en juego otros recursos. En tales casos hace falta un amor muy especial y un cariño único.

El mandamiento de honrar a nuestros padres viene de Dios. También vienen de Dios, para quien los desee, la inspiración, la paciencia y la determinación de proceder conforme a los eternos y justos mandamientos divinos. Honremos a nuestro padre y a nuestra madre. Algún día seremos nosotros los que recibamos esa honra.

Hermano Pablo

lunes, 26 de julio de 2010

VENENO EN LAS CALLES

La noticia cayó como una bomba en esa pequeña ciudad. Y no era para menos. La ciudad estaba envenenada. Sus calles estaban llenas de tóxico. Vivir ahí era exponerse al cáncer, a enfermedades nerviosas y aun a la muerte por intoxicación.

Era la ciudad de Times Beach en el estado de Missouri, Estados Unidos. Años atrás, la municipalidad había cubierto las calles no pavimentadas con una mezcla de aceite quemado y una sustancia llamada dioxina. Esa sustancia es eminentemente tóxica, y cuando las lluvias comenzaron a lavar las calles, la dioxina produjo emanaciones y contaminó las aguas.

«Hay muerte en esas calles —advirtió el gobierno—. Todos ustedes deben abandonar la ciudad.»

Fue notable el caso de la pequeña Times Beach. La dioxina usada para pavimento envenenó la ciudad. Lo mismo pasó en años anteriores en la ciudad de Sevesa, Italia, que usó la misma sustancia para pavimentar sus calles.

La gente respiraba veneno sin darse cuenta. Pisaba el veneno. Bebía el veneno que se infiltraba en las aguas, y el veneno comenzaba su obra funesta en las personas. Vivir en Times Beach era vivir muriendo.

Lo mismo podría decirse de casi cada ciudad grande o pequeña del mundo occidental. Porque las calles están llenas de veneno, y vivir en ellas es exponer el cuerpo, el alma y el espíritu. Vivir en una ciudad moderna es vivir en un arsenal, un cementerio, un lupanar expuesto y una cloaca abierta.

Se debe, en parte, al crimen violento al que nos vemos abocados cada vez que salimos a caminar; en parte, a la cantidad de cantinas y licorerías que ofrecen atractivamente su mercadería mortal; en parte, a la desvergonzada provocación de prostitutas y homosexuales.

Lo que se dijo de Sevesa y de Times Beach puede decirse de casi toda ciudad del mundo: «Hay muerte en esas calles.» Pero no es muerte por la dioxina sino muerte por el pecado. Sí, por el pecado del corazón humano que ya desborda para inundar todo: calles, casas, escuelas y oficinas.

Por eso es necesario reaccionar y tomar una decisión: la de no permitir que la corrupción de las calles invada nuestro hogar, nuestra familia y nuestro propio corazón. Invitemos a Cristo a que venga a vivir en nuestro corazón. Sólo así podremos librarnos de toda corrupción.

Hermano Pablo