martes, 29 de junio de 2010

¿QUIEN ES LA PERSONA MAS FELIZ DE LA TIERRA?

Un periódico en Inglaterra, una vez hizo esta pregunta a los lectores: ¿Quién es la persona más feliz de la tierra?
Las cuatro respuestas premiadas fueron:
Un pequeño que hace castillos de arena.
Un artista o un artesano que está silbando por un trabajo bien terminado.
Una madre que baña a su pequeño después de un agitado día.
Un doctor que terminó una cirugía difícil salvando una vida.
El editor del periódico estaba tan sorprendido de no encontrar prácticamente a nadie que propusiera a los reyes, los emperadores, los millonarios u otros ricos famosos como las personas más felices del planeta.
W. Beran Wolfe una vez dijo: Si uno observa a un hombre realmente feliz lo va a encontrar construyendo un barco, escribiendo una sinfonía, educando a su hijo, cultivando dalias en el jardín, buscando huevos de dinosaurio en el desierto de Golbi. No va a estar buscando la felicidad como si fuera el cierre de un collar que se ha caído debajo del radiador. No va a estar esforzándose por conseguirla como si fuera una meta. Él se va a dar cuenta de que es feliz en el transcurso de vivir la vida muy ocupado las 24 horas del día.
¿Qué puede ser más divertido que amar lo que uno hace y sentir que es importante.
Salmos 128:2
Cuando comieres el trabajo de tus manos, bienaventurado serás, y te irá bien

MACULEY


Lectura: Isaías 6:1-8.
"Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: heme aquí, envíame a mí" Isaías 6:8
Macauley Rivera, uno de mis amigos más queridos del seminario bíblico, tenía pasión por el Salvador. El deseo de su corazón era graduarse, casarse con su novia, Sharon, regresar a los suburbios de la ciudad de Washington, D.C., y establecer una iglesia para alcanzar a sus amigos y familiares para Cristo.
Sin embargo, ese sueño terminó cuando Mac y Sharon murieron trágicamente en un accidente, dejando a todos los estudiantes atónitos ante la pérdida. En el servicio religioso en memoria de Mac, se lanzó el desafío: «Mac se ha ido. ¿Quién servirá en su lugar?» En señal del evidente impacto del ejemplo de Mac, más de 200 estudiantes se pusieron de pie para coger el manto del siervo caído de Cristo.
La respuesta de esos estudiantes resuena en el compromiso de Isaías. En un momento de temor e inseguridad, el profeta fue llamado a la sala del trono de Dios, donde Le escuchó decir: «¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?» Isaías respondió: «Heme aquí, envíame a mí» (Isaías 6:8).
Dios todavía llama a hombres y mujeres para que sean Sus embajadores hoy en día. Les desafía a que Le sirvan, a veces cerca de sus hogares, otras veces en tierras distantes. La pregunta para nosotros es: ¿Cómo responderemos a Su llamado? Que Dios nos dé el valor para decir: «Aquí estoy; envíame».
A quien Dios llama, lo capacita; a quien capacita, lo envía.

lunes, 28 de junio de 2010

QUE LOS DEMAS ,LÉ VEAN EN TI

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LA PALABRA DE DIOS PARA TI

PARA HACERLE UN FAVOR

Las discusiones eran continuas. Cada vez que se veían, tras unos momentos de charla cariñosa, comenzaban las desavenencias. Se amaban, pero al tocar cierto punto, ahí comenzaba la tormenta.

Un día, el joven, Ricardo Lallis, de veintiséis años de edad, no aguantó más, y en un rapto de locura mató a su novia Andrea Young. Cuando a los tres días fue detenido, Ricardo les dijo a los detectives: «La maté para hacerle un favor. La amaba, pero era la única manera de librarla del infierno de la cocaína.»

Ricardo les relató a los detectives que durante muchos meses había estado tratando de convencerla, con toda clase de argumentos, de que dejara el vicio. La joven le hacía promesas de enmienda y, por momentos, parecía estar libre, pero luego volvía a caer.

Para Ricardo cada caída era un nuevo golpe, una nueva desilusión, un nuevo dolor. Fue así como un día se le metió en la cabeza esa idea atroz de eliminarla de su adicción. Se convenció de que la muerte era la única solución para Andrea. Lo demás es historia. Pero, ¿solucionó algo Ricardo con quitarle la vida a su novia? Al contrario. La perdió a ella, y perdió su propia libertad.

Matar a una persona no es nunca la solución. Es la derrota más grande de la vida. Es cortar por la mitad una vida que, de esperar con paciencia, pudiera haber sido brillante y victoriosa. Aparte del daño irreparable que causa la muerte prematura, está el daño y el dolor que se les causa a los que están cerca, ya sean parientes o amigos íntimos.

Y hay otro factor. Toda persona, al partir de esta vida, se enfrenta al instante con Dios, el Juez Supremo. Y el que parte a la eternidad sin Cristo no está aún preparado para ese encuentro eterno.

La buena noticia es que hay una solución para el problema de la drogadicción así como para todo problema de esta vida. Esa solución es Cristo. Él tiene el poder para librar a cualquier persona de cualquier vicio, y no sólo de cualquier vicio sino de sus depresiones, sus congojas, sus tristezas y sus fracasos.

Es posible librarnos de toda especie de mal, porque hay poder en Jesucristo. Si nos sometemos al Todopoderoso Salvador, esa entrega nos librará de las garras del diablo. Ninguno de nosotros tiene que ser esclavo del pecado. Cristo ya compró nuestra salvación. Aceptémosla hoy mismo.

Hermano Pablo

EL PUEDE VER QUE VA A SUCEDER

Por semanas, Susie, de ocho años, ha estado esperando por ir a pescar un sábado con su papá. Pero cuando al fin llegó el día, llovía torrencialmente.

Susie se paseó por la casa toda la mañana, quejándose mientras se asomaba por las ventanas: Parece que el Señor no supiera que hubiese sido mejor que lloviera ayer que hoy. Su padre trató de explicarle cuán importantes es la lluvia para los agricultores y para los jardineros. Pero Susie sólo respondía: No es justo.

Alrededor de las tres de la tarde, la lluvia cesó. Todavía había tiempo de pescar, por lo que padre e hija rápidamente cargaron su equipo y se dirigieron al lago. Debido a la tormenta, los peces estaban picando. En dos horas, regresaron con una cuerda llena de pescados.

A la hora de la cena de pescados le pidieron a Susie que diera gracias. Ella concluyó su oración diciendo:

-Y, Señor, si estaba gruñona esta mañana fue porque no pude ver más lejos.

Cuando buscamos el consejo de Dios en nuestras vidas, es importante darnos cuenta de que ¡solo Él puede ver qué va a suceder!

1Pedro 5:6
Humilláos, pues bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo.