sábado, 26 de junio de 2010

¿TE ESTAS ARRIESGANDO ?

Dos entrenadores de pelota se compadecían mutuamente por la dificultad de reclutar jugadores de calidad para sus equipos. Un entrenador dijo:
- Si solo pudiera encontrar a un hombre que jugara cada posición a la perfección, le diera siempre a la pelota, nunca quedara fueran del juego y no hiciera un error en el campo.
El otro entrenador suspiró en acuerdo y añadió:
- Sí, si apenas pudiéramos hacer que dejara su perro caliente y bajara de las gradas.
Jugar el juego de la vida al máximo requiere enfrentar riesgos. Sin ellos, la vida tiene poca emoción, poco que pueda contarse como excitante o que satisfaga.
  • Reírse es arriesgarse a parecer tonto.
  • Llorar es arriesgarse a parecer sentimental.
  • Extender la mano a otra personas es arriesgarse a involucrarse.
  • Exponer sentimientos es arriesgarse a mostrar su verdadero yo.
  • Amar es arriesgarse a no ser correspondido.
  • Vivir es arriesgarse a morir.
  • Tener esperanza es arriesgarse a desesperarse.
  • Intentar es arriesgarse a fracasar.

Sin embargo, la persona que no arriesga nada, no está obrando, nada tiene y al final se vuelve nada. No tengas temor a enfrentar riesgos. ¡Bájate de las gradas y juegas a la pelota.

El hombre no puede descubrir nuevos océanos a menos que tenga el valor de perder de vista la orilla.

Mateo 14:29 Y descendiendo Pedro de la barca, caminó sobre las aguas, y fue hacia Jesús.

PROBLEMAS DE POSTERGACION

Lectura: Romanos 12:4-13.
"En un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función" Romanos 12:4
Muchos de nosotros luchamos con ellos —los problemas de postergación. Un catedrático de la Universidad de Calgary en Alberta, Canadá, estudió durante cinco años el problema de dejar las cosas para más tarde e informó de que el 95% de nosotros pospone hacer una u otra cosa. ¡Una estimativa mostró que los estadounidenses pierden aproximadamente 400 millones de dólares al año posponiendo la declaración de sus impuestos! Debido al temor al fracaso y otras inseguridades, esperamos y esperamos antes de iniciar un proyecto o tomar una decisión.
Dejar las cosas para más tarde también es un problema en la iglesia. Muchos de nosotros posponemos el servir a Dios. Sabemos que debemos alcanzar a los demás, pero nos sentimos inseguros o preocupados en cuanto a qué hacer. Debido a que no estamos seguros de nuestros dones o intereses, postergamos nuestra participación en la iglesia. Nos preocupamos pensando: ¿Qué pasa si hago un mal trabajo? ¿Qué pasa si descubro que ni siquiera puedo hacerlo?
Romanos 12 nos da algo de aliento. El hecho de servir comienza por presentarnos ante Dios como un «sacrificio vivo» (v. 1). Ora y entrégate de nuevo al Señor y a Su obra. Luego mira a tu alrededor y ve lo que los demás están haciendo en tu iglesia, y pregunta si puedes unírteles. Comienza por algo pequeño si así lo necesitas, y prueba haciendo varias cosas.
Tu iglesia te necesita. Pídele a Dios que te ayude a vencer tus problemas de postergación.
Para una iglesia más saludable, ejercita tus dones espirituales.

viernes, 25 de junio de 2010

¿VAGANCIA O PACIENCIA?

La langosta, cuando se deja en lo alto y se seca en las rocas, no tiene la percepción y energía suficiente para buscar su camino de regreso al mar, sino que espera a que el mar venga a ella. Si no viene, ella se queda donde está y muere, aunque el más mínimo esfuerzo le haría posible alcanzar las olas, que quizá están ondeando a menos de un metro.

Hay una ola en los asuntos humanos que lanza a los hombres a lugares difíciles y los deja allí, como una langosta tirada, Si deciden quedarse donde las grandes olas los han dejado, esperando que una gran cresta los lleve en sus hombros y los transporte a suaves aguas, es muy probable que sus esperanzas nunca se conviertan en realidad.

Henry Ward Beecher

La vagancia es no actuar, esperar nada, ser nadie. La paciencia, por otro lado, no significa que si se está en actividad. Significa que se está trabajando con la esperanza de que lo que esperas con el tiempo será una realidad, pero tú continuarás en acción aunque no suceda.

La vagancia es a menudo confundida con la paciencia.

Hebreos 12:1
Despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.

UN MENSAJE PODEROSO

Lectura: 1 Corintios 1:18-25.
"…el evangelio de Cristo… es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree" Romanos 1:16
El maestro bíblico Lehman Strauss llegó a Cristo por medio del poder de la Palabra cuando era joven. A sugerencia de su novia, leyó Romanos 3:23, 5:8 y 10:13. Cuando lo hizo, tuvo la convicción de su pecado. Lloró y creyó.
Cuando su hijo Richard tenía siete años, le preguntó a su padre cómo ser salvo. Lehman usó los mismos versículos que su novia (quien ahora era su esposa) había usado años antes. Su hijo también creyó, y finalmente llegó a ser pastor.
¡La Palabra de Dios tiene un poder tremendo! La primera vez que se registra que Dios habló, Él creó la luz (Génesis 1:3). Le hizo una promesa a Abraham (17:15-19) y dio capacidad a su esposa Sara, de 90 años de edad, para que tuviera un hijo (21:1-2). Dios sigue hablando con poder hoy, y todos los que oyen y creen el Evangelio son salvos (Romanos 1:16).
Sí, el mensaje de Cristo y Su obra salvadora en la cruz pueden cambiar la dirección de la vida de una persona. Tiene el poder para alcanzar el corazón de esa persona a la que amas y por la que has orado tantas veces.
Así que no te rindas en tu testimonio. Sé constante en tu caminar diario. Sigue orando y compartiendo el Evangelio con los demás. ¡Es un mensaje poderoso!
Nuestras palabras tienen el poder de influir; las palabras de Dios tienen el poder de salvar.

jueves, 24 de junio de 2010

APRENDE A DECIR: NO!

Cuán a menudo he escuchado a mi padre describir con palabras entusiastas la honestidad de su viejo amigo el Coronel Ben Shrerrod. Cuando lo amenazaba la bancarrota y la destitución a una edad ya avanzada y debía la asombrosa suma de $850 000, un despreciable abogado le dijo, Coronel Shrerrod, usted está arruinado por completo, pero si me provee $5000 como honorarios de testigo, yo puedo encontrar una falla técnica en todo y sacarle del asunto.

El magnífico de Alabama dijo: Su proposición es insultante. Yo firmé la constancia de buena fe, y hasta el último dólar se pagará, si una obra benéfica cava mi tumba y compra mi mortaja. Mi padre nos llevó especialmente a mí y a mi hermano Richard en una ocasión para ver a ese anciano incorruptible, y su rostro, y palabras están impresas en mi corazón y mi mente.

Rufus C. Burleson

Las personas nos recordarán por nuestras promesas cumplidas y por nuestra honestidad, en especial cuando hundiéramos podido beneficiarnos al no decir la verdad. El carácter de tu palabra es tu mayor bien y la honestidad, tu mejor virtud.

Aprende a decir No; te será más útil que poder leer en latín.

Santiago 5:12
Sea vuestro sí, sí y vuestro no, no para que no caigáis bajo juicio.

INVITACION ABIERTA

Lectura: Efesios 2:14-22.
"Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro" Hebreos 4:16
En 1682, Luis XIV hizo de Versalles la capital de Francia y siguió siéndolo (excepto por un corto periodo de tiempo) hasta 1789, cuando París volvió a ser la capital. El bello palacio de Versalles incluía una opulenta Sala de los Espejos de casi 75 metros de largo. Cuando un visitante se acercaba al rey, ¡tenía que hacer una reverencia cada cinco pasos mientras cubría toda la distancia hasta llegar al rey, quien estaba sentado en su deslumbrante trono de plata!
Los emisarios extranjeros que llegaban a Francia se sometían a ese humillante ritual para cortejar el favor del monarca francés hacia su propio país. En contraste, nuestro Dios, el Rey de reyes, invita a Su pueblo a acercarse libremente a Su trono. Podemos venir a Él en cualquier momento —¡no se requiere de audiencias por anticipado ni de reverencias!
¡Cuán agradecidos debemos estar de que nuestro Padre celestial sea muchísimo más abierto! «Porque por medio de [Cristo]… tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre» (Efesios 2:18). Debido a esto, el autor de Hebreos nos insta a «acer[carnos], pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro» (Hebreos 4:16).
¿Has respondido a la invitación abierta de Dios? Ven con respeto reverencial y gratitud, por cuanto el Dios de este universo está dispuesto a escuchar tus peticiones en cualquier momento.
El acceso al trono de Dios siempre está abierto.

LA MUERTE DE UNO SOLO BASTA

Parecía una escena bíblica, de los tiempos de hierro de la edad patriarcal, pero no lo era. El padre levantó el cuchillo de carnicero, de afilada hoja, y tomó a su hijo. La madre había corrido al patio despavorida, pidiendo auxilio.

El padre, creyendo cumplir la voluntad de Dios, pasó la hoja del cuchillo por la garganta del hijo, y le seccionó las carótidas. «Tienes que morir, hijo mío, por los pecados del mundo», había dicho con espantosa determinación.

La escena no era de los tiempos de Abraham sino en Randallstown, Maryland, Estados Unidos. Stephen Johnson, un hombre de veintiocho años, semitrastornado, sin duda, había sacrificado a su hijo Steve de sólo catorce meses de edad.

Gente fanática y trastornada hay mucha en este mundo. Stephen Johnson, que estaba bajo tratamiento psiquiátrico, era uno de ellos. Llevado por sus propias imaginaciones, y quizá por el uso de drogas, llegó a creer que él era Dios, y su pequeño hijo, Jesucristo. Y por eso cometió el crimen.

Así ha pasado durante todos los siglos en que ha existido el cristianismo en este mundo. Gente fanática, gente que se deja llevar de sus ideas, sus impresiones y sus sueños y visiones más que de la Biblia, ha caído en excesos, desatinos y locuras.

No es necesario que nadie más muera por los pecados del mundo. Sólo Jesucristo, Dios hecho hombre, podía morir en rescate por todos los pecadores. Cristo murió una sola vez, y su sacrificio es irrepetible. Con una sola vez que muriera, ha bastado para expiar los pecados de toda la humanidad de todos los tiempos.

El apóstol Pedro lo dice con toda claridad en su primera carta universal: «Porque Cristo murió por los pecados una vez por todas, el justo por los injustos, a fin de llevarlos a ustedes a Dios» (1 Pedro 3:18). También en la epístola a los Hebreos está escrito: «Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos» (Hebreos 9:28).

Nadie debe morir por los pecados de nadie. Cristo ya lo ha hecho por todos, de una vez y para siempre. ¿Qué debemos hacer nosotros? Simplemente aceptar la validez eterna de ese sacrificio único y perfecto, y reconciliarnos con Dios, dándole gracias por Jesucristo. Él murió una sola vez, y una sola vez resucitó, por nosotros. Por eso ahora no tenemos que hacer más que aceptarlo.

Hermano Pablo