lunes, 21 de junio de 2010

HOY...RESPONDERE AL LLAMADO DEL SEÑOR

Después oí la voz del Señor, que decía: A quién enviaré y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mi.” Isaías 6:8
Aun hoy el Señor está llamando. Hay urgencia de llevar este mensaje redentor a quienes aún no le conocen y el Señor hoy pregunta: A quién enviaré y quién ira por nosotros? Si hoy quiero responder a este llamado, yo debo estar seguro que al responder como Isaías el Heme aquí, envíame a mí, no esté siendo yo motivado por los sentimientos.
El corazón humano es sensible y tierno y puede fácilmente ser tocado por visiones de miles de hambrientos o multitudes solicitando el evangelio. Excepto aquellos que han sido tocados por el Espíritu Santo, las demás personas buscan quizá otra cosa y no el evangelio. Si los sentimientos son mi razón para aceptar el llamado de Dios, estos no permanecerán y pronto mis impulsos humanistas se cambian en duda, critica y finalmente desespero.,
Mis impulsos humanitarios pueden ser empáticos pero no son redentores. Yo necesito para responder al llamado del Señor mucho más que un mero envolvimiento emocional para hacer retroceder el Reino de las tinieblas. Yo necesito el invisible poder de Dios. Jesús en su misión en la tierra fue motivado por dos cosas sobrecogedoras.
Su amor redentor y sacrificado y el llamado de Dios que exigía su obediencia. A menos que estas dos fuerzas actúen en mi en este día, mi respuesta al llamado de Dios será en breve un genuino fracaso. Hoy tampoco debo responder al llamado de Dios por manipulación de nadie.
Si hoy respondo al llamado de mi pastor o del misionero, pronto les estaré pidiendo que me pongan en la misericordia de los recursos de ellos. Pero si hoy respondo al llamado de Dios, yo estaré descansando en la misericordia de los recursos del Padre celestial. Como podré saber si he respondido al llamado de los hombres o al llamado de Dios. Eso lo sabré con el tiempo.
Si he respondido al llamado de Dios, el llamado crecerá más y mas con el correr de los días, si he respondido al llamado de los hombres el llamado disminuirá más y más con el tiempo. La única forma de estar listo al llamado de Dios es ser tocado por el carbón que sale de su altar. Mi respuesta es llegar al altar, la respuesta de Dios es purificarme y darme el llamado.
Señor, Hoy quiero responder a tu llamado. Quiero llegar con humildad ante ti y pedirte que me tomes de la mano. Quiero responder a tu llamado no por la emoción del momento, sino anhelo llegar a tu altar para que me purifiques y luego me llames y si respondo a tu llamado, ese ardor crecerá más y más en mi corazón. Gracias por llámame y gracias por permitirme responder..Heme aquí envíame a mi. Amén.

ADOPTADO

Una vez escuché a un grupo de chamacos que se estaban burlando de un niño de la escuela que era hijo adoptivo. Le dijeron a él,”Tu no eres el verdadero hijo de tu papá.”
El se aguantó lo más que pudo, pero al final les contestó,”Lo único que les puedo decir es que mi padre me escogió a mí, pero sus padres no pudieron hacer otra cosa que aceptarlos a ustedes.”
Que hermoso es saber que fuimos escogidos por Dios para ser llamados sus hijos ..! y que desde mucho antes de nacer aún desde el vientre de nuestra madre, ya nos conocía y nos formó con detalle y delicadeza, ¿cómo no vamos a estar agradecidos con Él? si nos ha invitado a ser parte de su familia.

Efesios 1:4-6
Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en caridad; el cual nos señaló dede antes el camino para ser adoptados en hijos por Jesús, el Cristo, en sí mismo, por el buen querer de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado;
1 Pedro 2:9
Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, gente santa, pueblo adquirido, para que anunciéis las virtudes de aquel que os ha llamado de las tinieblas a su luz admirable.
Colosenses 3:12
Vestíos pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de tolerancia;
Efesios 5:1-2,8
Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz.

UN FELIZ REENCUENTRO

Lectura: Apocalipsis 21:1-5.
"Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo" Apocalipsis 21:3
En el 2002, Elizabeth Smart fue raptada de su hogar en Utah. Vivió una vida de vagabundos ante la presencia constante de la pareja acusada de su secuestro. Sin embargo, nueve meses después la encontraron y la devolvieron a casa. Fue un feliz reencuentro anhelado por su familia.
En el libro de Apocalipsis, Juan describe la visión de un cielo y una tierra nuevos, y nuestro futuro reencuentro con el Señor (21:1-5). El contexto no es sólo geográfico, sino de vida para el pueblo de Dios —una gloriosa realidad con Dios y Su pueblo habitando juntos por la eternidad.
Juan describe los beneficios para el pueblo de Dios cuando Él establezca Su morada en medio de éste. Las consecuencias debilitantes del pecado quedarán abolidas para siempre. En la visión de Juan, el pesar, la muerte, el dolor y la separación serán parte de las primeras cosas que entonces serán sólo el pasado. El viejo orden abre paso a uno nuevo y perfecto, un reencuentro de bendición eterna. «He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo… Y el que estaba sentado en el trono dijo: he aquí, yo hago nuevas todas las cosas» (Apocalipsis 21:3,5).
Un día, todos nos regocijaremos en un feliz reencuentro en el cielo con nuestro Padre celestial. ¡No podemos imaginar qué día de regocijo será ése!
La separación es la ley de la Tierra; el reencuentro es la ley del Cielo.

APRENDE A AMAR LA PALABRA DE DIOS

sábado, 19 de junio de 2010

HOY.. AMARE EL PODER DE LA PALABRA

“ Es la palabra de Dios, la cual produce sus resultados en ustedes los que creen” I Tesalonicenses 2:13
El valor de la palabra de un hombre depende del conocimiento que de él tenga quien lo escuche. Hay una gran diferencia cuando un hombre dice que dará la mitad de lo que tiene, si es un pobre que sólo posee una cuantas monedas en su bolsillo o si es un millonario quién lo dice.
El poder de la palabra de Dios es infinito. La Biblia dice que por el poder de su palabra fueron creados los cielos. El habló y así se hizo; ordenó y fue obedecido. En la palabra obra la omnipotencia de Dios; su palabra tiene poder creador y hace que surja a la existencia aquello de lo que habla. Como palabra del Dios vivo, es palabra viva y que da vida. No solo hace surgir a la vida, sino que también hace vivir lo que está muerto.
El poder reavivador de su palabra hace levantar a los muertos y darles vida eterna a las almas muertas. Toda la vida espiritual nos llega a través de su palabra, porque nacemos de semilla incorruptible por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
La Palabra de Dios hoy hará que se desarrolle en mí la disposición o gracia que ordena o promete. Nada puede resistir al poder de la palabra de Dios cuando se recibe en el corazón por medio del Espíritu Santo. La voz del Señor es poder. Todo depende de saber recibir la palabra en el corazón.
Qué magnificas perspectivas abre esto para mi vida espiritual. Me hace ver que los tesoros y las bendiciones de la gracia de Dios están a mi alcance. La palabra tiene poder para iluminar mi oscuridad y llevar a mi corazón la luz de Dios, el sentimiento de su amor y el conocimiento de su voluntad.
Hoy la palabra puede llenarme de fortaleza y valor para vencer a todos los enemigos y hacer que todo lo que ordene el Señor se haga realidad. La Palabra de Dios hoy me limpiará y me santificará, desarrollará en mí, fe y obediencia, y será en mí la simiente de todos los rasgos de semejanza con mi Dios. A través de la palabra, el Espíritu me llevará a toda verdad, hará que sea cierto en mi todo lo que hay en la palabra y, de ese modo, preparará mi corazón para que sea la morada del Padre y del Hijo.
Señor. Gracias por tu palabra. A veces la palabra de los hombres no se ha cumplido pero la tuya siempre se cumple. Señor ayúdame hoy a conocer tu palabra a vivirla y saber que ese poder de tu palabra todavía está en vigencia. Por tu palabra fueron creados los cielos y la tierra y por tu palabra yo iré a los cielos y aprenderé a vivir en victoria aquí en la tierra. Señor quiero ser obediente a tu palabra y a permitir que tu Santo Espíritu siempre siembra la semilla de ella en lo profundo de mi corazón. Amen

«BODAS DE PLATA Y DE LUTO»

Eran unas bodas de plata. Veinticinco años de dichosa vida matrimonial. Un cuarto de siglo de vivir juntos, de vivir unidos, de vivir ligados por estrechos vínculos de amor, de compañerismo, de fidelidad.

Neil y Brenda Janson, de Hayes, Inglaterra, quisieron celebrar sus bodas de plata en la misma capilla donde se habían casado veinticinco años antes, frente al mismo clérigo con los mismos testigos. Pero cuando Neil, el esposo, repitió las palabras del clérigo y renovó así sus votos de amor eterno, sucedió algo que desconcertó a todos. En ese momento sufrió un paro cardíaco que puso fin a sus días. Murió agarrando la mano de su esposa. Los amigos y parientes llamaron a la celebración: «bodas de plata y de luto».

Uno se pregunta: ¿Por qué tiene que morir un hombre todavía joven, precisamente en el día en que celebra sus veinticinco años de casado? Veinticinco años de matrimonio, vividos en amor, fidelidad y compañerismo son una tremenda bendición, y terminar ahí la vida, habiendo gozado de un matrimonio feliz, es un fracaso en el sentido de que es tanto un suceso funesto como un resultado adverso.

Sin embargo, mil veces más fracaso que un paro cardíaco es la destrucción de un hogar, tenga el tiempo que tenga. Consideramos que hubo injusticia divina porque un matrimonio que se llevaba bien, en el que no había peleas y reinaba la paz, se encontró con una súbita separación forzada.

No obstante, eso no es fracaso. Fracaso es no considerar lo sagrado de los votos. Fracaso es no tener paciencia en el matrimonio. Fracaso es ser irreverente y descortés con su pareja. Fracaso es cortar la comunicación y cerrar la puerta del corazón. Fracaso es ser infiel, es engañar al cónyuge, es cometer adulterio y así menospreciar los votos de honor y fidelidad mutuos. Eso es fracaso.

La calidad de nuestra vida no la determinan los años. La felicidad, la paz, el éxito en el matrimonio son el resultado de entrega mutua, de sometimiento recíproco, de sacrificio, de amor. Estas son virtudes que no responden a una emoción pasajera sino a una decisión: la de considerar sagrados nuestros votos y de amar de todo corazón a la persona que Dios nos ha dado hasta que la muerte nos separe.

Con Cristo en nuestra vida y en nuestro matrimonio podemos tener ese premio. Hagamos de Él nuestro dueño y Señor. Él le dará a nuestro matrimonio no sólo largos años de permanencia sino fuertes sentimientos de amor.

Hermano Pablo

PAPI DEVUELME MIS MANITAS

Una familia había comprado un carro lujoso. El padre amaba ese auto.
Llegando a una gasolinera los padres bajan y dejan al niño de 3 años en el auto, cerrando las puertas…el niño, encontró un marcador y comenzó a escribir en todo aquel tapizado, con un gran entusiasmo y amor. Al regresar, el padre enfurecido, comenzó a golpear al niño en sus manos con mucha fuerza…hasta que tuvieron que sacarle al niño estaba muy maltratado y tuvieron que llevarlo al hospital.
En el hospital, les notifican que sus manos habían quedado lisiadas por la golpiza. Encontrando al padre en la habitación envuelto en làgrimas…el niño le dice sonriente…¡¡Hola papi…ya aprendí la lección…no lo voy hacer mas papi…¡ ¡Pero por favor que me compongan mis manitas! !El padre salió de aquella habitación muy triste. Aquello marco su vida para siempre.
Por qué le damos tanta importancia las cosas materiales al grado de lastimar a nuestros seres queridos? ¡¡¡QUE GRANDE ESTUPIDEZ!!! ”Un día nací, un día moriré , y nada me llevaré, pero ¿estoy realmente viviendo?” “Una casa está hecha de roca y madera, un hogar…de amor y entrega”.
A veces descuidamos la relación de familia por cosas materiales. No olvidemos que primero están las personas.
Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Genésis 12:3.
Se levanta aùn de noche Y da comida a su familia Y ración a sus hijos. Proverbios 31:5.