sábado, 3 de abril de 2010

¿QUIÉN MATÓ A CRISTO?


—¿Quién mató al yigüirro?
—Yo, yo lo maté
con mi arco y mi flecha
—dijo el soterré.

—¿Quién en su agonía
lo miró sufrir?
—Yo —dijo la mosca—,
yo lo vi morir.

—¿Quién cogió su sangre
color de rubí?
—Yo —dijo el pescado—,
yo la recogí.

—¿Quién cosió su herida?
—El águila fue,
con su hilo y su aguja,
su pico y su pie.

—¿Quién abrió la tumba,
allá en el panteón?
—La niña lechuza
con su azadón.

—¿Quién cantó la misa
en el funeral?
—Padre zopilote,
que canta tan mal.

—¿Y sin la mortaja,
qué iremos a hacer?
—Los pollos ligeros
la irán a traer.

—¿Quién al campanario
subirá a doblar?
—El toro, que sabe
muy bien repicar.

—¿Quién en el entierro
guiándonos irá?
—La golondrinita
se ha ofrecido ya.

—La triste noticia,
¿quién irá a llevar?
—Yo —dijo la viuda,
rompiendo a llorar.

—¿Quién de sus virtudes
el discurso hará?
—La elocuente lora
de él se encargará.

—¿Quién con triste llanto
lo irá a despedir?
—El ganso, que es hombre
de mucho sentir.1

Estos encantadores versos que aprendieron alguna vez los niños en las escuelas primarias de Costa Rica inspiraron la siguiente poesía basada en la historia sagrada:

—¿Quién mató a Cristo?
—Yo lo crucifiqué,
yo y los jefes judíos
—dijo el sumo sacerdote.2

—¿Quién lo entregó, de los doce,
con un beso en la mejilla?
—Yo —dijo Judas Iscariote—,
por treinta monedas de plata.3

—¿Quién se lavó las manos
en señal de inocencia?
—Yo —dijo Pilato,
con la conciencia remordida.4

—¿Quién negó al Maestro,
que lo miró de frente?
—Yo —dijo Pedro,
llorando amargamente.5

—¿Quién le llevó el madero
a la cima del Calvario?
—Yo, Simón el cireneo,
para aliviar su tormento.6
—¿Quién de los de cerca
lo miró sufrir?
—Yo —dijo Juan, a quien amaba—,
yo lo vi morir.7

—¿Quién al lado suyo
le imploró clemencia?
—El ladrón arrepentido,
humillado en su presencia.8

—¿Quién dijo aterrado:
«¡Éste era el Hijo de Dios!»?
—El centurión romano,
cuando la tierra tembló.9

—¿Quién limpió su sangre
de color carmesí?
—Yo —dijo la madre—,
yo la recogí.10

—¿Quién ungió su cuerpo
para la sepultura?
—Yo —dijo Nicodemo—,
con áloe y con mirra.11

—¿Quién le dio una tumba
de su propiedad?
—José de Arimatea,
quien selló la entrada.12

—¿Quién llevó las nuevas
de su resurrección?
—María Magdalena.
¡Había visto al Señor!13

—¿Quién lo vio ascender
en las nubes hacia el cielo?
—Cada apóstol de los once,
a quienes comisionó.14

—¿Quién mató a Cristo?
—Yo, yo lo maté
con mi culpa y mi pecado.15
—¡Señor, perdóname!


LA PIEDRA DE TU SEPULCRO

1 El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro; y vio quitada la piedra que tapaba la entrada. 2 Entonces se fue corriendo a donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, aquel a quien Jesús quería mucho, y les dijo:
--¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto!
3 Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. 4 Los dos iban corriendo juntos; pero el otro corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro. 5 Se agachó a mirar, y vio allí las vendas, pero no entró. 6 Detrás de él llegó Simón Pedro, y entró en el sepulcro. Él también vio allí las vendas; 7 y además vio que la tela que había servido para envolver la cabeza de Jesús no estaba junto a las vendas, sino enrollada y puesta aparte. 8 Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio lo que había pasado, y creyó. 9 Pues todavía no habían entendido lo que dice la Escritura, que él tenía que resucitar. 10 Luego, aquellos discípulos regresaron a su casa. (Juan 20:1-10)

Cuando María Magdalena fue al sepulcro aquella mañana muy de temprano, su mayor preocupación era quién removería la piedra de entrada al sepulcro para que ella y la otra María pudieran ungir el cuerpo de Jesús con las hierbas aromáticas.

Como buenas mujeres judías habían tomado la responsabilidad de conseguir las hierbas y muy de temprano dirigirse al sepulcro a cumplir con su responsabilidad para con el Maestro.

La piedra física que tapaba la entrada, era analógicamente muy similar a la piedra espiritual que les impedía ver más allá de los agitados sucesos de los últimos días: El Señor arrestado, indagado, humillado, golpeado y finalmente levantado en una cruz. Todo había sucedido muy rápido, el dolor , la confusión de lo pasado, la incertidumbre por lo venidero no les dejaba ver, tal piedra cubría su entendimiento y las llenaba de un profundo sentimiento de tristeza y temor.

Pero esa mañana Dios tenía otros planes. Al llegar al sepulcro, la piedra corrida. La situación había cambiado, algo no estaba bien presintieron ellas, con temor se acercaron y a pesar de que la piedra ya no estaba seguían sin entender.

Hace ya más de 2000 años que Dios decidió correr la piedra del sepulcro, muchos hoy aún no entienden que ha pasado. A pesar que la piedra ha sido corrida, en sus vidas una gran roca les impide ver más allá de la entrada. Una gran piedra les impide poder salir de su propio sepulcro para alcanzar la vida abundante que Jesús posibilitó al subir a la cruz primero y al correr la piedra después (su resurrección).

¿Cuál es la piedra que tapa tu visión hoy? ¿La que no te deja ver que el sepulcro está vacío? Es tal vez la vorágine de la vida, e l trabajo y las obligaciones? ¿Una vieja amargura que no te permite perdonar? ¿La cadena de un pecado de la que no puedes liberarte? ¿La ausencia de un ser querido? ¿El abandono, la soledad, el maltrato, la enfermedad? ¿Cuál es la piedra que no te deja salir de tu sepulcro interior?

Ninguna de estas piedras son obstáculo insalvable para aquél que venció la muerte, a todas ellas Jesús puede correrlas, quitarlas del medio, el mismo poder que lo levantó de la tumba y corrió la piedra es la que está disponible hoy para todo aquél que quiera tener un encuentro con el Resucitado.

¡Sí!, Él ha resucitado para que tú puedas tener vida y vida en abundancia, para sanarte, para limpiarte, para restaurarte y regalarte vida eterna.

Los discípulos que llegaron al sepulcro avisados por las mujeres, vieron y creyeron, aún no habían comprendido que Él tenía que resucitar, pero las evidencias eran ineludibles, la piedra ya no estaba, los hechos hablaban por sí mismos, entonces pudieron creer y su tristeza se volvió en alegría.

Cree en el Señor Jesucristo y su obra de salvación en la cruz por ti, y podrás vivir lo que María Magdalena experimentó después:

-Mujer, ¿por qué lloras?
Ella les dijo:
-Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto.
14 Apenas dijo esto, volvió la cara y vio allí a Jesús…
(Juan 20,13-14)

Podrás ver a Jesús a tu lado, actuando en tu vida, cambiándola y llevándose todas tus lágrimas.

Si tienes inquietudes, preguntas o necesitas ayuda para tomar este paso en tu vida, no dejes de responder a este mail.

jueves, 1 de abril de 2010

EL VALOR DEL EQUIPO

Esta semana quisiera conversar un poco sobre “Trabajo en Equipo” y agradecerle a los miembros de nuestro equipo (ustedes) por involucrarse de verdad.
La mayoría de ustedes me conocen a través de “Momentos Motivadores”, como editora y publicadora, pero también hago otros trabajos, incluyendo evaluación de portales de Internet, rediseño, análisis de registros de redes, e investigación para compañías que buscan mejorar sus ventas o para adquisiciones.
Trabajo con compañías más pequeñas donde las puedo ayudar inmediatamente. Luego este mes voy a comenzar una página “Acerca de Mí” para ponerlos al tanto de los detalles.
A menudo me preguntan el valor de tener a varias personas trabajando en un proyecto. El valor real, como lo veo, si podemos armar un equipo de individuos con talentos únicos, dispuestos todos a escuchar y aprender el uno del otro, nadie podrá vencerles.
En mi trato diario con clientes, soy parte de su equipo, ayudándoles con soluciones, y ellos son parte de mi equipo, ayudándome a mejorar nuestros servicios.
Me gusta pensar de esto como de una compañía virtual con múltiples recursos.
A veces me preguntan: “¿Cómo logramos motivar a nuestra gente a participar de este proyecto?” Les contesto: “Crea que valen, muéstreles que su contribución es importante y que será considerada, y que sì podemos ayudar a la gente a descubrir lo que les motiva individualmente y mostrarles cómo la auto-motivación es su más grande recurso, entonces pienso que los encontrará listos, dispuestos y capaces de ayudar”.
No creo que la gente quiere ser negativa. Sólo pienso que algunas veces somos tan bombardeados diariamente con ello que es difícil cambiar velocidades a la manera en que queremos ser y pensar.
Tan a menudo buscamos respuestas fuera cuando las verdaderas están realmente dentro de nosotros.
A veces nos trabamos y entonces es cuando necesitamos ayudantes: citas, historias, ayudas audiovisuales, seminarios, un entrenador, o el oído amigo de un amigo o familiar para recordarnos lo que queremos y que somos lo suficientemente buenos como para obtenerlo.
Así que la próxima vez que nos sintamos un poco negativos, recordemos a nuestros ayudantes y recobremos la mentalidad que deseamos y seamos parte de este equipo mundial que intenta hacer la diferencia “una persona a la vez” (lo que implica comenzar con nosotros primero).
He aquí un maravilloso y brillante nuevo año para que triunfemos. Inspirémonos a hacer algo que hemos querido por mucho tiempo. Hallemos maneras de mantenernos motivados. Con entrega, esfuerzo y constante evaluación nos hallaremos en camino al éxito.
Marlene
Fuente: www.motivateus.com
El Señor Jesús nos dió el mejor ejemplo de trabajar en equipo. Cuando comenzó su ministerio se rodeó de 12 hombres y ese fue su equipo. Y que equipo!!!. Ya estàs aprovechando la belleza y el valor de tu equipo?
Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. Mateo 5:1
Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: !!Señor, sálvanos, que perecemos! Mateo 8:25
Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos. Mateo 9:19

¿LE IMPORTA A DIOS?

Lectura: Marcos 14:32-42.
"Y [Jesús] tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte" Marcos 14:33-34
En un terrible año, tres de mis amigos murieron rápidamente uno tras otro. Mi experiencia con las dos primeras muertes no contribuyó para nada en prepararme para la tercera. Apenas si podía hacer otra cosa que no fuera llorar.
Encuentro extrañamente consolador el hecho de que Jesús respondió de una manera muy parecida a la mía cuando enfrentó el dolor. Me consuela saber que Él lloró cuando Su amigo Lázaro murió (Juan 11:32-36). Eso me da una revelación asombrosa de cómo debió haberse sentido Dios con respecto a mis amigos, a quienes Él también amaba.
Y en el huerto la noche antes de Su crucifixión, Jesús no oró: «Oh, Señor, estoy tan agradecido de que me hayas escogido para sufrir en Tu nombre». No, Él experimentó dolor, temor, abandono, incluso desesperación. El libro de Hebreos nos dice que Jesús rogó «con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte» (5:7). Pero no fue salvado de la muerte.
Es demasiado decir que Jesús mismo hizo la pregunta que nos angustia: ¿Le importa a Dios? ¿Qué otra cosa pueden significar Sus palabras en ese oscuro salmo: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?»? (Salmo 22:1; Marcos 15:34).
Jesús soportó Su dolor porque sabía que Su Padre es un Dios de amor en quien se puede confiar sin importar cómo se presenten las circunstancias. Demostró con fe que la respuesta final a la pregunta ¿Le importa a Dios? es un rotundo ¡Sí!
Cuando sabemos que la mano de Dios está en todo, podemos dejarlo todo en la mano de Dios.

miércoles, 31 de marzo de 2010

EL VAGABUNDO Y LA PERRA

Quiero que conozcan de un evento que cambió mi vida hace muchos años.
Es un recuerdo que me viene periódicamente, pero es uno de los más preciosos que mi esposa y yo compartimos. Estoy agradecido de que lo podamos recordar juntos. Es un recordatorio de que las cosas no son lo que parecen y que los ángeles vienen en distintos envoltorios.
Vivimos en College Station, Texas e íbamos de camino a casa desde Houston, Texas, alrededor del àrea de Weston Lakes un sábado o domingo en la mañana. Y cuando digo mañana, no hablo de 1:00 a 2:00 en la mañana. Estábamos en camino hacia casa y decidimos detenernos en una gasolinera para tomar café y comer algo ya que nos tomaría una buena hora y media llegar a nuestro destino.
Cuando acabamos, nos subimos a nuestro auto y antes de arrancarlo, observamos a un hombre de pie, fuera, frente al edificio. Uno podía darse cuenta de que era un desposeído. Su ropa estaba hecha andrajos y desgastada y parecía que él había entrado y comprado café o algo para mantenerse caliente ya que hace frío en esta parte del año. Debió haber tenido insuficiente dinero para comprarse algo de comer.
Eso no es algo que recuerdo muy bien, porque eso no fue lo que me “conmovió”.
Lo siguiente que recuerdo es una perra que caminó hacia el frente del edificio. Siendo un amante de los perros, noté que ella era parte loba y probablemente parte pastora alemán.
Supe que se trataba de una perra porque uno podía darse cuenta de que había estado amamantando cachorros. Necesitaba terriblemente algo que comer y me sentí mal por ella. Me di cuenta de que si no comía pronto, ella y tal vez sus cachorros perecerían.
Mi esposa y yo nos quedamos sentados y la miramos. Notamos que la gente le pasaba al lado y ni siquiera la acariciaban, como hace la mayor parte de la gente al pasarle al lado a un animal frente a una tienda. Puede que no haya estado tan bonita y limpia como la mayoría, pero aun merecía mejor suerte. Pero todavía no hicimos nada. Pero alguien lo hizo.
El hombre desposeído, que pensé que no podía comprarse nada para comer, regresó a la tienda. Y lo que hizo nos aguó los ojos a mi esposa y a mí. Había vuelto a la tienda y con el dinero que tenía, compró una lata de comida para perros y dio de comer a aquella perra.
Sé que esta historia no inspira tanto como muchas otras, pero juega un papel importante en nuestras vidas. Y a mucha gente se le olvida que algunos animales son padres también. Y tanto los animales como nosotros somos creación de Dios.
Sería una mejor historia si pudiese recorder todos los detalles, pero aun sin ellos, creo que todavía comunica el mensaje.
Se necesitó a un hombre desposeído para mostrarme lo que yo debí haber hecho. Él me hizo un hombre mejor ese día.
Chris, “Enseñando lo que Más Necesito Saber”
Compasión es algo que necesita estar en nuestro corazón. Compasión puede hacer la vida diferente para alguien.
Y cuando la abrió, vio al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo: De los niños de los hebreos es éste. Èxodo 2:6.
Y Saúl dijo: Benditos seáis vosotros de Dios, que habéis tenido compasión de mí. 1 Samuel 23:1.
!Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí, Porque la mano de Dios me ha tocado! Job 19:21.

¿INMUNDO? ¡SE LIMPIO!

Lectura: Marcos 1:40-45.
"Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio" Marcos 1:41
Cuando leo Marcos 1:40-45 imagino la siguiente escena: Le vieron venir hacia ellos desde el otro lado del camino. Estaba agitando los brazos para advertirles que debían alejarse. Le reconocieron por el pañuelo que le cubría la nariz y la boca. Tenía las vestimentas rotas y la piel se le caía del cuerpo. Era un leproso, ¡un inmundo!
La multitud alrededor de Jesús se dispersó cuando el leproso se les abalanzó, poniéndose en medio de ellos. Todos tenían miedo de que les tocara porque entonces ellos mismos se harían inmundos. A los leprosos se les excluía de la vida religiosa de la comunidad, se les aislaba de la sociedad y se les obligaba a llevar luto por su propia muerte rasgando sus vestiduras.
Pero este leproso se echó a las pies de Jesús, clamando a Él en un acto de desesperación y fe para ser restaurado y volver a ser una persona íntegra: «Si quieres, puedes limpiarme» (v. 40). Teniendo misericordia de él, Jesús le tocó y le dijo: «Quiero, sé limpio» (v. 41). Jesús sanó al hombre de su lepra y le dijo que se mostrara al sacerdote del templo.
Jesús tiene el poder de limpiar, perdonar y restaurar a aquellos que han quedado atrapados sin esperanza e impotentes en su pecado y no pueden encontrar una salida. Confía en que Él te dirá: «Quiero, sé limpio».
Jesús es un especialista en la restauración.

martes, 30 de marzo de 2010

¡CUIDADO CÓMO CONSTRUYE!

Al fin terminaron de construir la sencilla cabaña. No era una casa como la de Hansel y Gretel, toda hecha de dulces y caramelos. No era un palacio de cristal y marfil como el de Almanzor el Califa. No era tampoco una casamata de acero, a prueba de tanques y de bombas. Ni era una casa ultramoderna de las que aprovechan la energía solar. Pero Boris Cruz y Agustín Puello, sus constructores, la miraron satisfechos: valía un millón de dólares.

Es que la pequeña cabaña construida en la Bahía de Biscayne estaba hecha íntegramente de paquetes prensados de marihuana. Sólo las paredes pesaban más de una tonelada. La policía marítima de Miami, Florida, acabó con los sueños que edificaron Boris y Agustín.

He aquí una noticia de esas que hacen pensar. Ingeniosa fue la ocurrencia de ambos narcotraficantes de construir una cabaña con paquetes de la droga. Así podía pasar desapercibida y parecer una cabañita más, hecha de hojas de palmera comunes en esa islita turística.

Estos hombres construyeron una cabaña que llevaba dentro la muerte lenta de miles de seres humanos. Así mismo hay otros que edifican lentamente la casa en que ellos mismos morirán. Y no se trata de una casa material, para ser habitada, sino una casa moral y espiritual.

El apóstol Pablo, en su primera carta a la iglesia de Corinto, recomienda que «cada uno tenga cuidado de cómo construye, porque nadie puede poner un fundamento diferente del que ya está puesto, que es Jesucristo» (1 Corintios 3:10‑11). Así compara el carácter del ser humano a una casa que se edifica. Si queremos construir un buen carácter cristiano, un carácter verdadero, recto, justo y noble, tenemos que empezar con un buen fundamento. Y ese fundamento es Jesucristo.

Hay quienes pretenden edificar su vida sobre sus propias ideas filosóficas o, simplemente, sobre su propia voluntad. ¡Craso error! El resultado es siempre la destrucción y la ruina. En cambio, los que edifican su vida sobre el fundamento de Cristo, edifican bien y seguro.

Jesucristo es la piedra angular, la roca sólida sobre la que es posible edificar una vida mejor. Hagamos de Cristo nuestro Señor y Salvador, y el cimiento estable de una vida superior.

Hermano Pablo