miércoles, 24 de febrero de 2010

ANTÍDOTOS DE LOS CELOS

Todo comenzó bien, así como comienza la mayoría de los matrimonios. Había ternura, había afecto y, más que nada, había amor. Sin embargo, pasada la luna de miel, el matrimonio comenzó a andar mal. En medio de dos que se amaban, se interpusieron los celos, que destruyen todo lo que tocan.

Un día Francisco Contreras, de Monterrey, México, no soportó el acoso de los celos y le pegó un tiro a su esposa, Sanjuana, en el temporal derecho. Acto seguido, se disparó él mismo en la sien. Ninguno de los dos murió, pero Sanjuana quedó con las facultades mentales alteradas, y Francisco perdió la vista en un ojo. Los celos habían triunfado.

Si hay algo que los matrimonios deben rehuir, son los celos. Los celos consumen alma, corazón, mente y vida, y mientras los están consumiendo, conducen a la locura, terminando en tragedias como aquella.

Hay celos que son naturales y saludables, y que provienen de un amor genuino. La Biblia dice que aun Dios es un Dios celoso que con diligencia vela por los suyos. Pero hay, también, celos morbosos, perjudiciales y enfermizos, producto de oscuros y bajos complejos. Esos son celos destructivos.

¿Cómo evitar que haya celos destructivos? Se comienza estableciendo un patrón de fidelidad incondicional entre esposos. El cónyuge debe saber, sin la más mínima duda, que su pareja, por nada en la vida, defraudaría los votos nupciales de amor y lealtad que los dos hicieron ante Dios.

Luego, cada cónyuge debe desarrollar fe y confianza en Cristo. La fe profunda en Cristo nos libra de psicopatías enfermizas. Cuando ambos esposos son verdaderos seguidores de Cristo, no hay entre ellos ningún brote de malos celos.

Añádase a esto el cultivo a fondo de la amistad matrimonial. Cuando el amor —el buen amor, el amor basado en un compromiso inquebrantable— se cultiva con sumo cuidado, los celos malignos no tienen ocasión de brotar. Porque al conservar el amor genuino, nos inmunizamos contra los celos destructivos.

Dios, el diseñador del matrimonio, es también la fuente del amor. Cuando nuestro matrimonio y nuestra vida están en armonía con Dios, estamos también en armonía con nuestro cónyuge, y los celos no tienen dónde aflorar.

Con Cristo en el matrimonio, no hay lugar para celos enfermizos. Sólo hay lugar para un amor cálido, puro, tierno y cristiano. Sea Cristo, desde hoy, el Señor de nuestro matrimonio. En él hay paz y confianza y seguridad.

Hermano Pablo

COMO PARA USTED MISMO

Un conductor de autobús se sintió molesto con lo que observó. Al final de su ruta había un campo desierto donde los “marrones” de la localidad habían arrojado su basura, transformándolo en un basurero clandestino. El conductor tenía por lo menos una parada de siete minutos varias veces por día. Se había cansado de ver este desorden y un día decidió salir de su autobús y emplear los pocos minutos de su tiempo de espera recogiendo algunas botellas y latas.
Al día siguiente trajo una bolsa mayor y unos guantes, y durante cada parada juntaba un poco más de basura. Después de una semana de hacerlo, estaba tan animado por el cambio que había conseguido en el campo que decidió emplear todo su tiempo libre para limpiar el jugar. Trabajó durante todos los meses de invierno y, cuando llegó la primavera, decidió sembrar algunas flores.
Al final del verano, algunos de sus constantes pasajeros comenzaron a ir con él hasta el final del recorrido solamente para ver lo que el conductor había logrado. Había convertido un basurero en un prado… en períodos de unos pocos minutos y toda la comunidad fue beneficiada.
Nuestros vecindarios son tan buenos como aquellos que viven en ellos. ¡Haga del suyo un lugar aun mejor para que usted y sus vecinos puedan llamarlo hogar!
Cuando trabaja para otros, hágalo con el mismo entusiasmo como si fuese para usted mismo.
Filipenses 2:4
No buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás.

ARREGLANDO EL LIO

Lectura: Rut 1:15-22.
"¿Por qué me llamaréis Noemí, ya que Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido?" Rut 1:21
Cuando nos encontramos con Noemí en las Escrituras, su vida es un lío. Ella y su esposo habían partido hacia Moab buscando alimento durante una hambruna. Mientras estuvieron en dicho país, sus dos hijos se casaron con mujeres moabitas y la vida les sonreía; hasta que el esposo y los hijos de Rut murieron y ella se quedó estancada y viuda en un país extranjero.
Aunque Noemí era honesta en cuanto a su dolor, obviamente tenía la sensación de quién tenía el control: «Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido» (Rut 1:21).
La palabra hebrea para «Todopoderoso» (Shaddai) indica la suficiencia de Dios para cualquier situación. La palabra «Jehová» (Yahweh) se refiere a Su fidelidad como el Dios amoroso que guarda el pacto. Me encanta cómo Noemí junta estos dos nombres. En medio de su queja, ella jamás perdió de vista el hecho de que su Dios era un Dios capaz y fiel. Y, ciertamente, Él demostró Su capacidad para librarla a ella y Su fidelidad para cuidar de ella al final.
Si parece que no hay salida para tu desesperación, recuerda que el Dios de Noemí también es tu Dios. Y Él se especializa en arreglar nuestros líos para sacar de ellos resultados buenos y gloriosos. Afortunadamente, Él es capaz y fiel. Así que, cuando tu vida esté hecha un lío, ¡recuerda quién es tu Dios!
Da un paso hacia atrás y observa al Señor arreglar tu lío, para convertirlo en un resultado glorioso.

martes, 23 de febrero de 2010

KILOMETRO EXTRA

El jefe de ventas de una compañía de seguros de Nueva Escocia le dijo a un grupo de vendedores que no eran lo suficiente agresivos, ni sociables para triunfar en las ventas. Después de estas palabras de estímulo, uno de los vendedores de seguros miró por la ventana y tuvo una idea.
En la parte externa de su ventana en el piso decimoséptimo vio un andamio con algunos empleados lavando ventanas desde allí.
Rápidamente escribió una nota y la sostuvo contra la ventana para que la pudiesen ver. La nota les preguntaba si no estaban interesados en un seguro de vida, accidente o invalidez.
Los hombres respondieron, bromeando, que no podían parar con lo que estaban haciendo para hablar con él, pero si deseaba unirse a ellos sobre el andamio, estaban dispuestos a escucharlo mientras trabajaban. ¡El vendedor aceptó su propuesta! Usando un cable adicional desde el techo, se bajó él mismo hasta el andamio. En el transcurso de su conversación, ¡le vendió a uno de los hombres un seguro de vida por cincuenta mil dólares!
A veces usted debe ir a lugares especiales y encontrarse en situaciones especiales, caminando el kilómetro extra, para tener éxito.
Los fracasos busca métodos placenteros, los éxitos resultados.
Hebreos 12:11
Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza; sin embargo, a los que han sido ejercitados por medio de ella, les da después fruto apacible de justicia.

ESPERANDO LA COSECHA

Lectura: Marcos 4:26-29.
"Primero hierba, luego espiga, después grano lleno... la siega ha llegado" Marcos 4:28-29
En el libro What’s Gone Wrong With the Harvest? (¿Qué salió mal en la cosecha?), James Engel y Wilbert Norton ilustran en un gráfico cómo a menudo las personas pasan por una serie de etapas de pre-conversión antes de cruzar la línea de fe y recibir a Jesús como su Salvador.
Cuando escuchamos a las personas compartir su experiencia de conversión, puede que nos parezca que la fe se dio de inmediato. Pero su salvación frecuentemente conlleva una historia de trasfondo ampliado de peregrinaje espiritual antes de que tomaran esa decisión. Necesitaron tiempo para reflexionar en el Evangelio. Para ellos, llegar al Salvador fue un proceso.
Esto es similar al proceso de la agricultura: los meses de espera llegan a su fin y los obreros entran a raudales a los campos para ayudar con la cosecha. Una de las parábolas de nuestro Señor ilustra cómo la fe —al igual que un cultivo— necesita tiempo para desarrollarse. Responder al Evangelio es como una semilla que crece «primero hierba, luego espiga, después grano lleno», hasta que, finalmente «la siega ha llegado» (Marcos 4:28-29).
Debido a que puede que las personas necesiten tiempo y que se les exponga el Evangelio muchísimas veces antes de que estén listas para tomar una decisión, tenemos que ser sensibles en cuanto a dónde se encuentran ellas en su peregrinaje de fe. Mientras tanto, podemos cultivar el interés espiritual, orar por ellas ¡y esperar la cosecha!
Sembramos la semilla; Dios produce la cosecha

lunes, 22 de febrero de 2010

EL REY SALVADOR

El rey Baber de la India era un buen príncipe que hacía todo lo que le era posible para el bienestar de sus súbditos, pero entre ellos tenía a un soldado el cual era su mortal enemigo; cierto día paseándose el rey disfrazado por la ciudad para ver de cerca el ambiente de su pueblo se desarrolló la siguiente escena: Un elefante se había escapado y destruía con sus gigantescas patas todo lo que encontraba a su paso. Muy cerca de sus pies estaba un pobre niño de la casta de los parias, el cual se encontraba tendido en el suelo medio muerto de hambre, nadie se atrevía a levantarlo ya que si lo hubiese hecho todos le habrían aborrecido; en aquel mismo instante el rey se lanzó sobre el niño y lo arrebató con un rápido golpe, salvándole así de una muerte trágica. En el mismo momento de levantar al niño se le cayó de la cabeza el turbante y descubrieron todos que era el rey, causando un asombro general.

Entre los concurrentes se encontraba su mortal enemigo, el cual al ver el acto de valor del rey, se derribó a sus pies y le confesó lo que intentaba hacer.

-Señor, yo soy tu enemigo; había resuelto matarte hoy, pero el que salva la vida es mayor que el que la destruye; mis manos nada pueden contra los que Dios protege. Toma mi espada y mata a los que te quieren matar.

El rey tomó el soldado por la mano y lo levantó; y con una sonrisa llena de bondad le dijo:

-De ningún modo; toma tu espada y empléala desde ahora en mi servicio; desde hoy te hago guardia de mi palacio.

Desde entonces fue uno de los soldados más fieles y más valientes del rey Baber.

¿No nos recuerda esto la historia de Jesús el Rey de reyes, el cual aún cuando nosotros éramos pecadores nos perdonó y nos ha hecho príncipes con El, y Sacerdotes?

TODO ES TODO

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