lunes, 15 de febrero de 2010

PASTORES FALIN Y JORDI



Aquí esta nuestro Pastor Falin junto al Pastor Jordi,Pastor invitado este domingo para dar la palabra.

MAESTRAS DE LA ESCUELA DOMINICAL


Estas son las maestras de las escuelas dominicales, este pasado domingo el Pastor Falin oró por su ministerio como maestras y por su gran labor de enseñar la palabra de Dios a los mas pequeños.


TU DECIDES QUE DIEMBRAS

«SÓLO ERA CUESTIÓN DE TIEMPO»

Voy a matar a mi padre —advirtió el joven de diecisiete años de edad.

Su amigo, también de diecisiete, le respondió, riéndose:

—No digas tonterías.

Y compartieron ambos un cigarrillo de marihuana.

—Voy a matar a mi padre —volvió a decirle el mismo joven al mismo amigo diez días después.

Así fue por varias semanas: siempre esa terrible declaración. Hasta que un martes 22 de febrero, Cristóbal Galván cumplió su intención. Mató de varios balazos a su padre Esteban Galván. Acto seguido, se mató él mismo. Fue así como se desarrolló este drama familiar, relatado escuetamente.

En más detalle, el muchacho, estudiante secundario, alto, rubio, bien parecido, vivía atormentado por problemas de personalidad. Además, era víctima del uso insensato de drogas como la marihuana, el crack y la heroína. Su madre había muerto de pena varios años atrás por el divorcio que había sufrido a manos de su padre, que era autoritario y exigente.

Ahí estaban el escenario y los elementos del drama, trágicamente dispuestos. Los personajes jugarían cada uno su papel impecablemente. ¿Qué era lo que hacía falta? El momento inevitable. El testimonio a la policía del amigo de Cristóbal, Jaime Carieri, lo explicaba todo: «Sólo era cuestión de tiempo.»

Aquí cabe hacernos la pregunta, franca y directa: ¿Será posible que se esté incubando en nuestro hogar un drama parecido? ¿Se estarán juntando los elementos letales que pueden desencadenar una tragedia? ¿Hay drogas en nuestra casa? ¿Hay licor? ¿Hay armas? ¿Hay irritación? ¿Hay encono? ¿Hay violencia?

Esos elementos, como hojas secas, se encienden con una sola chispa. La violencia suele estallar súbitamente sin que haya, al parecer, ninguna razón ni motivo. Y casi no hay hogar que esté inmune a ella.

¿Qué podemos hacer? ¿Cómo prevenimos una tragedia en nuestro hogar, en nuestra familia, en nuestra vida?

Lo cierto es que si no tenemos una relación íntima con el Señor Jesucristo, difícilmente tendremos la motivación para controlar esos momentos de crisis. Todos somos lo que es nuestro corazón. La Biblia dice: «De la abundancia del corazón habla la boca» (Mateo 12:34). Todo lo que somos y todo lo que hacemos viene de las intenciones, buenas o malas, de nuestro corazón.

Cristo quiere darnos un nuevo corazón. Él quiere perdonarnos y bendecirnos. Démosle, hoy mismo, nuestra vida. A cada uno nos hará una nueva persona.

Hermano Pablo

domingo, 14 de febrero de 2010

ESCRITO EN ROJO

Lectura: 1 Juan 4:7-19.
"En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él" 1 Juan 4:9
Mi primera Biblia estaba impresa mayormente en letras negras, pero algunas de sus palabras estaban en rojo. No me tomó mucho tiempo descubrir que éstas eran las palabras dichas por Jesús.
Hace más de 100 años, un hombre llamado Louis Klopsch publicó la primera Biblia «con letras en rojo». Al pensar en las palabras de Jesús en Lucas 22:20: «De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama», deliberadamente usó tinta rojo sangre para llamar una especial atención a Sus palabras.
Las palabras de la Biblia son invalorables para nosotros porque nos cuentan acerca de la «Carta de amor» que Dios envió hace 2 mil años en la Persona de Su Hijo (1 Juan 4:10).
El propósito de Jesús al venir a la tierra como Hombre fue morir, ser sacrificado y dar Su vida por la nuestra. El plan de Dios se escribió en rojo, «con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación» (1 Pedro 1:19).
Aquellos de nosotros que hemos aceptado el regalo de amor de Dios estamos llamados a ser «cartas» para aquellos que no Le conocen. Somos epístolas de Cristo «escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo» (2 Corintios 3:3).
Mucho tiempo antes de que se separara un día de febrero para celebrar el amor, el mundo recibió una carta de amor —y eso lo cambió todo (Juan 3:16).
Nada habla con mayor claridad del amor de Dios que la cruz de Jesuscristo.

sábado, 13 de febrero de 2010

EN LOS MOMENTOS DE CRISIS

A fin de rescatar su colección de discos, un hombre se deslizó por el piso de su sala que tenía una inclinación de 45 grados. Una joven de dieciocho años, resuelta a rescatar su loro que había quedado atrapado, pasó a través de una ventana rota. Así mismo un joven de veintiséis años, para recuperar la vieja Biblia de la familia, se metió en su apartamento cuando aún temblaba.

Todos estos, y muchos más casos, se registraron en el valle de San Fernando, California, después de uno de los fuertes terremotos que sacudió el lugar. «A la gente le gusta correr riesgos —explicó Carl Frederick, psicólogo de la Universidad de California—. Es una manera de hacerle frente a la desgracia.»

El terremoto inicial que sacudió todo el valle de San Fernando fue uno de los más desastrosos que ha sufrido el estado de California. En cuestión de segundos dejó sin hogar a más de quince mil personas, dando como resultado inmensas pérdidas materiales. Y así como en toda gran desgracia colectiva, el espíritu de solidaridad manifiesto, que es uno de los valores humanos más importantes, produjo emocionantes pruebas de consuelo y ayuda mutua. Las autoridades del estado acudieron de inmediato con toda clase de ayuda. Y la fe religiosa de muchos cobró nuevo impulso.

Andrés Rogers, un joven que neciamente entró a buscar sus zapatos en su apartamento derrumbado, dijo: «Dios salvó mi vida del terremoto. No me va a dejar morir ahora.» Otro hombre que desafió la orden policial de no entrar a su edificio fue a buscar una caja de clavos. «Tengo que colgar mis textos bíblicos en mi nuevo apartamento —dijo—. Cristo nunca falla.»

Es interesante ver cómo en los momentos de gran calamidad las víctimas piensan en Dios. Como que la fe se acrecienta en tiempos de angustia. Como que nos es más fácil orar cuando experimentamos la desventura.

Lo cierto es que fue también así en los días de Jesucristo. Haciendo un repaso de los cuatro historiadores de la vida de Jesús, vemos claramente que los que se acercaban a Cristo eran los que habían agotado todo recurso humano.

¿Será que sólo buscamos a Dios en los momentos de crisis? Es triste pensar que sólo nos acercamos a la Divina Majestad cuando estamos en derrota. La fe en Cristo es algo que necesitamos todos los días de la vida. La comunión con Dios debe ser habitual, una costumbre de cada momento.

Si no lo hemos hecho todavía, experimentemos el agrado de tener a Cristo como amigo constante. No esperemos llegar al fracaso para buscar a Dios. Él quiere ser nuestro amigo hoy mismo.

Hermano Pablo