sábado, 26 de diciembre de 2009

EL TE PUEDE SACAR DEL HOYO

Lectura: 1 Reyes 19:1-12.
"Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado" 1 Reyes 19:12
Casi todo el mundo en algún momento de su vida se verá afectado por la depresión, ya sea la suya propia o la de otra persona. Algunas señales y síntomas comunes de la depresión incluyen sentimientos de desesperanza, pesimismo, falta de valía e impotencia. Aunque no podemos decir con certeza que los personajes bíblicos experimentaron depresión, podemos decir que algunos sí mostraron una profunda sensación de abatimiento, desaliento y tristeza que va unida a la impotencia personal y a la pérdida de significado y entusiasmo por la vida.
Elías es uno de los personajes bíblicos que encaja en esta descripción. Después de derrotar a los profetas de Baal, recibió una amenaza de muerte de parte de Jezabel. Su esperanza se hizo añicos y el abatimiento hizo presa de él. ¡Quería morirse! Dios ayudó a Elías a lidiar con su abatimiento de varias maneras. El Señor no le reprendió por sus sentimientos sino que envió a un ángel para suplir sus necesidades físicas. Luego, el Señor se reveló y le recordó a Elías que Él estaba obrando en silencio en medio de Su pueblo. Acto seguido, renovó la misión de Elías dándole nuevas órdenes. Finalmente, Dios le recordó a Elías que no estaba solo.
En nuestros momentos de desaliento, ¡recordemos que Dios nos ama y desea sacarnos de esa situación para llevarnos a un lugar donde recibamos una visión renovada de Él mismo!
Los débiles, los indefensos y los desalentados están al cuidado especial del Pastor.

MARCOS VIDAL - EL NIIÑO DE BELEN

EL VERDADERO SENTIDO DE LA NAVIDAD

Un hombre recibió de parte de su hermano un automóvil como regalo de Navidad. Cuando salió de su oficina esa Nochebuena, vio que un niño desamparado estaba caminando alrededor del brillante auto nuevo y que lo contemplaba con admiración.

—¿Este es su auto, señor? —preguntó el niño.

El hombre afirmó con la cabeza.

—Mi hermano me lo dio como regalo de Navidad.

El niño se quedó asombrado.

—¿Quiere decir que su hermano se lo regaló y a usted no le costó nada? A mí sí que me gustaría... —titubeó el niño.

El hombre se imaginó lo que iba a decir el niño: que le gustaría tener un hermano así. Pero lo que el muchacho realmente dijo estremeció al hombre de pies a cabeza:

—Me gustaría poder ser un hermano así.

El hombre miró al muchacho con asombro, y se le ocurrió preguntarle:

—¿Te gustaría dar una vuelta en el auto?

—¡Claro que sí! ¡Me encantaría!

Después de un corto paseo, el niño se volvió y, con los ojos chispeantes, le dijo al hombre:

—Señor, ¿sería mucho pedirle que pasáramos frente a mi casa?

El hombre sonrió. Creía saber lo que el muchacho quería. Seguramente deseaba mostrarles a sus vecinos que podía llegar a su casa en un gran automóvil. Pero, de nuevo, el hombre estaba equivocado.

—¿Se puede detener donde están esos dos escalones?

El niño subió corriendo, y al rato el hombre oyó que regresaba, pero no tan rápido como había salido. Era que traía a su hermanito lisiado. Tan pronto como lo acomodó en el primer escalón, le señaló el automóvil.

—¿Lo ves? Allí está, tal como te lo dije, allí arriba. Su hermano se lo dio como regalo de Navidad, y a él no le costó ni un centavo. Algún día yo te voy a regalar uno igualito... Entonces podrás ver tú mismo todas las cosas bonitas que hay en los escaparates de Navidad, de las que he estado tratando de contarte.

El hombre se bajó del auto y subió al hermanito enfermo al asiento delantero. El hermano mayor, con los ojos radiantes, subió detrás de él, y los tres comenzaron a dar un paseo navideño inolvidable.

Esa Nochebuena, aquel hombre comprendió el verdadero significado de las palabras del apóstol Pablo, que a su vez recordaba las palabras de nuestro Señor Jesucristo: «Ahora los encomiendo a Dios y al mensaje de su gracia, mensaje que tiene poder para edificarlos y darles herencia entre todos los santificados. No he codiciado ni la plata ni el oro ni la ropa de nadie. Ustedes mismos saben bien que estas manos se han ocupado de mis propias necesidades y de las de mis compañeros. Con mi ejemplo les he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir."

hch 20:32-35

Carlos Rey

viernes, 25 de diciembre de 2009

LA PALABRA : NAVIDAD

Un profesor de psicología le dio a sus estudiantes un examen de asociación de palabras.
Les dijo que escribieran lo primero que les viniera a la mente tan pronto como él dijera cada palabra. Por ejemplo, si decía «conversación», podían escribir «teléfono» o «diálogo».
Una de las palabras de ese día causó diversas reacciones y asociaciones sumamente interesantes. La palabra era «Navidad».
Estas fueron algunas de las palabras que asociaron con la Navidad: cohetes, fiesta, lechón asado, baile, licor, regalos, árbol y luces. Entre todas las asociaciones no hubo ninguna referencia a Jesucristo, ni siquiera a su nacimiento.
La verdad es que muy poco de lo que hacemos hoy día se asocia con lo espiritual. Muy pocas de nuestras actividades tienen alguna relación con lo divino.
Muy pocos de nuestros pensamientos abordan lo religioso.
Hablamos con vehemencia en contra del materialismo.
Nos sorprendemos cuando alguien afirma que es ateo.
Nos enojamos cuando alguna persona ridiculiza las cosas religiosas. Sin embargo, guardamos muy poca relación con lo espiritual. Claro que de cuando en cuando vamos a la iglesia, quizás una vez al mes o hasta una vez a la semana. Pero muchas veces lo hacemos para salir de una exigencia social.
Desde luego que buscamos a Dios en los momentos de tragedia, pero esto también viene a ser un acto de último recurso, cuando no nos queda otra esperanza en la vida. Mientras tenemos buena salud y disfrutamos de popularidad, mientras nuestros amigos nos acogen y todo nos va bien, no buscamos seriamente a Dios.
Así que aquellas asociaciones con la palabra «Navidad» revelan algo que se expresa en todas las facetas de nuestra vida.
Si aquel profesor les hubiera dicho la palabra que pusimos como ejemplo, «conversación», habría escogido una de las palabras que más debiéramos asociar con la Navidad. Porque a los ojos de Dios, lejos de representar cohetes, fiestas, lechón asado, baile, licor, regalos, árbol y luces, la Navidad fue el principio de un nuevo diálogo que entabló Él con nosotros.
Esa primera Nochebuena, Dios el Padre, mediante el nacimiento de su Hijo Jesucristo, reparó la línea de comunicación con nosotros que se había cortado a fin de que pudiéramos restablecer con Él la comunión que habíamos perdido. De modo que ahora todos podemos tener comunión íntima y constante con Dios.
Él está esperando que respondamos a la llamada celestial que nos hizo por medio de su Hijo. Pues es mediante esa conversación que restablecemos la conexión y mostramos que comprendemos el verdadero sentido de la Navidad.
Carlos Rey.
www.conciencia.net
Este día es una oportunidad para reflexionar sobre el más grande amor demostrado hacia la humanidad. El amor eterno de Dios.
“De tal manera amó Dios a este mundo, que envió a su único Hijo, Jesucristo, para que todo aquel que en él crea no se pierda, más tenga vida eterna” Juan 3:16.

UN REGALO DE LO MAS EXPLEDIDO

Lectura: Miqueas 5:2-6.
"Por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos" 2 Corintios 8:9
Tengo un viejo pedazo de yeso en mi escritorio que proviene del antiguo sitio del Herodium en la tierra de Israel. Me recuerda la humildad de nuestro Señor Jesús.
El Herodium era una espléndida residencia que servía de palacio de verano al rey Herodes, una suntuosa villa con opulentos apartamentos amueblados para la familia real y sus invitados. Presumía de un baño romano con pozas de agua caliente y frías, rodeadas por jardines con columnatas.
Se dice que Herodes construyó su palacio para conmemorar una victoria en batalla, pero, conociendo la ambición egoísta de este rey, es posible que tuviera otro propósito en mente. Algunos han conjeturado que, a pesar de haber inquirido de los escribas (Mateo 2:4-6), Herodes sabía acerca de la predicción de Miqueas de que el Mesías de Israel nacería en Belén. Puede que haya querido que el Rey de Israel naciera en su palacio.
Sin embargo, el plan del Padre era que nuestro Señor no naciera en un castillo sino en una cueva. Fue en un humilde pesebre donde nació el pequeño Señor Jesús.
Esta es la gracia de nuestro Señor Jesucristo. «Por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos» (2 Corintios 8:9). Este es el regalo de la espléndida salvación —de todos los regalos, el más grande que tú y yo jamás recibiremos.
La bondad y el amor de Dios se encarnaron en Belén.

jueves, 24 de diciembre de 2009

EL MEJOR REGALO

Carlitos estaba sentado mirando la pequeña montaña de regalos que estaban cerca de la chimenea. Su madre entró y le dijo: En que piensas Carlitos?
Carlitos dijo…estaba pensando en cual de estos será el mejor regalo.
Carlitos- respondió su madre- el valor de los regalos no se mide ni por el tamaño, ni por el color, el precio o la simple envoltura, ni siquiera por la utilidad del mismo. El valor de un regalo se mide por el corazón.
Por el corazón, mami? Los regalos no tienen corazón.
Carlitos, los regalos si tienen corazón.
No mamí…mira-tomando un regalo lo puso en el oido y dijo- Mira mami, no se escuchan latidos.
Oh Carlitos. Los regalos si tienen corazón. Es el corazón de quién lo da, que se extiende hasta el regalo mismo. Cuando alguien te da un regalo, solo por compromiso o con motivaciones erradas, ese regalo llega a ti sin corazón. pero, cuando alguién te da un regalo con todo su corazón, ese palpitar viene al regalo y ese es el verdadero valor del mismo.
Carlitos sonrió y dijo: Uhhh, entonces tengo que volver a hacer otro regalo, porque el regalo que tengo para Rosita, no tiene corazón.
La madre sonrió y le dijo: Mirá, nunca un ser humano ha recibido un regalo de más valor que el regalo que Dios nos dió. Nos dió a su único hijo y nos lo dió con todo su corazón, para que tu ahora tuvieras tu corazón vivo y vibrante.
De verdad? preguntó Carlitos.Seguro hijo. Por eso tienes que amar ese regalo con todo tu corazón, porque ese regalo trae el corazón de Dios. Vive con ese regalo y para ese regalo.
Si mamí-dijo Carlitos- Lo haré y salió corriendo para jugar con Rosita.
Has visto a Jesús como el más grande regalo para tu vida?
Vives para él y por él?
Este es un buen día para entender el corazón de Dios y tener el mejor regalo.
Por tanto, el Señor mismo os dará una señal: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel. Isa 7:14
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El. Juan 3:16,17

NAVIDAD EN TOKIO

Lectura: Hechos 17:22-34.
"Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio" Hechos 17:23
La Nochebuena del 2003, el célebre pintor Makoto Fujimura se reunió con otros artistas para una fiesta en el Museo Sato en Tokio. Muchos habían donado sus obras para una exhibición de beneficencia y recaudar fondos para los niños en Afganistán. Después de la cena, el Sr. Fujimura, un apasionado cristiano que vive en Nueva York, compartió algunas palabras acerca del verdadero significado de la Navidad y la oportunidad que ellos tenían como artistas de crear obras para ayudar a traer esperanza al mundo.
Al reflexionar en dicho evento, Fujimura escribió: «Esa noche en Tokio, estaba convencido de que Jesús se había invitado a Sí mismo para estar entre creadores de arte que puede que ni siquiera conozcan Su nombre. Sospecho que algunos de estos artistas ya han percibido Su presencia en sus estudios mientras trabajan para crear paz por medio de sus pinturas. Todos los regalos de creatividad, como los de los reyes magos [la estrella], apuntan directamente a un establo en Belén».
Pablo escribió que Dios está obrando entre personas de todas las naciones «para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos» (Hechos 17:27-28).
Debemos estar alertas a la presencia del Señor donde menos esperemos verle. Puede que Jesús se invite a Sí mismo a cualquier fiesta de Navidad. Después de todo, es Su cumpleaños.
Esta Navidad, mantente alerta a la obra y la presencia de Jesús.