Con profunda desesperación, Laubach se llevó a su perro Tip a la cima de la colina Sgnal, desde donde se podía ver completamente el Lago Lanao. El escribió lo siguiente:
Tip tenía su nariz bajo mi brazo y trataba de lamer las lágrimas de mis mejillas. Mis labios se comenzaron a mover y me dio la impresión de que Dios hablaba.
“Hijo mío has fracasado porque en realidad no amas a los maranaos. Te sientes superior a ellos porque eres blanco. Si solo olvidaras que eres norteamericano y pensaras solamente en cuánto los amo, ellos responderían”
Al atardecer le contesté: “Dios, no sé si me hablaste a través de mis labios, pero si así fue, es cierto. Todos mis planes se han hecho trizas. Sácame de mi mismo y ven, toma posesión de mi y piensa tus pensamientos en mi mente. Allí comenzó su experiencia espiritual notable del siglo veinte.
La extraordinaria práctica de Laubach de concentrarse en Cristo, lo condujo a convertirse en el defensor más influyente de la alfabetización, viajando a más de ciento tres países para dirigir un programa de alfabetización a nivel mundial. Fue el fundador de la Cruzada de Alfabetización Mundial, que todavía opera. Desarrolló el programa “Cada quien enseñe a uno”, se convirtió en un influyente consejero en política exterior para los presidentes estadounidenses durante los años siguientes a la Segunda Guerra Mundial.
Frank entendió que hay un punto de identificación con el pueblo al que amó y a quién quiero servir. Mirando a Jesús , él entendió el punto de identificación y lo logró.
¿Te estás identificando con aquellos a quienes quieres amar y servir?
Fue autor de libros que enseñaban a concentrarse en Cristo.
“El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” Juan 1:1.