martes, 13 de octubre de 2009

NUNCA DIGAS NUNCA

Su resolución de Año Nuevo fue nunca decir nunca. Janet Kirkman no quería casarse, tener hijos, trabajar con computadoras ni vivir en California. Pero sí se casó, tiene dos hijos maravillosos, trabajó para un gigante de las computadoras y vivió en California. Dios cambió casi todos los «nuncas» que había planeado.
Esa resolución nos recuerda que los planes de Dios pueden ser muy distintos a los nuestros. Pero también nos puede proteger del orgullo y de nuestra vulnerabilidad a la tentación bajo presión.
Cuando Jesús estaba enseñando a sus discípulos lo que era el verdadero servicio lavándoles los pies, Pedro le dijo: «No me lavarás los pies jamás» (Juan 13:8). Pero cuando el Señor le dijo que él no podía tener «parte» con Jesús si no aprendía esa lección, Pedro cambió rápidamente (vv.8-10).
Un poco después, Pedro volvió a tropezar con la palabra nunca. «Respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré» (Mateo 26:33). Ese nunca se derritió pronto en lágrimas amargas de vergüenza y remordimiento (vv.69-75).
Janet recomienda: «¡Cuidado con los nuncas! Los nuncas están orientados al “yo” y Dios está orientado a “Él”. Mantengamos la atención en Dios, que es donde tiene que estar.

LA VIDA SEGUN PLOMADA

Lectura: Salmos 119:9-16.
"En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra Ti" Salmos 119:11
A Charlie Riggs se le ha llamado «el hombre detrás de Billy Graham». Durante casi cuarenta años, Riggs fue el director de consejo y seguimiento en las reuniones evangelísticas del Sr. Graham. En sus clases de capacitación para consejeros, Charlie les enseñó a miles de personas los principios básicos de cómo vivir para Cristo y compartir su fe con los demás.
En la celebración de su cumpleaños número 90, al hablar de Charlie, mencionaron su práctica de toda la vida de memorizar las Escrituras. Su meta no era simplemente conocer la Biblia, sino conocer a Cristo y vivir según Su Palabra.
Charlie seguía las palabras de Salmos 119:9-11: «¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar Tu palabra... En mi corazón he guardado Tus dichos, para no pecar contra Ti». Él comparaba las Escrituras con «plomadas»" para su corazón. Al igual que el peso que sostiene la plomada del constructor recta y nivelada, estos principios divinos nunca cambian, sin importar las circunstancias. Él buscaba regir sus propios pensamientos, sentimientos y comportamiento según la Palabra de Dios, no al revés.
La vida de Charlie Riggs se mantuvo callada y firme detrás del escenario. Su ejemplo nos desafía hoy a guardar la Palabra de Dios en nuestros corazones y dejar que guíe nuestras vidas. Charlie demostró lo que significa vivir según la plomada.
La Biblia. Conócela en tu cabeza, guárdala en tu corazón, muéstrala en tu vida, plántala en el mundo.

lunes, 12 de octubre de 2009

ELIMINACION DE BASURA

Mientras iba en un auto pasé por el lado de un letrero que decía: $100 de multa por tirar basura en la autopista. Al poco tiempo vi otro letrero que decía: Basurero: 1,5 km. Poco después le pasé a un camión de basura que se dirigía a la planta de eliminación.
Se pueden hacer tres cosas con la basura: la puedes recoger, la puedes esparcir o la puedes eliminar. Algunas personas recogen basura; siempre están escuchando algún chisme selecto. Si tan sólo fueran colectores, el problema no sería tan grave. Pero estos colectores muchas veces son como las personas que arrojan basura en las vías públicas e insisten en esparcirla por la autopista de la vida. Gracias a Dios que también están los que la eliminan. Colocan los desperdicios a donde tienen que ir: en «el basurero» del olvido.
Santiago 4:11 nos dice: «No habléis mal los unos de los otros.» Si no puedes decir nada útil, no digas nada. Si escuchas un rumor dañino, colócalo de inmediato en la «bolsa de la basura». Luego ora por la persona sobre la que están hablando, así como por el que te lo dijo. No divulgues el chisme, sino elimínalo en silencio. El chisme muere pronto si no se repite.
Hoy vas a encontrar mucha basura. La puedes recoger, la puedes esparcir, o la puedes eliminar. Pídele a Dios que te ayude a hacer lo que le agrada y lo que sea útil a los demás. –Doctor M. R. De Haan

EL ARTE DE LA GENTE COMUN

Lectura: Mateo 4:18-25.
"No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento" Lucas 5:32
Caravaggio, el pintor italiano del siglo XVI, recibió críticas mordaces en su tiempo por representar a los personajes de la Biblia como personas comunes y corrientes. Sus críticos reflejaban una época en la que sólo se consideraba a los miembros de la realeza y la aristocracia como sujetos apropiados para la «inmortalidad» del arte. El lienzo «San Mateo y el ángel» que le encomendaron a Caravaggio ofendió tanto a los líderes de la iglesia que tuvo que volverse a pintar. No podían aceptar ver a Mateo con las facciones físicas de un obrero cotidiano.
Según un biógrafo, lo que los padres de la iglesia no entendieron fue que «Caravaggio, al elevar a esta figura humilde, estaba imitando a Cristo, ya que Él mismo había sacado a Mateo de la calle».
Caravaggio tenía razón acerca de los personajes de la Biblia. Jesús mismo creció en el hogar de un obrero. Cuando llegó Su momento de entrar en la vida pública, fue un hombre curtido por los elementos del desierto, llamado Juan el Bautista, quien Le anunció. Sus discípulos fueron pescadores y gente común.
Jesús vivió, amó y murió por los ricos también. Pero al hacerse amigo de los que habían sido poseídos por demonios, los leprosos, los pescadores e incluso los despreciados publicanos, el Maestro de Nazaret mostró que nadie es demasiado pobre, demasiado pecaminoso o demasiado insignificante para ser Su amigo.
Jesús te quiere a ti como amigo.

sábado, 10 de octubre de 2009

EL MURIO POR MI

William y Mary Tanner estaban cruzando los rieles del ferrocarril cuando sucedió. El pie de Mary resbaló y se encajó entre el riel y el cruce para peatones de madera. Ella trató frenéticamente de sacar el pie al tiempo que empezó a escuchar el ruido de un tren que se aproximaba. Sólo quedaban segundos, pues el expreso venía a toda prisa hacia ella por una curva. Will Tanner le haló el pie desesperadamente tratando de liberarla.

Cuando el tren se acercó más, y el silbido sonó a todo volumen, y los frenos chirriaron, Will la tomó en sus brazos. Mientras la gente se estremecía horrorizada, el tren les pasó por encima. Un testigo dijo que justo antes de que la máquina los golpeara escuchó al valiente hombre gritar: «¡Me voy a quedar contigo Mary!» ¡Ese sí que es un gran amor!

Esta historia me recuerda a nuestro Salvador, el cual nos amó con un amor que puede salvarnos (Juan 3:16). La muerte se precipitó sobre Él mientras pendía en la cruz y asumió la pena completa que nosotros merecíamos. Escuchó a personas gritarle que se salvara a Sí mismo y que bajara de la cruz (Mateo 27:40). Pero para salvar a los demás, Cristo optó por no salvarse a Sí mismo (v.42).

Con amor divino y sacrificatorio, Jesús rehusó salvar su propia vida. Murió para poder perdonar nuestros pecados. Nuestro Salvador se quedó en la cruz: por ti y por mí. –Doctor M. R. De Haan

UN PUÑADO DE ESPINAS

Lectura: Salmos 105:1-5.
"Alaben la misericordia de Jehová, y sus maravillas para con los hijos de los hombres" Salmos 107:21
Jeremy Taylor fue un clérigo inglés del siglo XVII que sufrió una severa persecución por causa de su fe. Pero, aunque su casa fue saqueada, su familia fue dejada en la miseria y sus propiedades fueron confiscadas, él siguió contando las bendiciones que no podía perder.
Escribió: «No me han quitado mi alegre semblante, mi espíritu gozoso ni mi buena conciencia; todavía me han dejado con la providencia de Dios y todas Sus promesas... mis esperanzas del cielo y mi caridad para con ellos también y todavía duermo y digiero, como y bebo, leo y medito. Y todo aquel que tiene tantas causas para el gozo, y gozo tan grande, jamás debe optar por sentarse sobre su puñadito de espinas».
Aunque puede que seamos afligidos con las dolorosas dificultades que Jeremy Taylor tuvo que sobrellevar, todos enfrentamos pruebas y tribulaciones. ¿Estamos refunfuñando? ¿O nos negamos a dejar que nuestro «puñadito de espinas», nuestros problemas, oscurezcan la abrumadora abundancia de nuestras bendiciones?
Cuando sintamos ganas de quejarnos, recordemos la fidelidad de Dios y «alab[emos] a Jehová, invo[quemos] Su nombre; d[emos] a conocer Sus obras en los pueblos... Acor[démonos] de las maravillas que Él ha hecho» (Salmos 105:1,5).
Pasa tu vida contando tus bendiciones, no ventilando tus quejas.