jueves, 17 de septiembre de 2009
LECCION DE UNA ABEJA
Hace años puse un panal de abejas para alimentar a algunas de ellas que tenían una colmena a poca distancia. Para comenzar el proceso capturé una abeja en un vaso, la coloqué sobre el panal, y esperé hasta que la abeja descubriera el tesoro. Cuando estuvo llena y satisfecha, voló directamente a la colmena. Después de un momento, la abeja regresó con una docena de abejas más. Éstas, a su vez, trajeron muchas más, hasta que finalmente un enjambre de abejas cubrió el panal. Al poco tiempo habían transportado toda la miel a la colmena.
¡Qué lección para nosotros! ¿Estamos hablándoles a los demás de Aquel a quien encontramos? Cristo nos ha encargado la proclamación de las «buenas nuevas». ¿Debemos nosotros, los que hemos encontrado miel en la Roca –Jesucristo– ser menos considerados con los demás que las abejas?
¡Qué lección para nosotros! ¿Estamos hablándoles a los demás de Aquel a quien encontramos? Cristo nos ha encargado la proclamación de las «buenas nuevas». ¿Debemos nosotros, los que hemos encontrado miel en la Roca –Jesucristo– ser menos considerados con los demás que las abejas?
Los cuatro leprosos que se sentaron fuera de la puerta de Samaria, después que encontraron comida en las tiendas de los sirios que habían huido por la noche, comunicaron las buenas nuevas. Se dijeron unos a otros: «No estamos haciendo bien. Hoy es día de buenas nuevas, pero nosotros estamos callados. . . . Vamos pues, ahora, y entremos a dar la noticia a la casa del rey» (2 Reyes 7:9).
Salmo 107:2Díganlo los redimidos del Señor. . . .EL ESTA ALLI TODO EL TIEMPO
Lectura: Isaías 45:18-25.
“No dije…: En vano Me buscáis” Isaías 45:19
Nunca olvidaré una frustrante experiencia cuando fui a la estación Union Station de Chicago temprano una mañana para recoger a una pariente anciana que había viajado en tren. Cuando llegué al lugar, ella no estaba donde yo creía que estaría. Cada vez más angustiado registré todo el lugar -en vano. Pensando que ella había perdido su tren, estaba a punto de irme cuando eché un vistazo por el pasillo hacia el área del equipaje. Allí estaba ella, con el equipaje a sus pies, esperando pacientemente a que yo llegara. Había estado allí todo el tiempo. Y, para mi pesar, estaba justo donde se suponía que debía estar.
Así sucede con Dios. Él está allí, esperándonos pacientemente. Él nos tranquiliza asegurándonos, «no dije…:En vano Me buscáis» (Isaías 45:19). ¿Por qué, entonces, a menudo tenemos problemas para encontrarle? Probablemente porque estamos buscando en todos los lugares equivocados.
Le encontrarás justo donde se supone que deba estar: en Su Palabra, en la oración y en la voz del Espíritu Santo que vive dentro de ti. El Dios que dice «buscad, y hallaréis» (Mateo 7:7) también promete que «es galardonador de los que Le buscan» (Hebreos 11:6). Así que puedes regocijarte en que Dios está justo donde se supone que debe estar y en que está esperándote en este mismo momento.
¿Has estado buscando a Dios en todos los lugares equivocados?
“No dije…: En vano Me buscáis” Isaías 45:19
Nunca olvidaré una frustrante experiencia cuando fui a la estación Union Station de Chicago temprano una mañana para recoger a una pariente anciana que había viajado en tren. Cuando llegué al lugar, ella no estaba donde yo creía que estaría. Cada vez más angustiado registré todo el lugar -en vano. Pensando que ella había perdido su tren, estaba a punto de irme cuando eché un vistazo por el pasillo hacia el área del equipaje. Allí estaba ella, con el equipaje a sus pies, esperando pacientemente a que yo llegara. Había estado allí todo el tiempo. Y, para mi pesar, estaba justo donde se suponía que debía estar.
Así sucede con Dios. Él está allí, esperándonos pacientemente. Él nos tranquiliza asegurándonos, «no dije…:En vano Me buscáis» (Isaías 45:19). ¿Por qué, entonces, a menudo tenemos problemas para encontrarle? Probablemente porque estamos buscando en todos los lugares equivocados.
Le encontrarás justo donde se supone que deba estar: en Su Palabra, en la oración y en la voz del Espíritu Santo que vive dentro de ti. El Dios que dice «buscad, y hallaréis» (Mateo 7:7) también promete que «es galardonador de los que Le buscan» (Hebreos 11:6). Así que puedes regocijarte en que Dios está justo donde se supone que debe estar y en que está esperándote en este mismo momento.
¿Has estado buscando a Dios en todos los lugares equivocados?
miércoles, 16 de septiembre de 2009
DIOS DIJO ESO
Cuando mi nieto Jacob, de 8 años de edad, me visitó en el hospital, diseñó su propia tarjeta para desearme recuperación. Era un papel tieso y blanco, tamaño 81/2 x 11 pulgadas, doblado por la mitad. En el frente escribió: “Espero que pronto te sientas bien.” Por dentro, en grandes letras de molde, había este mensaje:
Estaré contigo adondequiera que vayas.
No había pasaje bíblico de referencia, por lo que Jacob agregó estas palabras: “Dios dijo eso.” Él quería estar seguro de que yo no esperaba que él estuviera a mi lado durante toda mi estancia en el hospital.
Esa nota adicional comunicó una verdad no intencionada y más profunda que produjo una sonrisa en mi rostro y trajo consuelo a mi corazón. El hospital puede ser un lugar solitario. Es un mundo de caras no conocidas, procedimientos médicos que se hacen por primera vez y diagnósticos inciertos. Pero es justo en ese marco adonde Dios puede aquietar un corazón ansioso y dar la seguridad de que Él irá con nosotros por todos los pasillos, todas las puertas nuevas, hacia cualquier futuro desconocido. . . sí, incluso por “el valle de la sombra de muerte” (Salmo 23:4).
Tal vez hayas tenido un revés o hayas sufrido una pérdida inesperada. Tu futuro es desconocido. Al confiar en Jesús como Salvador y Señor puedes estar seguro de esto: Él irá contigo adondequiera que vayas. Lo puedes creer. Dios dijo eso.
. . . tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento. –Salmo 23:4.Estaré contigo adondequiera que vayas.
No había pasaje bíblico de referencia, por lo que Jacob agregó estas palabras: “Dios dijo eso.” Él quería estar seguro de que yo no esperaba que él estuviera a mi lado durante toda mi estancia en el hospital.
Esa nota adicional comunicó una verdad no intencionada y más profunda que produjo una sonrisa en mi rostro y trajo consuelo a mi corazón. El hospital puede ser un lugar solitario. Es un mundo de caras no conocidas, procedimientos médicos que se hacen por primera vez y diagnósticos inciertos. Pero es justo en ese marco adonde Dios puede aquietar un corazón ansioso y dar la seguridad de que Él irá con nosotros por todos los pasillos, todas las puertas nuevas, hacia cualquier futuro desconocido. . . sí, incluso por “el valle de la sombra de muerte” (Salmo 23:4).
Tal vez hayas tenido un revés o hayas sufrido una pérdida inesperada. Tu futuro es desconocido. Al confiar en Jesús como Salvador y Señor puedes estar seguro de esto: Él irá contigo adondequiera que vayas. Lo puedes creer. Dios dijo eso.
. . . no temas ni desmayes, porque el Señor tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. –Josué 1:9
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