jueves, 3 de septiembre de 2009

EFESIOS, 2:10

JEREMIAS, 6:16

FE QUE MUEVE MONTAÑAS

Una pequeña congregación en las faldas de las Montañas “Great Smokies” construyó un Nuevo santuario en un lote de terreno donado por un miembro de la iglesia. Diez días antes de que la nueva iglesia fuese inaugurada, el inspector municipal de la localidad le informó al pastor que la playa de estacionamientos no era lo suficientemente grande para el tamaño del edificio. Hasta que la iglesia doblase el tamaño de la playa de estacionamientos, no podrían utilizar el nuevo santuario.
Desafortunadamente, la iglesia con la playa de insuficiente tamaño había usado cada pulgada de su terreno excepto por la montaña contra la que había sido construida. Para poder construir más estacionamientos, tendrían que sacar la montaña fuera de su patio trasero. Sin amilanarse, el pastor anunció el siguiente domingo en la mañana que se reuniría esa noche con todos los miembros que tuviesen una “fe que mueve montañas”. Ellos celebrarían una sesión de oración pidiéndole a Dios que removiese la montañan de su patio trasero y que de alguna manera proveyese suficiente dinero para pavimentarlo y pintarlo antes de la fecha del culto de inauguración la semana siguiente.
En el tiempo señalado, 24 de los 300 miembros de la congregación se reunión para orar. Oraron por casi tres horas. A las diez de la noche, el pastor pronunció el “amén” final. “Celebraremosel culto de inauguración el próximo domingo tal y como está programado”, les aseguró a todos. “Dios nunca nos ha fallado antes y estoy seguro de que será fiel en esta ocasión también”.
A la siguiente mañana mientras trabajaba en su estudio, oyó un fuerte golpeteo en su puerta. Cuando gritó “entre”, un capataz de aspecto rudo apareció, quitándose el casco al entrar. “Perdóneme, Reverendo. Soy de la Compañía de Construcción Acme del condado aledaño. Estamos construyendo un enorme centro comercial allá y necesitamos algo de tierra para relleno. ¿Podría usted vendernos un pedazo de esa montaña detrás de su iglesia? Le pagaremos por la tierra que removamos y le pavimentaremos el área desocupada a costo nuestro, si la podemos tener de una vez.
No podemos hacer nada más hasta que rellenemos con tierra y le permitamos asentarse”.
Aquella pequeña iglesia fue dedicada el siguiente domingo de acuerdo al plan original y ¡hubo muchísimos más miembros con “fe que mueve montañas” en el domingo inaugural que los que había habido la semana anterior!
¿Nos hubiéramos nosotros presentado para aquella reunión de oración? Alguna gente dice que la fe viene de los milagros. ¡Pero otros saben que los milagros vienen por la fe!
–¡Mujer, qué grande es tu fe! –contestó Jesús–. Que se cumpla lo que quieres. Y desde ese mismo momento quedó sana su hija. Mateo 15:28
Porque ustedes tienen tan poca fe –les respondió–. Les aseguro que si tienen fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrán decirle a esta montaña: ‘Trasládate de aquí para allá. Mateo 17:20
Les aseguro que si tienen fe y no dudan –les respondió Jesús–, no sólo harán lo que he hecho con la higuera, sino que podrán decirle a este monte: ‘¡Quítate de ahí y tírate al mar! Mateo 21:21

EL LABORATORIO DE LA VIGA

Lectura: Hageo 1:2-7.
“Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos” Hageo 1:7
En agosto de 1992, el huracán Andrew azotó la masa continental de los Estados Unidos. Mientras los habitantes trataban de lidiar con la destrucción, los científicos convirtieron a Florida en un enorme laboratorio. Equipos de investigadores llegaron al estado para medir el impacto de la tormenta sobre todo, desde los materiales de construcción hasta los peces tropicales. Los psicólogos analizaron la influencia del huracán sobre los niños. Los geógrafos trazaron mapas de las embarcaciones hundidas. Los científicos marinos catalogaron los daños hechos a los arrecifes, las algas y los mangles. Los criminólogos estudiaron la especulación de precios y la ruptura del orden social.
Los profetas de la Biblia hacían una evaluación similar después de los desastres espirituales. Documentaban los efectos personales, sociales y ambientales que se daban como consecuencia de haberse alejado del único Dios verdadero (Isaías 1:1-9; Hageo 1:2-7).
En el nombre de un Dios amoroso, Hageo instó a sus vecinos a prestar cuidadosa atención a lo que había sucedido. Hizo notar la prioridad que le estaban dando a sus propias comodidades y quería que observaran cuán insatisfechos y vacíos seguían sintiéndose.
Si a Dios no Le importara, no nos pediría que consideráramos el tiempo y el esfuerzo que dedicamos a obtener rendimientos cada vez menores. Si no nos amara, no nos recordaría todo lo que nos ha dado. Dios ve lo que nos ha sucedido y sabe cuánto necesitamos centrarnos en Él hoy.
Cuando Cristo es el centro de tus intereses, tu vida está centrada.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

HOY.DESEO QUE MIS OJOS SE ABRAN

“Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús se acercó, y caminaba con ellos. Más los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen. Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; más él se desapareció de su vista” Lucas 24: 15,16,30 y 31.
Estoy propenso hoy a perder en un momento mi sentido espiritual, ignorando las cosas grandes que Dios hace por mí. Puedo ser llevado como ciego por el sendero de la confusión diaria.
No darme cuenta de que las maravillas espirituales tales como las presencia de Dios y las esfera celestial no están lejos de mí….sino que caminan conmigo. Cuando los dos discípulos reconocieron a Jesús después de caminar con él camino a Emmaus, ellos solo estaban mirando lo que estuvo con ellos todo el tiempo. Ellos hablaron con él.
Él les preguntó…. él les enseñó por las Escrituras y les animó, sin embargo no lo entendieron hasta que el partió el pan..y cuando abrieron sus ojos….ya él no estaba con ellos.
Qué sintieron ellos? Sin duda, tristeza, dolor y molestia al no ver quien estaba con ellos desde el principio.
Cuanto del cielo yo puedo perder si hoy mantengo mis ojos puestos en el desánimo, la duda, el aburrimiento y en el desierto oscuro de la incredulidad.
Hoy necesito orar como Eliseo lo hizo por su siervo cuando dijo: “Te pido Señor que abras los ojos a éste joven, para que pueda ver”. Luego de la oración de Elías, el siervo miró espiritualmente y vio los fuerzas resplandecientes de Dios que estaban alrededor de las colinas.
Hoy, necesito mirar espiritualmente, porque si miró lógicamente, carnalmente, suspicazmente o naturalmente yo puedo perder de vista la presencia de Jesús y las realidades celestiales.
Hoy, necesito mirar con mucha expectactiva las realidades espirituales. Los grandes héroes de Dios siempre vivieron en dos mundos.
Ellos vieron el mundo material , pero tuvieron ojos para ver lo espiritual y cuando lo contemplaron lo trasmitieron a otros, porque ellos supieron vivir en la escena espiritual sin salir de la esfera terrenal.
Job cuando entendió esta verdad puso de decir con firmeza: “De oídas te había oído, pero ahora mis ojos te ven, por lo tanto me retracto y me arrepiento en polvo y en ceniza” Job 42:5-6.
Señor: Muchas veces me encuentro en un círculo vicioso. Pierdo de vista lo espiritual, porque mi fe parece desvanecerse, cuando mis ojos se concentran solo en lo visible.
A veces voy camino a Emmaus, lamentándome, quejándome, entristeciéndome y protestando, mientras a mi lado tu vas preguntándome…Porque estás triste y que es esto que hablas?. Y ni siquiera escucho tus palabras.
Quiero hoy que abras mis ojos para ver tu hermosa presencia. Amén

EL HOMBRE MARIPOSA

La Internet es uno de los más extraordinarios inventos de nuestro tiempo. Es asombroso que con unos cuantos tecleados puedas averiguar la dirección del tío Frank en Schenectady, Nueva York, o la receta de un pescado brasileño, o las estadísticas de tu atleta favorito.
Claro, la Internet también abre todo un mundo de opciones pecaminosas. Es por eso que muchos proveedores de Internet ofrecen un servicio para proteger la computadora de una familia de sitios que promueven la inmoralidad. Una compañía usó un hombre de aspecto chistoso vestido de mariposa para representar el servicio, y en un anuncio se vio protegiendo a los niños de varias actividades inmorales.
Los cristianos ya tienen un recurso similar, y no nos cuesta nada mensualmente. No es el hombre mariposa, sino el Espíritu Santo que mora en el corazón de cada creyente. Cuando buscamos guía en la Palabra de Dios y oramos, Él nos capacita para detectar y filtrar lo inmoral. Él nos puede ayudar a no ir adonde no tenemos que ir, a no hacer ni decir lo que no debemos.
El mundo, igual que la Internet, tiene mucho que tenemos que evitar. Si procuramos diariamente “andar en el Espíritu”, apoyándonos en su sabiduría y poder, podemos permanecer limpios. –Dave Branon
Digo, pues: Andad por el Espíritu, y no cumpliréis el deseo de la carne. –Gálatas 5:16.

PASALO

Lectura: Deuteronomio 4:5-10.
“Por tanto, guárdate,… para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto,… antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos” Deuteronomio 4:9
Un día, cuando mi esposa estaba cuidando a nuestra nieta, compartió con ella un viejo y muy conocido amigo. Con Eliana en sus brazos, Sue cogió un libro muy desgastado, el cual le habíamos leído a nuestra hija cuando ella era una niñita. Se llama The Bible in Pictures for Little Eyes (La Biblia en cuadros para los ojos de los pequeñitos), un ingrediente básico en nuestros esfuerzos por compartir la verdad de Dios con nuestros hijos.
Así que ahora es el turno de Eliana de comenzar a aprender acerca de la creación de Dios, Su bondad, Su plan y Su salvación. Es el momento para contarle lo que hemos visto y experimentado en nuestro caminar de fe. Tal y como lo dice Deuteronomio 4:9, «enseñarás [los estatutos de Dios] a tus hijos, y a los hijos de tus hijos».
En los días de Deuteronomio, el pueblo recibía un regalo de Dios, «los estatutos y decretos» (v. 1), que les permitían vivir apropiadamente en la tierra de la promesa de Dios. Junto con esas leyes venía una exhortación para que el pueblo compartiera con sus descendientes las lecciones que Dios les había enseñado en el camino. Se les decía «no te olvides de las cosas que tus ojos han visto» (v. 9) y que enseñaran las palabras de Dios a sus hijos y nietos.
Nosotros tenemos un legado similar que debemos transmitir a la próxima generación. Como seguidores de Cristo, tomamos este mandato como una de nuestras mayores responsabilidades. Pásalo.
Si los hijos han de encontrar su camino hacia Dios, es nuestro deber señalárselo.